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Versión estenográfica de la participación de la senadora Rocío Abreu Artiñano, presidenta de la Comisión de Energía del Senado de la República, en la inauguración del evento con motivo de la Conmemoración del 70 Aniversario del Voto de las Mujeres, realizado en el Senado de la República. 

 

Bueno. Entes que todo, bienvenidas a esta, su casa.  

 

Muchas compañeras que ya han estado aquí y que abrieron paso para que muchas de nosotras hoy en día estemos. 

 

Muchísimas gracias a todas. 

 

Para mí, es un orgullo pertenecer a este colectivo. 

 

Para mí, es un orgullo tenerlas a todas aquí y, de verdad, que hoy el Senado está de fiesta al tener a mujeres tan prestigiosas, sobre todo, tan trabajadoras y luchonas, y echadas para adelante, como somos todas las que estamos presentes y las que están siguiendo por medio del Canal del Congreso. 

 

El día de hoy me honro al dirigir unas palabras a todos ustedes, con la intención de conmemorar un acontecimiento del marco histórico de México, y la lucha por la igualdad de género. 

 

Celebremos el aniversario del voto de la mujer en nuestro país. 

 

Es un verdadero honor estar aquí para reflexionar sobre el valor inmenso de las mujeres que hemos aportado y seguimos aportando a la vida política de México, para recordar las diversas luchas que hemos tenido que enfrentar para llegar hasta los derechos políticos de los que hoy gozamos. 

 

Hace 70 años, en 1953, México dio un paso crucial hacia la equidad de género, al otorgar a la mujer el derecho al voto. 

 

Este logro no sólo marcó el avance de la democracia, sino también reconoció el papel fundamental que las mujeres desempeñamos en la construcción y el desarrollo de nuestra Nación. 

 

La historia de la lucha de las mujeres por nuestros derechos políticos es una historia de valentía, determinación y perseverancia. 

 

A lo largo de los años, las mujeres mexicanas hemos superado obstáculos considerables en el camino hacia una igualdad de género en todos los aspectos de nuestra vida diaria. 

 

Quiero aprovechar esta oportunidad para rendir homenaje a todas aquellas mujeres que lucharon y siguen luchando incansablemente por este derecho. 

 

Las mujeres mexicanas, hemos sido protagonistas en la política de nuestro país desde su inicio, incluso antes de la Independencia de México. 

 

Durante esta etapa histórica figuran destacadas como Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario. Desempeñaron papeles significativos en la lucha por la libertad, la independencia y la justicia. 

 

Su participación activa en un periodo tan crítico de nuestra historia, demostró que las mujeres tenían la capacidad y la voluntad de contribuir al destino de México. 

 

Sin embargo, el camino hacia la igualdad de género en la política no estuvo exento de desafíos. 

 

Fue en el Siglo XX cuando las mujeres comenzaron a organizarse de manera más formal en su lucha por el sufragio y la igualdad de derechos políticos. 

 

La Revolución Mexicana, un periodo de profundos cambios en nuestro país, también proporcionó una plataforma importante para que las mujeres alzaran sus voces y demandaran sus derechos. 

 

Una figura esencial en este Movimiento fue Hermila Galindo, una valiente y decidida que se convirtió en una defensora apasionada del sufragio femenino. 

 

Fue en el Congreso del Constituyente, en 1917, donde Galindo hizo historia al presentar una Iniciativa para otorgar el derecho al voto a las mujeres. 

 

Aunque esta propuesta no fue aprobada en ese momento, se sentaron las bases para un futuro que iba a avanzar. 

 

La lucha por el voto de las mujeres en México, continúa a lo largo de las décadas, a pesar de la oposición y la indiferencia que a menudo encontramos. 

 

En 1947, un grupo de mujeres, concebido como el Batallón de las Aztecas, lidereado por la incansable activista Elvia Carrillo Puerto, además orgullosa de ella por ser yucateca y paisana de nosotros los campechanos, realizó una huelga de hambre frente al Palacio de Bellas Artes, exigiendo el derecho del voto para la mujer. 

 

Su valentía y determinación finalmente llevaron al Congreso a aprobar esta Reforma en 1953. 

 

El voto de las mujeres de 1953, marcó un momento transformador en la historia de México y en la lucha por los derechos políticos de las mujeres. 

 

Con esta victoria, las mujeres mexicanas adquirieron un nuevo nivel de participación y responsabilidad en la vida política de nuestro país. 

 

Desde entonces, hemos visto una creciente presencia de las mujeres en la política, ocupando cargos en todos los niveles de gobierno y contribuyendo de manera significativa al desarrollo de la política pública, que beneficia a toda la sociedad. 

 

En las últimas décadas, México ha dado pasos importantes para promover la igualdad de género en la política. 

 

Se han promulgado leyes y reformas destinadas a garantizar la participación y la representación equitativa de las mujeres. 

 

La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, y la Ley General de Paridad de Género, son ejemplos de instrumentos que buscan crear un entorno de participación para que las mujeres ejerzan plenamente sus derechos políticos. 

 

A pesar de los avances, seguimos teniendo obstáculos, como bien señaló nuestra compañera y amiga presidenta Marcela. 

 

La lucha no ha sido fácil y lo sabemos todas. Nos enfrentamos día a día, aunque la ley lo señale, a ser descalificadas. A una violencia, que no es silenciosa porque todos la conocemos: secuestros, amenazas. Es terrible lo que vivimos las mujeres. 

 

Y no sólo hablo en el ámbito político, hablo lo que vive cada mujer en su trabajo: los techos de cristal, el bullying disimulado, el famoso “club de Toby”. Cuántas no sabemos y cuántas no la hemos vivido. Yo creo que todas en esta Sala podríamos decir que la hemos vivido de una u otra forma. 

 

¿Pero saben qué? Somos inquebrantables. Estamos hechas de un material maravilloso. Tenemos la fortaleza, tenemos el espíritu, tenemos, sobre todo, la enseñanza de quienes fueron y quienes nos enseñaron a lucha: nuestras madres, nuestras abuelas. 

 

Nos sentimos sumamente orgullosas de lo que somos. Y algo sí es cierto: A las mujeres no nos para nadie. 

 

Vamos a seguir trabajando juntas, independientemente de los colores, que nada tiene que ver con el tema de nuestra unidad. 

 

Enseñemos que somos más fuertes de aquellos que nos quieren dividir. Enseñemos que, independientemente de los partidos políticos, que, con mucho respeto, cada uno tiene sus intereses, y ninguno está exento. 

 

Sigamos luchando juntas, hermanas, porque vamos a demostrar, una vez más, de lo que somos capaces. 

 

¡Que viva 50+1! ¡Que vivan las mujeres!