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Versión estenográfica de la participación en Tribuna de la senadora Ana Lilia Rivera Rivera, presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, en Sesión Ordinaria de este día.

 

Honorable Asamblea.

 

Al pueblo de México.

 

Senadoras y senadores.

 

Hago uso de la Tribuna no como presidenta de la Mesa, sino como senadora representante de un Grupo Parlamentario y mexicana orgullosa de su historia.

 

Quien no conoce su historia, está condenada a repetirla. Quisiéramos todos los muros de todas las instituciones de esta patria, con el nombre de cada hombre y mujer que ha dado su vida por la nación que somos.

 

Nadie, nadie que haya dado la vida por nosotros, no merecería estar en el Muro de Honor. Cada uno de esos nombres, independientemente del momento histórico que le tocó vivir y el papel que le tocó jugar, representa lo que somos y respeto a su memoria por siempre.

 

Me da vergüenza, profunda vergüenza ante México haber escuchado tanta aberración, que no puedo expresar la palabra y el enojo que siento. No, eso no es el debate que se merece la historia, que nos hace ser lo que somos.

 

Doscientos años del Senado de la República, 150 años de su restauración, lo que significa la construcción de una de las grandes instituciones que representamos cada uno de nosotros hoy, en el Pacto Federal, que nos hizo ser soberanos, visibles, independientes; y la nación que es México.

 

Y hoy, se discute con estas barbaridades si se merece o no en un Muro de Honor recordarlo para siempre y por siempre.

 

¡Claro! Vendrán otras Legislaturas, pero esta es icónica y es historia para todos nosotros. No cumplir con el papel que nos toca, de promesa a realidad lo que es la clase política que nos gobierna.

 

De pena ajena lo que la oposición aquí ha dicho, de pena ajena, de pena ajena.

 

Pónganse a estudiar.