Versión estenográfica del mensaje de la senadora Ana Lilia Rivera Rivera, presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, sobre el Proyecto Colmena.
SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Muchas gracias.
Muchas gracias, estimado director. Me honra mucho la presencia de ustedes, los directivos de tantas instituciones de este nivel Medio Superior, que hayan venido a esta reunión.
Agradecer la presencia del representante del director general del sistema a nivel nacional; a la maestra Aurelia y a la querida maestra Sandra.
¿Me escuchan?
TODOS: ¡No!
SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Lo más importante para mí es hablar con todos los jóvenes que hoy vinieron a escuchar esta humilde experiencia que quiero compartir con ustedes y si no me escuchan, no tiene sentido haber venido.
Yo quiero que los que están aquí alrededor me digan, caminando de allá para acá a lo mejor se escucha mejor.
Nuevamente, muy buenas tardes, estudiantes, jóvenes estudiantes del Sistema Medio Superior que representa esta institución maravillosa, que es el CBTis 212. Muchas gracias por haber acudido a esta invitación y a los jóvenes que vienen también de otras instituciones.
Hay una frase griega, del pensamiento griego, que dice: “edificar sobre un pueblo educado, es como edificar sobre las rocas”.
¿Qué es lo más importante para un joven de cualquier parte del mundo? Lo más importante es el derecho a la educación.
Decía Justo Sierra, uno de los grandes maestros que creó la educación pública en México, que educar es prevenir y redimir es perdonar; y a quien se debe perdonar es a años y años y siglos de que considerar la educación pública un derecho fue prácticamente un anhelo que no (inaudible).
Pero hoy no solamente necesitamos educación pública, necesitamos educación de calidad, porque tenemos que prepararnos para competir, no contra otros jóvenes solamente; sino para competir en un mundo que cada día presenta características más difíciles para la supervivencia de nuestra especia (inaudible).
Y entonces, yo quiero empezar con ustedes la narrativa de lo que significa el Proyecto Colmena, a partir de esto; ¿qué somos todos los que estamos aquí? ¿Qué somos?
Somos materia, ¿estamos de acuerdo? Somos materia. Todo nuestro cuerpo, todas nuestras células, todo nuestro cerebro no fue fácil concebirlo en la evolución del cosmos, del universo.
Entonces, aparece la frase maravillosa de uno de los grandes científicos de este planeta, que se llamó Carl Sagan, que escribe una narrativa de cómo concibe que la consciencia llegó a tener la materia (inaudible).
Para decir que el planeta tierra es nuestra pequeña casa, logró durante la evolución de 15 mil millones de años, convertir a la materia en vida y consciencia. Entonces, no sólo somos materia, somos la materia que ha evolucionado 15 mil millones de años para tener consciencia.
¿Y la consciencia dónde está, dónde se aloja? En la base principal de nuestro cuerpo, que es nuestro cerebro. Nuestro cerebro, que tiene la capacidad de decidir, que tiene la capacidad de razonar, que tiene la capacidad de imaginar y que tiene la capacidad de construir mejores caminos para esta especie a la que pertenecemos todos nosotros.
¿Cuál es una de las características más grandes del ser humano? Que siempre quiere conocer más.
Hubo un momento en el que empieza a crecer a lo largo y ancho de este planeta, seres que de manera primitiva empiezan a utilizar (inaudible) y logran desarrollar su cerebro, cuando el trabajo es parte fundamental de transformar el medio que los rodea.
Cuando crece el trabajo se empieza a desarrollar el cerebro, empiezan a encontrar maneras de tener mejor calidad de vida. Y junto con la evolución de nuestro cerebro, que es la evolución de la materia cósmica, de esa materia cósmica de la que estamos hechos todos, todos somos polvo de estrellas, todos, sólo que con consciencia; el ser humano encontró la tecnología, la tecnología.
Esa que ustedes estudian todos los días en su escuela, fue fundamental en la evolución del hombre. Y cuando encontró la tecnología, primero la rueda y luego empezó a utilizar los metales y el ser humano empezó a caminar para saber qué había del otro lado de los cerros y de los valles y de los montes. Pero lo más importante fue cuando se atrevió a pensar qué había del otro lado del mar.
Desde entonces, el ser humano siempre ha buscado ser pionero en la exploración de algo; pero saben qué, ya no hay planeta que descubrir. Los seres humanos ya no podemos ser pioneros más de la tierra, porque esa ya la conocemos.
En estos momentos la humanidad se encuentra parado de frente nuevamente frente a un océano, de pie y de frente. Pero este océano no está en este planeta; está parado frente al océano cósmico: ahora le toca empezar a explorar lo que está más allá de lo que nosotros podemos (inaudible).
El Universo. Esa vasta nube de estrellas de nuestra galaxia y los miles de millones de galaxias que están fuera de la tierra. Pero para llegar a ellos no es fácil; porque nuestro cuerpo es finito, es frágil y es vulnerable a la radiación, al frío, a las temperaturas que hay fuera de la tierra.
¿Cómo podemos iniciar la exploración del Universo, si nuestro cuerpo físicamente humano, no puede con las adversidades que hay fuera del planeta?
¿Quién tiene que ayudarnos a explorar el espacio? Al espacio que vamos a ir a explorar, no por curiosidad solamente, ¿saben por qué tenemos que empezar a explorar el espacio, el cosmos, el Universo?
Porque nuestro planeta es finito, porque la especie humana ha crecido, porque ya no hay agua suficiente para todas nuestras generaciones futuras. Porque ya la tierra está contaminada, porque nos estamos acabando los minerales: el oro, la plata, el uranio, el zinc, el cobalto y todos los materiales extraños, gracias a los que ustedes hoy tienen una computadora y un teléfono celular en su mano.
Es que mucha gente no sabe que los materiales extraños de los que está compuesto el teléfono para que ustedes puedan tener energía y cargar, y poder tener TikTok y Face y todas sus redes sociales; solamente lo tienen unos cuantos países del mundo. Los materiales extraños, así les llaman, están en el espacio profundo, pero en la tierra nos los vamos a acabar en menos de tres décadas.
Entonces, es el momento de empezar a explorar qué hay alrededor de nuestro planeta, para empezar a descubrir esos recursos, que eviten que sigamos destruyendo el planeta tierra. Y para eso (inaudible), pero no puede ir el ser humano porque su cuerpo no le ayuda, moriría inmediatamente a las temperaturas que se viven en la Luna.
Imagínense, la Luna cuando no le toca el Sol, baja a 150 grados bajo cero. Y cuando le toca el Sol, aumenta a 190 grados; ningún ser humano podría sobrevivir en la Luna.
La tierra lunar, el polvo lunar es tan fino, que si los astronautas no fueran protegidos por una aleación especial que lleva su ropa, se metería en la piel la arena, el polvo (inaudible). Ni siquiera los robots pueden sobrevivir mucho tiempo a la fina consistencia del polvo lunar.
Entonces, nosotros tenemos que entender que de la tierra no van a salir muchos seres humanos; lo primero que va a salir antes de nosotros es nuestro cerebro. Y todo lo que nuestro cerebro puede procesar de conocimiento.
Los seres humanos podemos vivir más, unos 100 años, pero el conocimiento humano perdura, se mejora y perfecciona generación tras generación. Entonces, en el mundo se están en estos momentos organizando los países más desarrollados del planeta para empezar la exploración de otros astros, de otros planetas, de los asteroides, de los cometas y por supuesto, empezar a imaginar cómo será viajar en estos espacios que vamos a encontrar, dimensiones que hoy ni siquiera nos imaginamos.
Pero resulta que la aceleración del desarrollo tecnológico no lo tiene todo el mundo. México es un país con una capacidad inmensa, tiene juventudes en todo el país, tiene capacidad de desarrollarse en ciencia y tecnología. Sin embargo, nuestros modelos educativos están muy atrasados en comparación a los países del primer mundo, que ya están explorando la posibilidad de anunciar la explotación minera de los asteroides: mineral.
Durante muchísimos años, México estuvo condenado a no desarrollar ciencia y tecnología propia, se firmaron acuerdos internacionales a los que prohibieron a México el desarrollo de ciencia y de soberanía nacional.
Sin embargo, un grupo de científicos, conscientes de que en 50 años este planeta como lo concebimos habrá (inaudible).
El calentamiento global va a acelerar el desarrollo de ciencia y tecnología para que sobreviva nuestra especie.
Tendremos que aprender a producir alimentos con menos agua y en menos tiempo.
Tenemos que mejorar las semillas.
Aparecerán nuevas enfermedades, producto del cambio climático. Y estas nuevas enfermedades a las que el hombre tiene que enfrentarse, urge a que se desarrollen medicamentos, medicinas, vacunas y desarrollo médico que detenga la proliferación del cáncer, producto de la contaminación; la contaminación que hoy comemos en el agua, en la comida, en las verduras, en las tortillas, que lo respiramos. Los plásticos que consumimos todos los días a través de las botellas en las que nosotros llevamos el agua a nuestro cuerpo.
Se considera que el (inaudible) del plástico de las botellas que consumimos todos los días hace que nuestro organismo procese el equivalente a una tarjeta bancaria de plástico en nuestro organismo.
Están contaminando los mares, los peces, los animales. Todo lo que (inaudible) en el planeta está contaminado.
Van empezando a producirse enfermedades que van a ser pandemias como la que acabamos de vivir y otras.
¿Entonces qué es lo que le hace falta al mundo para que podamos enfrentarlo como será dentro de 20 o 30 años?
Que todos ustedes tomen en sus manos el desarrollo de nuevos medicamentos, de maneras de procesar de manera más económica y más sana la pluviación del agua.
Optimizar el uso de suelo, tierra y semillas, para producir alimentos para la humanidad.
Quiere decir que nosotros estamos preparándonos para el momento en que colapse nuestro planeta. Pero esto solamente se puede hacer si tenemos gobiernos, instituciones y jóvenes preparados para lo que viene.
Así fue como se creó el Proyecto Colmena.
¿Alguien de ustedes ha leído lo que significa el Proyecto Colmena?
El Proyecto Colmena representa una hazaña tecnológica para México.
Cuando los humanos llegaron a la Luna, el primer país que llegó fue Estados Unidos; después empezó una competencia por ver cómo otros países llegaban y hoy sabemos que a la Luna llegó Estados Unidos, Rusia, China, la India, la Comunidad Económica Europea, la asociación de países que le corresponde, llegó México este año, compañeros.
Estos países que han llegado a la Luna, firmaron acuerdos internacionales.
En los próximos años a la Luna se le va a declarar un continente más de la tierra, pero sólo van a tener derecho a utilizarla y a sus recursos, los países que hayan sido pioneros en el desarrollo tecnológico que se haya probado que sin imitar la tecnología, sin copiar la tecnología de otros países ha desarrollado tecnología propia probada en el espacio profundo que está más allá de la órbita lunar, cercana a la órbita de la Luna.
A esto se le llama espacio profundo, donde ya no hay impacto de nuestra atmósfera. Allí, donde todo lo que pudimos haber probado en la tierra puede no funcionar porque las pruebas son hasta que lleguen a ese lugar.
Con el Proyecto Colmena, México se convirtió en el sexto país del mundo en probar tecnología propia en el espacio profundo.
¿Quién hizo esta hazaña? La hicieron 250 jóvenes universitarios de México, de escuelas públicas, encabezadas por la Universidad Nacional Autónoma de México y por el Instituto Politécnico Nacional.
Estos 250 jóvenes fueron impulsados a través de una convocatoria nacional, en la que se vincularon 300 proyectos. Se les preguntó a los jóvenes: ¿qué harían para poder llegar a la luna?, entendiendo que una nave espacial y un robot son carísimos y nuestro país en vías de desarrollo no tiene dinero para comprar o para construir robots, que cuando salgan de la tierra y no funcionen y se pierden millones de dólares. No tenemos el dinero para invertir lo de esa tecnología.
Entonces, pusieron a trabajar a estas universidades, en las que no está Tlaxcala, pero quiero decirles que gracias a su servidora la segunda etapa del proyecto de exploración a la luna, ya tendrá vinculación con nuestras universidades, y Tecnológicos, y Tlaxcala será parte de los estados que participan en la exploración a la luna en el 2027 y en el 2030.
Porque es importante que ustedes estén aquí desarrollando su ingenio, su capacidad y todo su entusiasmo por conocer qué hay más allá del universo.
Estos acuerdos que ya estamos celebrando, seguramente muchos de ustedes, después de esta plática, estarán en los Tecnológicos de Tlaxcala. Y cuando llegue la convocatoria, muchos de ustedes van a estar becados para participar en este proyecto maravilloso.
Estos 250 jóvenes, hombres y mujeres, que fueron parte de este proyecto, hicieron algo que no había hecho nadie en el mundo. Óiganlo, muchachos: la tecnología del Proyecto Colmena no la habían producido en ninguna parte del mundo.
¿Y saben qué es? Decidieron que no teníamos dinero para producir robots muy grandes, pero que sí podíamos imitar a la naturaleza. Y entonces se les ocurrió crear robots miniatura, que reprodujeran la manera en que se organizan las colmenas.
Entonces, empezaron a diseñar tecnología, inteligencia artificial, nanotecnología. Pero no sólo eso, tenían que encontrar materiales que fueran más fuertes que el titanio, pero más ligeros que el aluminio, y tampoco los había en el mundo.
Entonces, se convocó a estudiantes en materiales, en metales, y empezaron a hacer pruebas. Y por primera vez en el mundo, en Querétaro, estudiantes mexicanos encontraron la súper aleación del proyecto mexicano que le dio el primer punto de tecnología al ver descubierto esta aleación, que no existía en el planeta, y con la que ahora se están impulsando, están construyendo nuevas estructuras de naves espaciales para el espacio, y lo construyeron en México los estudiantes mexicanos en el Proyecto Colmena.
Pero después descubrieron que necesitaban robots chiquitos, pequeños, de qué tamaño, cuántos gramos, cuánto podían pesar para poder salir de la tierra, cómo podían conectarse entre ellos.
Y entonces descubrieron los jóvenes de que nuestro país, a través de diversas universidades y proyectos, que podían generar robots que pesan 57 gramos, los robots más ligeros del planeta.
Y que esos robots, además, tenían un tamaño aproximadamente de 12 centímetros; podían tener la capacidad de conectarse uno con otro y saber, con sensores de distancia, a qué distancia estaba uno del otro y generar señales de alarma cuando se empezaban a retirar y a perderse del radar de sus compañeros.
De tal manera que cuando los robots salen de una nave espacial, como en la que salieron, saben dónde están sus compañeros, se ayudan entre ellos entre, se llaman si necesitan auxilio, y si es necesario un esfuerzo superior para que la maquinaria que los acompaña no es suficiente, tienen la capacidad de ensamblarse.
Lo que descubrieron los ingenieros y científicos mexicanos, es nada más y nada menos la tecnología más innovadora para empezar la exploración minera del universo.
No vamos a producir un robot carísimo, vamos a producir 100 mil micro robots, que, si uno se pierde, se descompone o se muere, no ponga en peligro toda la proyección del proyecto para la que fueron lanzados a la luna. En este caso fue a la luna.
Estos pequeños robots tienen celdas solares en la espaldita y en la barriguita, son como rueditas. Hoy no pude traer completo el Proyecto. Ya vendrán los ingenieros que lo crearon, con quien yo he trabajado, para que ustedes conozcan estos robots.
Porque si ellos son lanzados de su nave a la luna y caen de espalda, deben de tener capacidad para inmediatamente empezar a capturar la radiación, aún en la obscuridad para no morir.
Tienen unas cuantas horas de vida con la batería que los acompaña; tienen que tener capacidad de donde lleguen empezar a nutrirse de energía, por lo tanto, las celdas solares se las pondrían enfrente y en la parte de atrás; tienen microcomputadoras con cámaras. Imagínense ustedes un robot de 57 gramos, de 12 centímetros.