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 Versión estenográfica del mensaje de la senadora Ana Lilia Rivera Rivera, presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, en la inauguración de la exposición con motivo del Día Nacional del Maíz 2023. 

 

Muchas gracias.  

 

Buenos días, estimadas, estimados amigos. 

 

Bienvenidos, Grupo Camaxtli, porque sé que desde las tres de la mañana se vinieron para poder llegar aquí. 

 

Muchas gracias al Grupo Vicente Guerrero; nuestros compañeros de lucha con quienes desde hace más de 30 años iniciamos la defensa legal por nuestra semilla nativa. 

 

Muchas gracias a Luis, Yolanda, Juan, Leonardo, porque han sido actores principales en esta lucha y defensa en Tlaxcala. 

 

Al ingeniero Quiroz, uno de nuestros baluartes en el conocimiento agrario de Tlaxcala. 

 

Hoy estamos conmemorando una fecha muy especial.  

 

El 29 de septiembre, ha sido considerado, a nivel nacional, como el día en el que se conmemora, se festeja la vida que representa nuestra semilla nativa del maíz. 

 

Son más de 10 mil años de evolución los que tenemos en cada uno de sus granos. Son más de 12 razas y más de 600 variedades. Muchas más, seguramente. 

 

Mesoamérica, pero sobre todo México, es un país de origen del maíz.  

 

El maíz nativo que durante milenos ha sido, no solamente el refugio de nuestra cultura, ha sido la humanización de la civilización de Mesoamérica y de los mexicanos. 

 

El maíz no podría sobrevivir sin el hombre, pero el hombre tampoco podría sobrevivir sin maíz. Por eso los tlaxcaltecas somos hijos del pan de maíz; eso significa Tlaxcala. 

 

¿Por qué estamos hoy aquí en esta fecha conmemorando algo tan especial? 

 

Porque indudablemente estamos viviendo tiempos interesantes para los cuales nosotros nos preparamos. 

 

Conforme el neoliberalismo fue avanzando en el mundo, el acaparamiento de los intereses económicos que se concentraron en el control de nuestra gran semilla, se fue haciendo cada día más y más presente; no solamente con la amenaza de la contaminación transgénica, sino lo que se esconde detrás de ella: la manipulación genética del maíz para tener el control comercial del grano más sembrado del mundo. 

 

El maíz es una de las grandes riquezas de nuestra cultura, que está siendo asediada por grandes intereses económicos.  

 

La defensa de éste, que nos llevó a tener la primer ley a nivel mundial en el año 2011 en Tlaxcala, cuando logramos que nuestra ley local lo considerara patrimonio alimentario y cultural de nuestro pueblo, fue un gran avance. 

 

Pero indudablemente, el llegar al Senado de la República y haber logrado la Ley Federal de Fomento y Protección al Maíz Nativo, que lo considera un derecho humano a la salud del pueblo de México y a nuestra cultura, es un avance significativo, porque eso nos ha llevado en este momento a tener un decreto que el Presidente impulsó para que en México se deje de importar maíz transgénico para consumo humano, y que se saque de la agricultura poco a poco el glifosato como un compañero de paquete tecnológico de estas semillas que hace daño a la tierra, al agua y a la vida. 

 

Estamos ya en una disputa internacional por el control del maíz y su mercado. 

 

Hoy más que nunca, levantar la voz desde el Senado de la República para defender el decreto que ha emitido nuestro Presidente, en favor de la biodiversidad del maíz. 

 

Porque si el maíz es contaminado con transgénicos, se vendrían abajo diez mil años de evolución; tendríamos que volver a empezar la vida para recuperar nuestras semillas maravillosas que se han adaptado como nosotros al cambio climático. 

 

Sería, no defender el decreto del Presidente, darle la espalda a millones de mexicanos que hoy se alimentan sin conocimiento de lo que consumen.  

 

No defender al maíz, sería en estos momentos, y el decreto del Presidente, una traición a la Patria. 

 

Por eso, desde el Senado, esta conmemoración que, a través de cada una de las imágenes que vamos a ver a lo largo de los próximos 15 días en el Senado, es el reconocimiento a nuestras comunidades y pueblos indígenas, que durante más de 10 mil años han protegido nuestra semilla madre. 

 

Es reconocer la cultura que hay detrás de su consumo, de su distribución, de su conservación y de su resistencia. 

 

Esta imagen que ustedes van a ver al lado del Senado, en cada una de estas fotografías maravillosas, representa el corazón, el sentimiento más profundo del México que se sigue resistiendo a la colonización plena. 

 

El día que perdamos a nuestra semilla del maíz, ese día habrá culminado la conquista de lo que nosotros todavía tenemos como parte muy nuestra. 

 

Decirle a nuestro Presidente de México que este día inicia la resistencia por defender el decreto que nuestro Presidente emitió para dejar de importar maíz transgénico para consumo humano. 

 

Que sepa que aquí está el pueblo y que aquí está la raíz. 

 

Y decirle a todas y todos ustedes, estimadas amigas y amigos, que la lucha más digna de cualquier político es la lucha por la vida.  

 

Y que la lucha por el maíz, es la lucha por la vida de lo que somos, de lo que fuimos y de lo que seremos. 

 

¡Sin maíz no hay país! 

 

¡Que viva el maíz nativo mexicano! 

 

¡Y que vivan las campesinas, los campesinos y los pueblos indígenas que se resisten a desaparecer junto con nuestras semillas! 

 

Muchas gracias.