Versión estenográfica del mensaje del senador Alejandro Armenta Mier, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, en la presentación de su libro “La Pandemia de los Edulcorantes en México”.
Buenas tardes amigas, amigos que nos permiten hoy tener este encuentro, principalmente con mujeres. mujeres empoderadas, mujeres empresarias, mujeres profesionistas, mujeres trabajadoras, mujeres artesanas.
Me da mucho gusto, de verdad, poder compartir este trabajo, que debo decirles, en el mes de octubre, septiembre, le comentaba a la presidenta de la Unidad de Género en el Senado, que era muy importante tener la versión de lo que representa este gran problema de la obesidad; pero sobre todo el abuso en el consumo de los edulcorantes en México, porque es un problema integral, es un problema de fondo.
Y le pedí a ella y al Instituto Belisario Domínguez, que pudiéramos hacer un capítulo especial, y hoy lo presentamos con ustedes.
Recuerdo también que en un encuentro que me invitó la senadora Lila Margarita, donde se presentó una obra sobre la violencia de las mujeres; le comenté sobre esta importancia y desde entonces quedamos de hacer este encuentro.
De verdad, les agradezco a las senadoras, a ustedes, su presencia, porque esta parte que hemos venido trabajando, es el resultado de la lección que nos da el COVID. Cuando el COVID pega en el mundo y azota a México, en el 2020, nuestro país se pone en evidencia en términos del estado de salud de la población, el deterioro del sistema inmunológico con que la población enfrenta esta pandemia.
Y, en ese momento nosotros hacemos un trabajo que nos lleva a presentar una primera edición, donde se describe la historia de las pandemias y las epidemias; desde la caída de la Gran Tenochtitlán hasta nuestros días, hasta el COVID-19.
Esa primera edición, como bien lo dijo la maestra Lilia Margarita, así como a ella le hablaron algunos cabilderos de la industria de laboratorios y de la industria de los fungicidas; a mí me hablaron algunos cabilderos de la industria alimenticia para decirme que le bajara dos rayitas porque estaba afectando a la industria.
Y, les comentamos que nosotros representamos a las y los mexicanos, y que el interés público es la salud, es la vida, es la seguridad. Claro, promovemos la libre empresa, promovemos a las unidades de producción; pero la empresa debe ser socialmente responsable y que no podíamos permitir que el negocio lucrativo de la venta de alimentos chatarra estuviera sobre la salud de las personas.
Y, como nos dijeron que le bajáramos dos rayitas, pues le subimos dos e hicimos la versión de mujeres; y cada vez que nos llamen vamos a hacer otra versión, porque no vamos a permitir que el interés privado que está por encima de la salud, se anteponga. Sería un contrasentido a la responsabilidad que tenemos en el Senado de la República.
Bueno, éste es un tema, amigas y amigos, tan complejo y tan de actualidad, que en este momento la Corte, la Suprema Corte de Justicia está analizando una controversia porque se ampararon varias empresas.
Una empresa refresquera, que no voy a decir su nombre, y una empresa de alimentos global se ampararon porque ellos consideran que el etiquetado que aprobamos en el Senado de al República violenta la actividad empresarial.
El etiquetado es la respuesta, ese etiquetado que dice, es un etiquetado de advertencia que dice: “Alto contenido de sodio”, “Alto contenido de edulcorante. No recomendable en niños”, “Alto contenido de cafeína. No recomendable en niños”, “Alto contenido de grasas transgénicas”.
Esos sellos se hacen para garantizar un derecho humano, es el derecho humano a la alimentación informada; artículo cuarto constitucional.
Se eleva a rango constitucional el derecho humano que tenemos los ciudadanos de saber qué comemos y el contenido de qué bebemos.
En la libertad que tenemos como ciudadanos en el artículo 24 constitucional, la libertad de conciencia, porque es también un derecho; tú en tu libertad de conciencia debes estar informado de que la ingesta de un edulcorante te puede llevar a la destrucción de tu sistema inmunológico.
Pero el niño no está consciente y entonces es una obligación del Estado mexicano advertir a los padres de familia que un niño que consume edulcorante va a destruir su sistema inmunológico; y lo grave es que entre 200 naciones, México es el primer lugar en obesidad infantil en niñas.
Este dato por sí mismo, si hubiera conciencia social, haría que las empresas refresqueras no se ampararan ante la Suprema Corte de Justicia para eliminar los etiquetados.
Este simple dato nos lleva a que la niñez obesa en México nos puede repercutir en cinco o seis años en adolescentes pre diabéticos o con síndrome metabólico, con lo que representaría poner en riesgo a un segmento de la población en la edad productiva. Éste es un tema de seguridad nacional.
México ocupa el primer lugar en consumo de refrescos, mientras en el mundo, en el mundo se consumen 100 vasos de refresco al año, y lo describo en el libro, en Estados Unidos son 400 vasos.
En México, en promedio, 600 vasos. En Puebla, el estado que represento, más de 700 vasos; pero entre las niñas indígenas, entre los adultos mayores y las comunidades originarias, se llegan a consumir hasta 3 mil 280 vasos de refresco.
Por eso somos el primer lugar, por eso las niñas y las mujeres tienen este problema de desarrollo del cáncer cérvico uterino, del cáncer de mama y todas las enfermedades que generan la afectación a la vida.
Por eso, como Senado de la República, lo que hacemos al defender el etiquetado, es defender el derecho humano a los ciudadanos en su libertad de consumo, de saber que el exceso en esos alimentos va a deteriorar su vida.
Siete de cada 10 personas que murieron por el Covid, murieron porque tenían una enfermedad correlacionada con la diabetes o la hipertensión.
Hay otro dato demoledor que nos tendría que ayudar a hacer conciencia en la industria refresquera y en la industria alimenticia. El hecho de que mientras entre el 2019 y el 2022 han muerto por el Covid poco más de 350 mil mexicanos, sólo en un año por la diabetes, mueren alrededor de 450 mil personas; 60 por ciento mujeres. Ese, ese dato, sin duda, nos tiene que ayudar a reflexionar.
El Senado de la República, amigas y amigos, está consciente de esta realidad. Por eso, como lo ha comentado la presidenta de la Comisión de Salud, en el Senado de la República no nos tiembla la mano para poner orden al abuso de las empresas que anteponen el interés económico, al interés de las mexicanas y de los mexicanos.
Muchas gracias, amigas y amigos, por estar en este Encuentro. Gracias, Rocío, gracias senadora Bertha Caraveo, gracias senadora Cora, gracias senadora Lilia Margarita, gracias licenciada, por estar aquí, por permitirnos compartir este documento, que no busca ser un bestseller ni busca tener ningún tipo de premio ni de reconocimiento, lo único que buscamos es empoderar a las mujeres.
Decía algo -con esto termino-, decía tanto la senadora Bertha como la senadora Lilia Margarita: probablemente, en el ejercicio de un derecho humano a la infraestructura digna, no dependa de nosotros si tenemos acceso o no a una calle pavimentada o a la energía eléctrica; no dependa de nosotros porque depende de la acción de gobierno.
Pero con respecto a la salud, ésta sí depende de nosotros, porque nosotros tenemos el poder de decidir cuántos vasos de refresco nos tomamos al día, o cuántos les damos a nuestros hijos, o cuánto sodio, o cuántas grasas transgénicas consumimos.
Ese derecho humano a la salud, depende de nosotros y no depende de las empresas que, pues obviamente, por cierto, son los mismos dueños de la industria farmacéutica, que los dueños de la industria alimenticia en el mundo.
Muchas gracias.