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Dirigirme a los jóvenes, siempre es muy placentero. Dirigirme en estos momentos donde la República vive momentos de definición política y de rumbo nacional de transformación; es vivir un momento estelar de la historia. 

 

Sean bienvenidos, todas y todos ustedes. 

 

Saludo con mucho aprecio a todo el presídium que nos acompaña, en particular a un senador morelense que tuve la dicha de estrechar su mano cuando él llegó, en el año 2021, y vi a un hombre con determinación, con carácter. Yo en ese momento era presidente de la Mesa Directiva y me tocó tomarle protesta como el senador propietario. 

 

Ese momento marcó gran parte de mi vida, porque vi en sus ojos el deseo de aportar algo a favor de su estado y eso se refleja, cuando estamos en esos escaños, se refleja en los rostros y en los ojos de cada senador y cada senadora. 

 

Habrá quienes solamente vean la oportunidad de llenar un espacio más en su carrera política o de llenar una vanidad. Pero lejos de eso está su senador de Morelos, Sergio Pérez; él ha cumplido cabalmente con su responsabilidad, ha cumplido con México, ha cumplido con la cuarta transformación y le ha cumplido a Morelos. 

 

Hoy no es casual que todos ustedes estén aquí, que vivan esta experiencia de expresarse, que broten sus ideas, que broten sus sentimientos. Lo más importante en la vida de un Parlamento no es solamente el razonamiento, es el sentimiento. 

 

Si podemos sentir, nos podemos poner en los zapatos de los demás, si podemos sentir, podemos transformar la vida de quienes todavía no han podido dar ese salto en mejores condiciones de vida. 

 

Yo los invito a que ustedes sientan, después razones y luego accionen. Sentir es la base fundamental y el sentimiento llevó a un gran morelense, a un gran destacado mexicano y a un gran héroe internacional, como lo fue don Emiliano Zapata. 

 

Nacido allá en Anenecuilco, Morelos, y que vio la injusticia, sintió la injusticia que vivía su padre, porque llegaron a sus tierras a apoderarse en aquel momento difícil de México, a los pozos de agua que abastecían sus cultivos; y vio en el rostro de su padre de Emiliano Zapata el llanto de la injusticia.  

 

Por eso para mí es muy importante el sentimiento. 

 

Sentir, pensar y accionar.  

 

Emiliano Zapata sintió, reflexionó y accionó.  

 

En su llegada a la Ciudad de México, a esta ciudad, cuando habían derrocado al gobierno usurpador y autoritario, Emiliano Zapata llegó a Palacio Nacional con Pancho Villa.  

 

Dos contrastes, dos hombres, dos historias y dos héroes del mismo momento con distintos sentimientos. 

 

Pancho Villa llegó a la silla y dijo: “¡Qué bien se siente estar aquí!” lo quedó viendo Emiliano Zapata y le dijo: “Muy bien, General Villa”. “¡Siéntate, Emiliano! Siéntate y prueba lo que es la silla presidencial”, y le dijo: “Mi lucha no es por el poder. Mi lucha es por los principios y por las causas de la gente”. 

 

Mi lucha es por los sentimientos. 

 

Sean hombres, como Emiliano Zapata. 

 

Sean mujeres que se inspiren en el pensamiento también de Zapata. 

 

Sientan, sientan, sientan y accionen.  

 

Está en sus manos. 

 

Aprovechen este parlamento para discernir las mejores ideas, que broten del sentimiento y de la reflexión, del debate y del análisis que en este parlamento, que en este Senado de la República han pasado distintos actores de la historia de México. 

 

En este Senado han estado presidentes de la República. En este Senado han estado héroes y heroínas. 

 

Yo estoy cierto que las nuevas generaciones tienen su cita con su presente y este presente es de ustedes. 

 

Atrévanse. Atrévanse a sentir, a pensar y a actuar.  

 

Sean bienvenidos a este Senado.