Versión estenográfica del mensaje de la senadora Olga Sánchez Cordero, presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, en el anuncio de la iniciativa para redefinir el delito de violación y definir el concepto de consentimiento, del Instituto Belisario Domínguez.
Muy buenos días a todas, a todos, compañeras, compañeros legisladores; senadoras, senadores. Muchísimas gracias por su presencia.
También a nuestras invitadas, a nuestras amigas, amigos también comprometidos con estos temas, quiero darles la bienvenida aquí al Senado de la República. Muchas gracias.
La violencia de género, sin duda, es uno de los problemas más graves que enfrenta nuestro país. Nos afecta directamente a las mujeres, pero impacta a toda la sociedad.
Combatir este problema es una lucha que hemos abrazado todas y todos los que estamos aquí desde hace décadas. Hemos sido compañeras y compañeros con compromiso y con responsabilidad.
Por eso yo, en lo personal, creo que tenemos esta deuda; nos hemos sumado a esta iniciativa que, como muchos de los avances de la lucha feminista, surgió desde la Sociedad Civil, lo quiero decir así, y las colectivas sobre un tema fundamental: el consentimiento.
Yo recuerdo con mucha claridad cuando estando en la Primera Sala de la Suprema Corte, se planteó la existencia de la violación en el matrimonio. Causó mucha polémica, mucha polémica, ¿por qué? Pues porque la cultura patriarcal estaba culturizada, arraigada socialmente y era inaceptable la creencia que, en torno a las mujeres casadas, también podía haber violaciones.
Lamentablemente esta aberración hoy se sigue creyendo, porque así se interpreta la ley y solo cuando hay un uso de la fuerza física, lesiones, se reconoce la violación.
Éramos consideradas, y perdón la expresión, propiedad del marido.
La ley no contempla el consentimiento como un elemento del delito de violación, y si no está en la ley, tampoco va a figurar en las investigaciones y menos aún en las sentencias de los tribunales.
Esto es lo que queremos con esta iniciativa, esto es lo que queremos cambiar; porque sólo si se es libre, informado, consensuado, es un sí.
No se puede presumir un sí si no se está informado, si no se está en libertad y si no está consensuado. Punto.
Cuando hay presiones, cuando hay amenazas, cuando se percibe una relación de superioridad o cuando falta información, como el caso de muchas de nuestras niñas y de nuestras adolescentes. De ahí la gravedad que tenemos con las niñas que son madres, con las adolescentes que son madres.
Yo no puedo entender cómo una niña de 11 o 12 años va a ser madre, o pudo consentir; que ese es el tema, esa es la reforma que proponemos, porque va a transformar, les aseguro que con esta reforma se va a transformar la óptica con la cual se aborda la violencia sexual, porque va a llenar un vacío legal que es urgente e importante que lo llene.
Y porque le va a dar herramientas, tanto a los operadores del sistema de justicia, cuanto más a los jueces y ministerios públicos para que investiguen y castiguen estos delitos poniendo a los derechos de las mujeres en el centro.
Sin embargo, paralelamente a esta reforma, tenemos que avanzar en dos temas fundamentales. El primero es contemplar la educación sexual, como un derecho y como una herramienta también para prevenir la violencia.
Es decir, nuestras niñas, nuestros jóvenes tienen que saber que nadie puede tocarlas; tienen que saber que pueden decir no las mujeres, las niñas, las adolescentes; que pueden denunciar y que su consentimiento es lo más importante.
Asimismo, los hombres tienen que saber que cuando hay un sí libre y explícito, entonces es un no.
Esto también es un tema. Esto ya está reconocido por la Corte Interamericana que dice, en el caso de Angulo Losada contra Bolivia, que la falta de educación sexual las pone en riesgo.
En esta sentencia de la Corte Interamericana contra Bolivia, ¿te acuerdas que te había dicho que era contra Uruguay? No, es contra Bolivia. Ahí se dice precisamente de la falta de educación sexual que pone en riesgo a las niñas y a las adolescentes, y que hay necesidad de tener una educación sexual.
Y el Estado Mexicano no puede ser omiso en este tema; cualquier, omisión, se vuelve cómplice el propio Estado Mexicano, perdónenme.
Otro tema es la capacitación de las autoridades para no revictimizar a las mujeres. Esto es fundamental, porque hay ministerios públicos que ignoran a la víctima porque un familias no las viola.
¿Cómo? Someten a la víctima a exámenes que violan su intimidad los ministerios públicos y los investigadores o los jueces que culpan a la víctima porque sedujo al hombre. Eso es inaceptable; aunque sea una niña, sedujo al hombre.
Celebro que estemos concluyendo este periodo, cerrando filas todas las fracciones parlamentarias, todas las mujeres, todos los hombres, senadoras y senadores, cerrando filas para que con todos nuestros esfuerzos y que todas estas políticas, esas fuerzas políticas, de verdad concluyamos este periodo cerrando filas.
Antes de concluir, deseo manifestar mi reconocimiento al Instituto Belisario Domínguez por impulsar esta iniciativa. Muchas gracias.
No quitar el dedo del renglón; y, finalmente, les dejo el compromiso de que, como senadora, ciudadana, mujer, siempre estaré con ustedes en estas luchas. Siempre.
Muchas gracias.