Versión estenográfica del mensaje del senador Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, en la develación de la inscripción: Universidad Nacional Autónoma de México “Por mi raza hablará el espíritu”.
Ciudadana Presidenta.
Ciudadano Rector. Bienvenido.
Ciudadanos maestros, maestras.
Personal académico.
Directores.
Consejo.
Universitarios.
Sean bienvenidos todos.
En el inicio de la organización del evento, les puedo asegurar que muchos senadores y senadoras querían tomar la palabra en esta Ceremonia.
Por razones obvias, un porcentaje muy importante de legisladores es egresado de la UNAM, de nuestra Máxima Casa de Estudios.
A partir de hoy queda inscrito, en el Muro de Honor de esta Casa del Federalismo, el reconocimiento a nuestra Máxima Casa de Estudios, la UNAM: “Por mi raza hablará mi espíritu”.
En efecto, fueron varias las iniciativas, como aquí se ha señalado, quienes propusimos que llevase en este Muro esta inscripción.
Aunque hay que reconocer que tuvo que pasar un periodo largo, 114 años, para que la UNAM estuviera ahora aquí en el Senado Mexicano.
La UNAM ha contribuido a la grandeza de México, ha sido un semillero de ideas, donde se ha gestionado una serie de propuestas y movimientos que generaron un impacto fundamental en nuestra Nación.
Yo soy de los que piensa que la UNAM ha contribuido a la formación de personas imbuidas de nacionalismo, patriotismo, amor a su país.
Y también ha contribuido, desde mi punto de vista poco explorado, a promover la discriminación positiva, es decir, hemos accedido a la educación quienes en el pasado o en otras circunstancias no hubiésemos podido hacerlo por la falta de recursos económicos.
Por eso, esta institución ha mantenido, a través de su historia, autonomía, independencia, carácter.
Cuando triunfa la Independencia de la India, yo le atribuyo uno de sus grandes avances en la Constitución del 50, del siglo pasado, haber plasmado esta figura denominada discriminación positiva, donde se establecían cuotas obligatorias para las castas más pobres de esa nación, no sólo en la Universidad, sino en el gobierno y también en el empleo público y en los cargos electorales.
Ahora en la Universidad se sigue practicando, cultivando la diversidad, la pluralidad, las ideas.
Cuenta nuestra institución con una comunidad académica notable, conformada por estudiantes brillantes que se preparan para un futuro más promisorio.
Una planta docente única en el mundo, grandes maestros y maestras que dan prestigio en todas las ramas del saber: la historia, la ciencia, la filosofía, la medicina, el derecho. En todas hay una calidad académica única.
Por eso, quiero expresarles mi reconocimiento a los rectores presentes, que han tenido responsabilidad en algún momento de su historia.
Deseo, como universitario y como académico, expresar mi felicitación, mi satisfacción, porque la UNAM ha formado a grandes líderes sociales, filósofos, políticos, historiadores. Hoy mismo lo resalto, lo subrayo con toda energía y convicción.
México, por mandato popular, con una votación única en su historia, tendrá la primera mujer presidenta después de 200 años del México independiente.
Y lo más importante, es una mujer científica, egresada de la UNAM, a quien yo le auguro al país conciliación, mesura, trabajo, amor a su país.
Es una mujer inteligente, bien estructurada, formada académicamente, que a mí me parece que estamos en un buen momento de consolidación del régimen político que nos propusimos cambiar.
Por eso, enhorabuena por la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
Por eso, también quiero agradecer la presencia de los rectores: José Sarukhán, Juan Ramón de la Fuente, próximo secretario de Relaciones Exteriores; doctor José Narro Robles, Enrique Graue, el doctor Enrique Cabrero, presidente de la Junta de Gobierno.
Con todos ellos en algún momento he tenido relación de trabajo en defensa de la Universidad.
A Mario Luis Fuentes, a la doctora Patricia Dolores, a la doctora Rosaura, que también tendrá una responsabilidad como secretaria de Ciencia y Tecnología. A la doctora Annie Pardo, al licenciado Enrique del Val, a la química Bertha Guadalupe Rodríguez, al licenciado Dionisio Meade, compañero de legislatura en algún momento, a Luis Armando González.
Eran los 80’s, y a pesar de que uno quiere alejarse del discurso a uno lo trae siempre la nostalgia.
Yo fui becado por la UNAM y por la Universidad de Zacatecas, en 1982. Raúl Contreras y yo fuimos compañeros, condiscípulos en el 82; grandes maestros tuvimos: Fix Zamudio, Héctor Cuadra, Ignacio Burgoa, Trueba Urbina, Acosta Romero, Jorge Carpizo, María del Refugio González, Floris Margadant.
Una playa de hombres extraordinarios que en los 80 del siglo pasado nos formaron, y a quienes les guardamos y reservamos un lugar especial en nuestra vida.
Sí, soy maestro de la UNAM desde hace años. Por cierto, no cobro, le dije al Rector hace un rato, no cobro por convicción, pero además soy funcionario público y nunca falto a mis clases. Soy maestro frente a grupo.
Sin la UNAM México no existiría, el México actual no existiría. Sin la UNAM la desigualdad y la inequidad, la injusticia se hubieran profundizado. Sin la UNAM tendríamos un México bárbaro. Sin la UNAM la carrera de muchos y muchas de nosotros no habría sido posible, no estaríamos aquí. Sin la UNAM no habría sido posible despertar al ciudadano para formar el México del que gozamos.
Cómo olvidar uno de los episodios más significativos de la historia política de México y de la UNAM: El movimiento estudiantil de 1968, que marcaron un hito en la historia moderna, abrieron los cauces democráticos y permitieron construir este México del que ahora somos parte.
Son bienvenidos todos y todas a la Casa del Federalismo. Me alegra tener tanta inteligencia en esta sala, notable inteligencia, que México los necesita.
Yo estoy seguro que el México de mañana va a ser mucho mejor y los necesitamos a ustedes, a todos y a todas.
Quiero también decirles que estaba leyendo la historia, en días pasados, de la UNAM; 18 millones de personas hemos pasado por las aulas de la UNAM; ¡18 millones!
Aunque los retos son enormes, la admisión, mantener la calidad, la transferencia de tecnologías, las tecnologías de la información, la inteligencia artificial, la robótica, los nuevos sistemas del mundo globalizado, actualizarnos y adaptarnos a lo que representa la innovación en el mundo y del cual México no puede escapar.
Bienvenidos y bienvenidas.
Me alegra compartir con los senadores y senadoras este homenaje, tardío, 114 años después, pero qué bueno que llegó.
Mi respeto y mi reconocimiento a todos y a todas.
¡Goya! ¡Cachún, cachún, ra ra! ¡Goya!