Versión estenográfica del mensaje de la senadora Ana Lilia Rivera Rivera, Presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, en la inauguración de la exposición “Memorias de un arduo camino. Las mujeres mexicanas y el derecho al voto”.
Muy buenos días, estimadas compañeras, amigas, amigos todos.
Estamos hoy de plácemes, indudablemente.
Vamos a inaugurar un recorrido fotográfico que, como bien lo dice su título, las mujeres mexicanas, el derecho al voto, ha sido indudablemente un arduo camino.
Y cada una de esas imágenes que vamos a ver, es la expresión del camino que hemos andado y que le ha abierto brecha a muchas mujeres más, como otras abrieron la brecha para nosotras.
No solamente, como decía Simone de Beauvoir, entender que las mujeres, no por el simple hecho de ser mujeres tenemos un destino manifiesto.
Biología no es destino. El destino lo estamos construyendo nosotras.
Ha tardado indudablemente la ley en reconocernos nuestra ciudadanía plena, nuestros derechos plenos. Reconocer que somos intelectualmente capaces de opinar, de decidir y sobre todo de dirigir.
Estamos ante un escenario idóneo, ideal. Es el que hubieran soñado nuestras abuelas. El ver por primera vez en la historia de México la oportunidad de ver a las mujeres gobernar en el espacio más grande de representación política de México.
Si el camino no ha sido arduo, nada más contemos que para nuestra nación tardaron 200 años en darnos una oportunidad para poder ser presidentas de México.
Y tardaron 200 años en permitir a las mujeres ejercer en paridad en las cámaras de representación del pueblo, las máximas expresiones de poder, como son las Mesas Directivas, hoy dirigidas por mujeres, en la pluralidad política, que significa tener diversas opiniones, ideologías y partidos políticos al frente de la Mesa Directiva.
¿Cómo hacemos política las mujeres? Coordinadas, informadas, orientadas, pero sobre todo en solidaridad.
Así nos ponemos de acuerdo. Primero las cosas en las que podemos transitar y luego las cosas que no, para poder tratar de tener una representación digna que nos permita acabar con esos viejos mitos de que las mujeres dicen “Ni juntas, difuntas”, algo así, que ni difuntas estamos juntas.
Hay que terminar con esos viejos esquemas que nos han hecho mucho daño y, por supuesto festejar en esta muestra fotográfica que uno de los pilares fundamentales de la democracia ha sido el derecho al voto.
Recordemos que en México, como en muchos otros países, el acceso al voto fue reservado solamente a una élite privilegiada, excluyendo a las mujeres y a otros grupos de la población.
Es importante recordar a aquellas pioneras, mujeres valientes que desafiaron las normas, se enfrentaron a la discriminación y a la represión.
Mujeres como Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto, Griselda Álvarez, entre muchas otras, quienes fueron verdaderas líderes de la lucha por el voto femenino.
Por eso hoy estamos aquí, recordando el arduo camino y para no olvidar que siempre, para todas y todos, pero sobre todo para las mujeres, lo mejor está por venir.
Que viva la ciudadanía plena de las mujeres.
Muchas gracias.