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Versión estenográfica de la ceremonia solemne para la develación, en el Muro de Honor, de la leyenda “Xicohténcatl Axayacatzin, guerrero tlaxcalteca indómito”, realizada en el Salón de Sesiones del Senado de la República.

 

MODERADORA: Buenos días a todas y todos.

 

Iniciamos la Ceremonia Solemne para develar, en el Muro de Honor del Senado de la República, la leyenda: “Xicohténcatl Axayacatzin, guerrero tlaxcalteca indómito”.

 

Tiene el uso de la palabra la senadora Ana Lilia Rivera Rivera, Presidenta de la Mesa Directiva.

 

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Buen día a todas, a todos.

 

Fuimos convocados para la develación en el Muro de Honor de la leyenda “Xicohtécatl Axayacatzin, guerrero tlaxcalteca indómito”.

 

Damos la bienvenida a quienes nos acompañan en el presídium.

 

Me da mucho gusto recibir a la senadora Beatriz Paredes Rangel, de nuestro querido estado de Tlaxcala.

 

Al senador José Antonio Álvarez Lima.

 

A la senadora Minerva Hernández Ramos.

 

A la señora Maribel Pérez Arenas, presidenta municipal de Tlaxcala de Xicohténcatl.

 

A la maestra Citlalli Xochitiotzin Ortega, presidenta de la Fundación Xochitiotzin.

 

Asimismo, nos congratula saludar la presencia de la senadora Claudia Edith Anaya Mota. Gracias, senadora.

 

El maestro Marco Antonio Mena Rodríguez, director general de la Lotería Nacional y exgobernador de nuestro estado.

 

Al doctor Homero Meneses, secretario de Educación Pública del estado de Tlaxcala.

 

Al escultor Tizoc Ramos Hernández, creador de esta extraordinaria obra de arte, el busto de Xicohténcatl.

 

A los integrantes del Comité de Bienes Patrimoniales y cronistas de Tlaxcala.

 

Al licenciado Eduardo Medel, un ciudadano distinguido de Tlaxcala, como todas y todos ustedes.

 

Sean bienvenidas y bienvenidos a esta Ceremonia Solemne del Senado de la República.

 

Así también agradecemos y reconocemos la presencia de distinguidos invitados a este importante evento que engalanan esta ceremonia, de todos los rinconcitos de Tlaxcala.

 

Tenemos frente a nosotros la obra escultórica creada por la mano del escultor Tizoc Ramos Hernández, inspirado en el retrato prosopográfico de Xicohténcatl Axayacatzin.

 

Este busto conmemora al guerrero tlaxcalteca indómito.

 

Reconocemos el talento del escultor Ramos Hernández y agradecemos por compartirlo con el Senado de la República.

 

Como ustedes saben, a lo largo de estas ceremonias hemos honrado a diversos personajes destacados en la historia de nuestro país y también recordando diversos eventos heroicos que han contribuido significativamente a la construcción de nuestra nación.

 

La inscripción en el Muro de Honor del Senado de la República que hoy nos ha reunido es: “Xicohténcatl Axayacatzin, guerrero tlaxcalteca indómito”, la cual se desprende de una iniciativa presentada por una servidora el 29 de noviembre de 2023, la cual se turnó a la Comisión de Cultura para su análisis y dictamen.

 

Entre las consideraciones que la Comisión tomó en cuenta para la elaboración del dictamen, se encuentra la relevancia de Xicohténcatl, símbolo de la autodeterminación de los pueblos y su legado, como un recordatorio de la fuerza y la resistencia de aquellos que defienden sus raíces con inquebrantable convicción.

 

Y, la reivindicación histórica del pueblo tlaxcalteca, a la luz del reconocimiento de la complejidad de su papel y de entender que su colaboración fue motivada por causas multifactoriales, incluidas la supervivencia y la lucha contra la dominación inminente.

 

Xicohténcatl Axayacatzin fue líder y guerrero como pocos, protagonista de la historia patria, artífice y constructor de la nación.

 

Aprobado el dictamen en la Comisión, fue remitido al Pleno, donde el 20 de febrero del 2024 fue aprobado por unanimidad y posteriormente publicado en el Diario Oficial de la Federación el 7 de marzo del año en curso.

 

A continuación, se proyectará un video de la historia de Xicohténcatl Axayacatzin.

 

Solicito al personal técnico proceda, por favor.

 

 

(Proyección de video)

 

 

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Quiero saludar la presencia de nuestra querida compañera, la diputada y senadora electa Yeidckol Polevnsky, que se encuentra aquí con nosotros.

 

Muchas gracias, sea usted bienvenida, señora diputada.

 

Concedemos el uso de la palabra y de la Tribuna a la maestra Citlalli Xochitiotzin Ortega, presidenta de la Fundación Xochitiotzin.

 

MAESTRA CITLALLI XOCHITIOTZIN ORTEGA: Buenos días a todos ustedes.

 

Señoras y señores.

 

Senadores de la República.

 

Líderes de organizaciones civiles y sociales.

 

Paisanos.

 

Ciudadanos amigos:

 

Mi corazón irradia alegría, dicha, júbilo. Mi alma está inmensamente feliz.

 

Senadora Ana Lilia Rivera, presidenta de la Cámara de Senadores: Muchas gracias.

 

Señor Antonio Álvarez Lima, senador, amigo.

 

Mi corazón con ustedes. Nuestro profundo agradecimiento como pueblo de Tlaxcala.

 

Como ciudadanos de este enorme y bello país, de este tiempo maravilloso de contribución, de nuevos paradigmas, de novísimas estructuras trabajadas con el corazón y la libertad.

 

De este sentido colectivo de ser, de la fuerza ineludible del espíritu y del alma que construye los países y las culturas.

 

Es un alto privilegio presenciar históricamente este momento. Es un alto privilegio, también, estar en esta Tribuna en este momento histórico para nuestra Tlaxcala, para nuestra inquebrantable forma de ver el mundo de los pueblos indígenas: La dignidad, el pueblo, la libertad.

 

Hoy es un día glorioso. Se abre lo invisible y se convierte en visible con letras de oro en el brillo de este gran héroe, de este magnífico ejemplo.

 

La voz resonante de cinco siglos, determinados por la expresión del espíritu del joven guerrero Xicohténcatl Axayacatzin. Su actuar poderoso, brioso; su lenguaje de fuerza y comprensión de su responsabilidad como líder de los ejércitos tlaxcaltecas a la llegada de los españoles.

 

Fuerza determinante en la Conquista; momentos de alta responsabilidad que no nubló en su cumplimiento, que no aminoró en su fuerza.

 

Ejecutó, dominó, venció ante su conglomerado, durante las tres batallas gloriosas contra los españoles y en entonces sus aliados, los señores de Cempoala, de Colotlán y otros pueblos.

 

Como señala en el capítulo 63, la historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo:

 

Tlaxcala ya estaba puesta en armas; atentos tenían noticias de su llegada. Cempoala tributaba a Moctezuma. Los tlaxcaltecas dedujeron: Es una avanzada, es una trampa. Los ejércitos se armaron; los ejércitos estaban preparados desde niños, los ejércitos se fundaron en esa gran fuerza.

 

Tres batallas imponentes sostuvieron. Sus brazos, sangrientos, no cedieron ante las navajas. Sus heridas apoltronaron, impresionaron a su enemigo, los intimidaron.

 

Fuerza descrita con enfrentamiento notable, donde el vilo de las imponentes y poderosas presencias de los guerreros tlaxcaltecas, al vilo de las navajas de obsidiana, matan a la yegua de Morón, desintegran el mito del Centauro, desintegran el mito de los dioses que vienen a conquistar.

 

Los españoles pierden, se amedrentan ante su avance, no duermen, están aterrorizados, están agotados, hacen misa, asisten, tienen oraciones entre ellos, se comulgan, estaban desfallecientes.

 

Ese fue el clima descrito por Bernal. En la tercera batalla, revuelta y seguros morirían. Comienza el exterminio. Y en esta revuelta llega una Comisión desde el Senado de Tlaxcala con el fulgor del tercer enfrentamiento y contienen el mazo de esa aniquilación.

 

La delegación de Maxixcatzin, pone pausa al brío del ejército del Señorío de Tizatlán, los hombres garza, los hombres del vuelo.

 

El acuerdo del Senado de los cuatro señores: Citlalpopocatzin, Tlahuexolotzin, Maxixcatzin y el viejo padre Xicohténcatl, es hacer la alianza, es unir sus fuerzas.

 

Sólo la comprensión de los señores del Señorío Tlaxcalteca pudo parar el espíritu inquebrantable de este ejército; ejército de élite, ejército de bravío; enfrentó un imperio durante poco más de un siglo con los tenochcas y la imposición de vivir obligados a la precariedad sin el beneficio del comercio con otros pueblos.

 

Carecieron del uso del algodón y sofisticaron el uso de las fibras de agaves y los llenaron de color y sofisticación para su piel.

 

Carecieron del comercio de la sal y de las tierras calizas; de los residuos de sus lagunas usaron el tequesquite para salar sus alimentos.

 

No tuvieron la posibilidad de la expansión territorial y se expandieron internamente, heroicamente, perfeccionando su organización civil.

 

El crecimiento poblacional, su gobierno sosteniendo por cuatro señores que representaban a su vez pueblos y poblaciones que sesionaban y discutían para sus acuerdos colectivos.

 

Una tierra férrea de libertad y de soberanía sostenida en la perfecta organización de su mundo y de sus rituales; guerreros de élite, sacerdotes, hombres o mujeres afanosos y trabajadores.

 

Tlaxcala, el número de su población en ese momento plantea una cultura que ofrece 20 mil guerreros a los españoles iniciales para avanzar hacia la Gran Tenochtitlán.

 

Estos números de hombres sólo se logra en un sistema de producción, de autosuficiencia productiva.

 

Los trabajos realizados de arqueología, de los hallazgos del tiradero de basura en Ocotelulco hablan del consumo proteínico de peces, insectos, mamíferos, roedores, víboras y aves, así como de semillas de aguacate, maíz y de otros frutos.

 

La sofisticación de las capas cubiertas, señalan el conocimiento perfecto del uso del reciclaje orgánico como abono para las tierras.

 

Diego Muñoz Camargo señala en la primera mortandad del cocoliztli 10 mil muertes en Tlaxcala.

 

Qué ciudad magnífica. Que idea tan maravillosa de una civilización formada por hombres y mujeres.

 

Hernán Cortés en sus Cartas de Relación, habla y señala siete mercados, sobresaliendo el de Ocotelulco, señalándolo como el más grande, más grande que el mercado de Venecia en Italia.

 

Tlaxcala, Xicohténcatl y su espíritu, su libre soberanía de hombres y mujeres libres entrenados, educados para imponerse ante la adversidad; libres para hacer una sociedad perfectamente organizada en sus entramados de apoyo colectivo.

 

Los enemigos nunca los vieron en su derrota.

 

La fortaleza sembrada en la voluntad pétrea del espíritu de este guerrero, Xicohténcatl el Joven, acuñó un signo y germinó la prolongación de la fuerza soberana del pueblo tlaxcalteca.

 

Tlaxcala, cuna del mestizaje como nación, aculturadores del siglo XVI; estos ancestros indígenas que usaron caballos y espadas como parte de su avance de acuerdos con la corona española, nunca fueron gobernados por criollos, nunca fueron gobernados por peninsulares.

 

No fueron parte de ninguna encomienda, no pagaron ninguna esclavitud, siglos no diezmaron.

 

Este pueblo luchó por la defensa de sus pueblos durante siglos ante la colonia.

 

Para sostener su identidad, un siglo después, convocado para fundar pueblos en la Ruta de la Plata en el norte de la República, construyeron un país en las zonas inhóspitas del norte, avanzando en su cultura sobre los huizaches, sobre los desiertos.

 

Aportaron sembrando árboles frutales, sembrando el maíz en sus enormes variedades, llevando los saberes de sus cultivos de plantas y flores comestibles y medicinales, de su conocimiento de las funciones alimenticias de los nopales y de los magueyes.

 

Fueron convocados nuevamente como el ejército en la Guerra del Mixtón de la Gran Chichimeca.

 

Tierra en las cuales aún tienen presencia su voz resonante en su cultura popular, Puebla, Zacatecas, San Luis Potosí, Nuevo León, hasta la California y Filipinas; hasta Guatemala y Centroamérica.

 

Esta forma de ser dignos y diferentes, dignos de sí mismos, el espíritu de una fuerza inquebrantable siembra profundidades en los pueblos.

 

Ese es el joven Xicohténcatl, entregado a la defensa de su pueblo, aglutinado a su paso en el valor más peligroso que tiene todo hombre; extraviar la pérdida de su identidad.

 

Xicohténcatl, en su poder, en su voz, atraviesa el silencio del tiempo, se transforma en un poder para su pueblo, tangible, como fuerza presente en Tlaxcala.

 

Este Muro hoy llevará su nombre. Estremece su aportación de brillo del héroe, la plenitud de la voluntad en la defensa de valores que transforman en ríos de fuerza a los hombres y a su colectividad histórica, en la entereza de un pueblo, en la prolongación de la historia con sus bucles de tiempo que retornan para saberse que es posible la dignidad, más allá de las medianías y del miedo, más allá, como clamó el Dios Camazcli (habla en dialecto).

 

No es aquí, en esta medianía, donde nace la gloria de los hombres, es en un más allá, en su conciencia.

 

Xicohténcatl Axayacatzin, tomo una cita del gran Joseph Campbell, el héroe, su aventura, desde lo cotidiano a la región de su transparente y maravillosa conciencia sobrenatural.

 

Ahí encuentra la fuerza fabulosa y obtiene su victoria decisiva. Regresa de esa aventura misteriosa con el poder de otorgar bendiciones a sus semejantes. Viva esta sabiduría del joven Xicohténcatl.

 

Este aportar en la grandeza inmortal de Tlaxcala en cinco siglos, la superación del hombre con el hombre, el florecer en todo amanecer al mirar con los rostros, como los grandes guerreros el sol y su amanecer dentro de su alma; el nacimiento de un nuevo sol para este pueblo, de una nueva conciencia de dignidad para México, un nuevo sol.

 

¡Viva Tlaxcala Eterna! ¡Viva México!

 

TODOS: ¡Viva!

 

MAESTRA CITLALLI XOCHITIOTZIN ORTEGA: ¡Vivan los pueblos milenarios que nos dieron este sentido!

 

TODOS: ¡Viva!

 

MAESTRA CITLALLI XOCHITIOTZIN ORTEGA: Muchas gracias.

 

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Muchas gracias. Y extraordinario mensaje de la maestra Citlalli.

 

Será porque en su sangre, en su conciencia y en su esencia respiró, vivió y adaptó a su ser toda la maravilla del conocimiento de nuestro querido maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin. Muchas gracias. Muchas gracias por hacernos sentir tan orgullosos de lo que somos, maestra.

 

Vamos a conceder el uso de la Tribuna, que de verdad yo creo que hoy es día de lujo, incluso para este Senado y para nuestra Patria, por la calidad de oradores que estarán hablando hoy hablando de nuestro gran héroe Xicohténcatl.

 

Concedemos el uso de la palabra a la senadora Beatriz Paredes Rangel. Muchas gracias.

 

Aprovechamos para dar la bienvenida a nuestro querido compañero, el senador Manuel Añorve Baños, Coordinador del Grupos Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional. Muchas gracias, senador. bienvenido.

 

SENADORA BEATRIZ PAREDES RANGEL: Ciudadana senadora Ana Lilia Rivera, Presidenta del Honorable Senado de la República.

 

Distinguida senadora Minerva Hernández Ramos.

 

Distinguido senador Antonio Álvarez Lima.

 

Senador y exgobernador del estado de Tlaxcala.

 

Representantes en este Senado, los tres de Tlaxcala, junto con su servidora.

 

Quiero decirles que es la primera ocasión que hay cuatro senadores tlaxcaltecas y que tenemos el honor de que una coterránea presida este honorable cuerpo colegiado.

 

Señora presidenta Municipal de Tlaxcala.

 

Colegas senadores que nos honran con su presencia: Manuel Añorve, Claudia Anaya, Yeidkol Polevnsky, senadora electa.

 

Señor Marco Mena, exgobernador de Tlaxcala.

 

Amigo Medel, paisano.

 

Destacadas y destacados paisanos tlaxcaltecas y de San Esteban Tizatlán, que están entre nosotros.

 

Estimada amiga poeta, compañera Xochitiotzin.

 

Amigas, amigos todos, paisanos.

 

Quiero agradecerle a la senadora Rivera la generosidad de permitirme hacer uso de la palabra en esta ceremonia.

 

Me conmueve, porque es un gesto de generosidad política, de grandeza; y me emociona porque, siendo tlaxcalteca como soy y originaria de San Esteban Tizatlán, e hija de Higinio Paredes Ramos, son demasiados elementos los que sacuden mi entraña más profunda.

 

Le dedico esta intervención a Yolanda Ramos Galicia, antropóloga y luchadora, por el reconocimiento de nuestras identidades, desde la batalla de la antropología mexicana.

 

Quienes nacimos en Tizatlán, respiramos a Xicohténcatl desde la infancia.

 

Nos íbamos a jugar a las cuevas de Tiza que están debajo del Palacio de Xicohténcatl. No sabíamos que era el Palacio de Xicohténcatl.

 

Sabíamos que eran unos paredones a los que no nos dejaban acercarnos.

 

Sabíamos que había algo importante, sublime, mágico allí.

 

Teníamos miedo de que el nahual se nos apareciera por la noche si andábamos correteando por esos lugares; y nos entusiasmábamos cuando nos invitaban a formar parte de la camada de los Huehues.

 

Con el tiempo, la biografía de niños tlaxcaltecas o de niña tlaxcalteca, como su servidora, que por razones del destino tuvo que venir a México a estudiar parte de la primaria, se encontró con el hecho de que, en algunas escuelas, cuando decía yo que era de Tlaxcala, los niños en corrillos a veces me buleaban y me gritaban: “Traidora”.

 

Yo no entendía nada.

 

Regresaba a Tlaxcala y sonreía jubilosa en medio de la manera generosa de nuestro pueblo, de regalarnos en las ferias, cuando parábamos en cada casa, un rico chileatole verde, después de que todos los campesinos estaban felices porque venía bien la cosecha.

 

Ser tlaxcalteca es una identidad profunda.

 

Por eso los tlaxcaltecas nos encontramos y nos distinguimos en donde sea que estemos, porque como bien dijo aquí nuestra poeta, somos dignos y orgullosos.

 

Ese es el timbre de nuestra personalidad. Dignidad y orgullo que marcó la existencia de nuestra raza cuando no nos doblegamos ante el Imperio Azteca y tuvimos que sufrir el sitio que dejó a nuestro territorio sin sal y otros insumos durante muchas décadas.

 

Dignidad y orgullo que nos hizo ser los mejores guerreros, predilectos por los aztecas para las guerras floridas cuando nuestros corazones eran ofrendados a esos dioses sanguinarios del panteón azteca.

 

Dignidad y orgullo que nos permitió acompañar a todos los momentos liberales de la historia de México. Estuvimos, con Benito Juárez, por eso se restituyó la calidad de estado de Tlaxcala, en su momento, con Benito Juárez; estuvimos en la Revolución extraordinariamente cantándole a Catarino Maravillas.

 

Esa dignidad y orgullo, que fue lo que forjó el carácter de Xicohténcatl y que ha revelado el perfil de los políticos contemporáneos de Tlaxcala.

 

Esta Ceremonia, estimadas y estimados paisanos, es un hecho singular, extraordinario, que sólo se puede dar en un momento notable de la transición mexicana.

 

De hecho, el Senado de la República, y qué bueno que así sea, porque fue nuestro grupo étnico, nuestra civilización, nuestra cultural, la que se gobernó de manera prehispánica, en una forma colegiada y democrática, que por eso se denominó el Senado Tlaxcalteca, que sea el Senado de la República quien plantee de alguna forma la otra visión de la historia.

 

Y la otra visión de la historia es en la que los tlaxcaltecas concurrimos a la construcción de este país, no como traidores, sino como constructores, como copartícipes, como aportadores de un estilo, de una identidad y de una visión de orgullo y dignidad.

 

Esa visión de orgullo y dignidad, es la que deseamos se siga proyectando desde nuestra entidad federativa. Es la que esperamos siga proyectando nuestro país en el concierto de las naciones; orgullo e identidad que tiene que tener como soporte la justicia.

 

Por eso, reconocemos y reivindicamos la tradición comunitaria, la tradición igualitaria, la tradición participativa.

 

Hay algo que se repite en las intervenciones de nosotros los tlaxcaltecas: El concepto de eternidad.

 

Tenemos la certeza de que nuestro pueblo será eterno. Tenemos esta noción de infinitud. Por eso hemos resistido, por eso vamos a resistir, para proyectar a los cuatro señoríos el vuelo de la garza al infinito. Tlaxcala será eterno.

 

Muchas gracias.

 

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Muchas gracias estimada senadora.

 

Si me lo permiten, esta Honorable Mesa y la Asamblea, tomaré unos minutos la palabra.

 

Muchas gracias.

 

Con permiso de la Mesa, de los senadores, senadoras de nuestro estado que hoy estamos aquí reunidos, hermanados por este momento tan especial.

 

Fuera de las trincheras políticas, somos grandes tlaxcaltecas todos.

 

Todos representamos una manera de pensar, e sentir y de vivir la política, extraordinarias todas y todos.

 

Por su generosidad, por estar aquí, le agradezco con profundo amor al pueblo de Tlaxcala, que se representa en cada una y uno de ustedes que hoy está aquí.

 

Muchas gracias.

Saludo también con mucho respeto al exgobernador de Tlaxcala. Muchas gracias, señor Marco Mena por estar aquí con nosotros.

 

Me da mucho gusto además ver amigos, amigas que están aquí.

 

Gracias, ingeniero Macías Layle.

 

Gracias, amigas, amigos.

 

Hoy es un día histórico y profundamente emotivo para mí, y discúlpenme si me gana la emoción.

 

Quiero agradecerle a Tizoc y me gustaría que se pusiera de pie, porque me entendió.

 

Tizoc, un aplauso para este gran artista, este gran escultor.

 

Tuve el gusto de conocerlo hace un par de años y cuando le dijimos que queríamos un busto de Xicohténcatl se puso a estudiar y entendió muy bien lo que yo le pedí.

 

Yo le dije: “Quiero el rostro, lo más cercano a lo que pudo haber sido el rostro de Xicohténcatl. Y quiero que cuente la historia de cómo llegamos a las faldas de La Malinche, de la Matlalcueyetl”.

 

Ya tendrán la oportunidad de verlo y él de explicárnoslo.

 

El día que fui a su taller y me dijo: “¿Está usted lista? Se lo voy a presentar”. Estaba de espaldas él, y cuando le da la vuelta y veo sus ojos cruzar los míos, sentí cómo un choque eléctrico que conmovió lo más profundo de mi ser, y le dije: “Señor Xicohténcatl, vamos a hacer justicia a tu nombre. Vamos a honrar tu legado y nunca, nunca pasarás desapercibido, como lo intentaron después de la conquista”.

 

Y entonces le agradezco a Tizoc, porque construyó lo más cercano a lo que pudo haber sido este gran hombre, que es nuestro.

 

“Era este Xicohténcatl, alto de cuerpo, de grande espalda y bien hecho; y la cara tenía larga y hoyosa y robusta, y era de hasta 35 años y en el parecer mostraba en su persona gravedad”, es la descripción que hizo de él el historiador español Bernal Díaz del Castillo, y así es como está hoy con nosotros aquí en este día tan importante para la historia de nuestro estado.

 

Después de escuchar ese discurso poético que achica todo lo que uno pueda decir aquí de nuestra querida maestra Citlalli, agradeciendo su presencia, hoy tengo que ratificar que es un día histórico y profundamente emotivo no sólo para mí como una simple ciudadana de un gran estado, como es nuestra patria chica, sino para el pueblo entero de Tlaxcala, pero también para el pueblo de México.

 

Nos reunimos en esta Ceremonia Solemne para honrar y reivindicar la memoria de Xicohténcatl Axayacatzin, guerrero indómito y símbolo eterno de la resistencia y la dignidad de los pueblos indígenas.

 

Desde las primeras crónicas escritas por los europeos acerca de la conquista de Tenochtitlán del siglo XVI, hasta las memorias redactadas en el siglo XX, la historiografía la tergiversado el papel de los pueblos indígenas en ese episodio, perpetuando mitos que mantienen viva hasta hoy la estigmatización injustificada contra el pueblo de Tlaxcala y las víctimas del complejo proceso de conquista inmovilizadas por la historia oficial.

 

Releer la historia no es una labor sencilla, pero sí necesaria.

 

El olvido inmerecido y la manipulación de los hechos han pesado como lápidas sobre los pueblos enteros, incluso el nuestro, el tlaxcalteca, cuya alianza con los españoles sigue interpretándose bajo una visión hegemónica y unilateral.

 

Sin embargo, como muestra de nuestras investigaciones que se han publicado y más recientemente, esa alianza en realidad fue un pacto pragmático y estratégico para liberarse del dominio Azteca, cuyo poderío amenazaba la autonomía y el desarrollo de muchos pueblos, no sólo del de Tlaxcala.

 

La reivindicación tlaxcalteca radica en reconocer la complejidad de su papel en la conquista y entender que su colaboración fue motivada por causas multifactoriales, incluidas la supervivencia y la lucha contra una dominación inminente.

Despojarles del estigma de traidores a toda nuestra raza, implica apreciar las circunstancias históricas y reconocer sus aportaciones a la configuración del México actual.

 

Una de las figuras que encarna plenamente la complejidad de este pasaje histórico es Xicohténcatl Axayacatzin, también conocido como Xicohténcatl El Joven o El Mozo.

 

Fue Capitán del gran ejército tlaxcalteca que enfrentó a las huestes Hernán Cortés durante las incursiones españoles de la provincia de Tlaxcallan de septiembre de 1519, nacido en una época de cambios tumultuosos.

 

El joven guerrero, hijo de Xicohténcatl “El Huehuetl”, Señor de Tizatlán, destacó por su espíritu indomable y su habilidad estratégica en el campo de batalla.

 

Ese espíritu aguerrido es el que hoy conmemoramos como un símbolo de autodeterminación y resistencia, no solamente de los originarios de Tlaxcala sino de todo el continente americano.

 

Cuando Hernán Cortés y sus tropas llegaron a nuestra tierra en 1519 buscando aliados locales en su lucha contra los aztecas, Xicohténcatl inicialmente vio la oportunidad de aprovechar la llegada de los extranjeros para debilitar a su enemigo común.

 

Sin embargo, al percatarse de las verdaderas intenciones de los españoles, que buscaban el sometimiento total de los pueblos indígenas, Xicohténcatl cambió de postura radicalmente.

 

Como lo relata el historiador Gabriel Gómez: “Ante el empuje creciente y la ambiciosa idea de dominación universal de los mexicas, los tlaxcaltecas opusieron una tenaz y heroica resistencia durante más de 60 años antes de la venida de Cortés, sin que hubieran podido subyugar a los indomables tlaxcaltecas”. Esta gran República que se alzó como un gobierno plural y democrático.

 

“En esa resistencia -destaca Gómez- es necesario reconocer que Xicohtencatl Axayacatzin, desde muy joven, las grandes cualidades de disciplina e inteligencia, de amor a su Patria y a la libertad, que más tarde lo distinguieron en los campos de batalla, le dan justa inmortalidad”.

 

Frente a la llegada de los españoles, el guerrero tlaxcalteca ya sospechaba que la religión, costumbres y civilización estaban gravemente amenazados.

 

Contrario a lo que cuenta la historia dominante, la alianza hispano-tlaxcalteca no fue fácil de consumar.

 

En la decisión poco influyó la supuesta superioridad tecnológica y estratégica española, ni los temores inspirados en imágenes fantásticas sobre los recién llegados dioses.

 

El peso de la decisión, sostiene el arqueólogo José Eduardo Contreras Martínez, recayó en factores económicos y políticos, cuya discusión en la Asamblea Tlaxcalteca evidenció las contradicciones políticas entre dos fuerzas: La de los Guerreros, Tizatlán, Xicohténcatl, y la de los comerciantes Ocotelulco.

 

En este último grupo, fue determinante para cristalizar la alianza el poder económico, pues vio en ella un modo de afianzar sus privilegios y condiciones ventajosas.

 

Por otro lado, Xicohténcatl, el joven que encabezaba la rama guerrera, fue un acérrimo opositor a la alianza, lo cual expresó de manera continua a lo largo casi de dos años.

 

Éste vio en el entonces aún pequeño grupo de españoles, una fuerza de mayor peligro, en comparación a los mexicas. Esta valoración pone en perspectiva no sólo las razones tlaxcaltecas, sino la gallardía de Xicohténcatl Axayacatzin en su resistencia.

 

Los incansables esfuerzos del guerrero no impidieron la alianza con los europeos. Maxixcatzin intervino demasiado en el Consejo.

 

Una vez derrotados los mexicas, Cortés ordenó la aprehensión y asesinato de Xicohténcatl Axayacatzin, concluyendo así la vida de un guerrero que supo prever el futuro de su pueblo, pero de todos los pueblos de Mesoamérica.

Murió ahorcado el 12 de mayo de 1521. Los guerreros que lo acompañaron en sus últimos días repartieron entre ellos trozos de sus ropajes, atesorados como reliquias de quien murió sin claudicar en la defensa de su raza.

 

Gabriel Gómez asegura que el sacrificio de Xicohténcatl quedará grabado en la memoria de todos los pueblos del mundo como un símbolo de libertad, y su valor y patriotismo personales constituirán uno de los mayores orgullos de la raza americana.

 

Su rebeldía y su elevación moral, en contraste con el absoluto servilismo y traición de otros, servirán de ejemplo a los pueblos oprimidos por el despotismo de todos los tiempos y de todos los lugares del mundo.

 

Para el célebre historiador Cesáreo Teroba, cuando se haga referencia a los precursores de la autodeterminación y la defensa de la soberanía nacional en México, debe considerarse, siempre, estos dos nombres como los primeros: Xicohténcatl Axayacatzin y Cuauhtémoc.

 

En primer plano, porque éstos vieron sucumbir a sus respectivos pueblos frente a las fuerzas provenientes del extranjero y ambos igualmente hicieron hasta lo imposible por evitarlo.

 

La figura de Xicohténcatl Axayacatzin es monumental en la historia de nuestra Nación Mexicana. En los albores de la Conquista, Xicohténcatl se erigió como un líder indomable, enfrentando la adversidad con una determinación a prueba de cualquier juicio.

 

El mozo no sólo fue un guerrero valiente, fue también un astuto estratega que defendió con fervor la tierra que amaba. En cada batalla, en cada decisión, llevaba consigo el peso de la responsabilidad de preservar la libertad, la dignidad de su pueblo, pero, sobre todo, la de hombres libres.

 

Recordar y honrar a Xicohténcatl, es recordar que la historia de México está tejida con los hilos de hombres y mujeres intrépidos, que se alzaron contra la opresión.

 

Su legado nos recuerda que la lucha por la justicia y la libertad es inherente a nuestra entidad.

Diversos actos han hecho justicia a la memoria de este héroe, como nombrar a la capital del Estado de Tlaxcala, “Tlaxcala de Xicohténcatl”. La calle y la sede del antiguo Senado de la República, también llevan el nombre de este indómito guerrero tlaxcalteca, y ahora traemos su memoria a los muros de nuestro Recinto Parlamentario como símbolo de unidad nacional.

 

Como hija de Tlaxcala, me llena de orgullo develar esta leyenda en la Casa del Federalismo Mexicano, pues hacerlo no sólo rinde tributo a este gran representante que es orgullo de Tlaxcala, sino que significa y visibiliza el valor y la importancia de la participación de éste y todos los pueblos indígenas en la consolidación de la Nación Mexicana.

 

En última instancia, esta inscripción contribuye abrir el diálogo histórico sobre los tlaxcaltecas, permitiéndonos trascender de estereotipos simplistas y abordar la complejidad de sus decisiones en un contexto cultural y político único.

 

La reivindicación de nuestro pueblo a través de la evocación y homenaje a Xicohténcatl Axayacatzin, es esencial para construir una narrativa más compleja y justa de nuestra historia.

 

El Senado de la República cumple este año 200 años y 150 años de su restauración y en ninguna parte de este Senado está inscrito el nombre de un tlaxcalteca.

 

¿Por qué? Porque la narrativa de la historia nos hizo parecer ante el Pacto Federal como traidores. ¿Cómo un traidor iba a presidir el Pacto Federal? ¿Cómo el nombre de un traidor habría de ponerse en estas paredes de la República? Pasaron 200 años para reivindicar a un hombre universal.

 

Hoy, al inscribir en este Muro el nombre de Xicohténcatl, reivindicamos no sólo a un héroe sino a toda nuestra cultura y a toda nuestra raza.

 

¡Hoy, con Xicohténcatl, en el Muro del Senado de la República, está plasmado el nombre de Tlaxcala!

 

Este acto, también, es un tributo de fervor a las y los tlaxcaltecas por nuestra tierra natal, por nuestra identidad, por nuestra cultura. Es un reconocimiento a esa fuerza interior que nos ha permitido a lo largo de los siglos mantenernos firmes en nuestras convicciones, en nuestros valores, a pesar de los desafíos que hemos enfrentado como pueblo.

 

Mediante esta inscripción, deseo que la figura y nombre del guerrero se instauren como un símbolo de resistencia y orgullo indígena en toda la historia de México.

 

Su valentía y liderazgo, durante un periodo crucial de cambio y conflicto, dejaron una huella perdurable en la memoria colectiva, recordándonos la importancia de preservar y respetar las diversas culturas y herencias de los pueblos originarios.

 

Como senadora y presidenta de este Honorable Senado, mi compromiso es seguir trabajando incansablemente por Tlaxcala, porque sus comunidades y su gente tengan el lugar que merecen, desde donde están hacia donde nos debemos de impulsar.

 

Porque Tlaxcala, como lo hemos dicho aquí, es eterna; es eterna. Que este acto inspire a todos los mexicanos a seguir honrando a nuestros héroes, y defendiendo con orgullo nuestra identidad y nuestra historia.

 

Que el legado de Xicohténcatl Axayacatzin viva para siempre, en nuestros corazones, y que su ejemplo nos guíe en la construcción de un Estado y de un México más unido, más digno, con orgullo en sus raíces, de frente al mundo.

 

¡Nunca! ¡Nunca, un tlaxcalteca se sentirá avergonzado de su pasado! ¡Que viva Tlaxcala y su historia!

 

TODOS: ¡Viva!

 

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: ¡Que viva Xicohténcatl Axayacatzin!

 

TODOS: ¡Viva!

 

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: ¡Que viva Tlaxcala!

 

TODOS: ¡Viva!

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: ¡Y que viva México!

 

TODOS: ¡Viva!

 

SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Muchas gracias.

 

Procederemos a la develación de la leyenda en el Muro de Honor.

 

Solicito a quienes conformar el Presídium, trasladarnos a la base del Muro de Honor para la develación de esta Ceremonia.

 

En su momento, nos pondremos de pie para develar la leyenda correspondiente, y continuaremos así para entonar el Himno Nacional y nuestro Himno Tlaxcala.

 

Muchas gracias.

 

MODERADORA: Les pedimos a todas y a todos sean tan amables de ponerse de pie.

 

Ya con todo nuestro Presídium, invitados, invitadas especiales, nos alistamos para, en unos momentos más, correr esta cortina.

 

A continuación, se realizará la develación de la leyenda: “Xicohténcatl Axayacatzin, guerrero tlaxcalteca indómito”.

 

 

(Develación de la leyenda)

 

 

MODERADORA: Ya se ha corrido la cortina, y en estos momentos estamos apreciando las letras doradas de esta leyenda.

 

Les pido continuemos de pie para entonar el Himno de Tlaxcala.

 

 

(Himno de Tlaxcala)

 

 

MODERADORA: Bien. les ruego continuemos de pie para entonar con orgullo y respeto nuestro glorioso Himno Nacional

 

 

(Himno Nacional)

 

 

MODERADORA: Bien. El Senado de la República agradece a la Banda de Música de la Secretaría de Marina, su participación en esta Solemne Ceremonia.

 

Asimismo, agradecemos a todas y todos por su asistencia.

 

Gracias. Que pasen un excelente día.