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Versión estenográfica de la participación, a distancia, del senador Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, en el Taller Juvenil de Formación Legislativa “Las Juventudes y la Democracia", organizado por el Parlamento Juvenil 2020.
 

 

Muchas gracias a todos.  

 

Me da gusto, Jazmine y todos, que hayan convocado a esta reunión, en esta segunda semana, en este foro Taller Juvenil de Formación Política. 

 

Comentaré algunas cosas, empezando por la democracia, que para mí es la parte medular de toda sociedad. 

 

La democracia no puede entenderse sin la juventud, sin la participación de los jóvenes. Sin embargo, entre otras perspectivas, el mundo se ha convertido desde un enfoque dominado por adultos, por personas adultas que en ocasiones no toman en cuenta o subestiman las capacidades creativas, innovadoras, transformadoras de las juventudes. Y llegamos al extremo de regatear su lugar, que debe de ser de alto sentido en nuestras sociedades. 

 

Esto nos obliga a romper con esta forma de exclusión y que cancela en los hechos, la posibilidad de que los jóvenes en todas las sociedades, asuman su responsabilidad histórica y puedan ser dueños de su presente. 

 

Las soluciones a las injusticias que padecen las juventudes, deben contemplar necesariamente una reestructuración política, económica; es decir, mecanismos de redistribución de la riqueza, la reorganización de la división del trabajo o la toma democrática de decisiones dentro de las instituciones; así como acciones que promuevan un cambio cultural como la revalorización de las entidades y la diversidad cultural. 

 

La ausencia de este tipo de soluciones, es uno de los factores que ha alimentado el descontento de las juventudes, para con las instituciones formales de la democracia. Por eso, creo que han sido estas instituciones… 

 

INTERVENCIÓN: Senador, disculpe que lo moleste, se le apagó su audio. 

 

SENADOR RICARDO MONREAL: Qué raro. 

 

INTERVENCIÓN: Puede volver a prenderlo. 

 

SENADOR RICARDO MONREAL: A ver, ¿ya lo escuchan? 

 

INTERVENCIÓN: Ya lo escuchamos. Adelante, senador. 

 

SENADOR RICARDO MONREAL: Entonces les decía que es parte consustancial y les comentaba que se requiere el cambio cultural como la revalorización de las identidades y la diversidad cultural. 

 

La ausencia de este tipo de soluciones es uno de los factores que ha alimentado en gran parte el descontento de los jóvenes para con las instituciones formales de la democracia, que han sido incapaces de reestructurar el sistema de vida, fundado en el mejoramiento de las condiciones sociales, culturales y económicas. 

 

Las primeras dos décadas del siglo XX fueron testigos de movimientos sociales de nueva generación, protagonizadas todas, por las generaciones más jóvenes motivados por un desencanto con la democracia. El siglo pasado, sobre todo de los 50 a los 80, se presentaron esas movilizaciones, esos movimientos sociales, promovidos por jóvenes y motivados por este desencanto que se oponía a las condiciones de desigualdad e injusticia social, en un contexto de falta de legitimidad y representatividad de los sistemas políticos. 

 

Curiosamente, estos movimientos después repercuten en las dos décadas de este siglo 21, del 2000 al 2020. 

 

También se desatan movimientos sociales como la primavera árabe o el M15 o el Occupy Wall Street, o Yo soy el 132, o Chile 2020, Colombia 2021. 

 

No son solamente reclamos de los jóvenes en contra de la democracia sino una demanda de profundizar la misma. Además, son movimientos que se caracterizan por vivir la democracia por la que luchan en términos organizativos, no reconocen jerarquías y privilegian la toma horizontal y la deliberación de decisiones. 

 

En pocas palabras son movimientos rebeldes de inconformidad contra un sistema que los ha excluido.  

 

Estos movimientos no sólo buscaban transformar sus contextos sino incidir en la toma de decisiones e incluso en la toma del poder.  

 

Aunque de momento no se concebía y no tuvieron el objetivo de derrocar gobiernos para tomar el poder político en sus manos, pero finalmente repercutieron en eso, en la forma de participación política de las juventudes que en ese momento no se redujo a meros momentos o expresiones de protesta.  

 

Por eso es que un ejemplo claro de ello siempre lo recuerdo, son ustedes los jóvenes, con el interés de involucrarse activamente en espacios institucionales de incidencia para ser parte de la toma de decisiones políticas y con ello materializar los reclamos de más y mejor democracia.  

 

Con agrado veo la llegada de hombres y mujeres jóvenes. De hecho, todo mi equipo en el Senado es joven en su mayoría, 70-30, 80-20; y ahora veo jóvenes que llegaron a cargos de elección popular en los estados, estoy viendo y en el Congreso. 

 

Pero también veo una clara agenda generacional orientada a la solución de los problemas contemporáneos.  

 

Se estima que en el mundo hay mil 200 millones de jóvenes de 15 a 24 años, lo que representa el 16 por ciento de la población. Esta población enfrenta problemas comunes: Acceso a la educación, a la salud, al empleo, a la igualdad de género. 

 

Y durante esta pandemia que estamos viviendo resultó más complicado, ya que fueron quienes principalmente se hicieron cargo de trabajos, como los servicios de mensajería, entregas, medicinas, domicilios, atención a las víctimas del Covid, los médicos más jóvenes, las enfermeras más jóvenes, los más jóvenes que aparentemente eran los últimos a los que la pandemia atacaba, estuvieron al frente de todos estos procesos de dificultad sanitaria. 

 

La precariedad de los empleos ligada a la pérdida de los derechos, mediante reformas que hicieron más laxa la contratación o la emisión de las autoridades en donde no respondían ante abuso o abusos, es otro fenómeno que afecta los derechos de la juventud y que evitan mejorar las condiciones de vida mediante el esfuerzo propio. 

 

En ese sentido, el objetivo de la Agenda 2030 es garantizar que nadie se quede atrás, y contempla a los jóvenes en cuatro áreas específicas: Empleo juvenil, adolescencia, educación y deportes para la paz.  

 

Estos elementos son tomados en cuenta por nosotros, ahora en esta nueva dinámica en el Poder Legislativo. La expedición de leyes que hemos hecho o iniciativas que estamos concluyendo están orientadas hacia allá, hacia el desarrollo integral de las personas jóvenes y la incorporación de políticas públicas que propicien el desarrollo y la inclusión en los ámbitos políticos, social, económico y cultural del país. 

 

Ahora estamos revisando algunas leyes importantes, sin embargo en nuestro país, las generaciones de adultos reconocemos las deudas que tenemos con los jóvenes. Y, por eso yo siempre aprovecho cualquier foro con jóvenes para convocarlos a no  desmayar, a seguirle. Ustedes son incansables, no se agotan, no se cansan. 

 

Y, creo que ahora hay un buen momento en el país con los jóvenes. Cualquier esfuerzo emprendido y cualquier esfuerzo que estén desarrollando para incluirse, incorporarse en el desarrollo de la sociedad y en la dirección de la sociedad, vale la pena. 

 

No hay que cansarse y hay que mantenerse, permanentemente en acción. 

 

Por eso, en el pleno ejercicio, promoción y protección de sus derechos, así como el diseño o implementación de la política nacional, de jóvenes, no puede ser ajena a la realidad del México contemporáneo. Tampoco puede llevarse a cabo sin ustedes, sin su activa participación. 

 

Los hijos de la crisis, como se conoce a las generaciones que nacieron a lo largo de las últimas tres décadas, son quienes están reclamando y tomando los espacios para convertirse en agentes de la transformación social. 

 

Esta transformación no puede ser ajena a las diversas realidades de la juventud mexicana, ustedes lo saben mejor que nadie. No existe una sola forma de ser joven y el ejercicio de la autoridad debe reflejar esa diversidad, si no quiere reproducir los sesgos del pasado profundizando las condiciones de injusticia social. 

 

Para lograr una democracia construida por las jóvenes y los jóvenes, se requiere conocer y hacer uso de los mecanismos para incidir en la toma de decisiones de sus comunidades, y crear lazos de cooperación con sus congéneres para crear nuevas alternativas de vida y soluciones a problemas comunes. 

 

El presupuesto participativo, las candidaturas independientes, la consulta popular, el Parlamento Abierto; son algunas de las herramientas con que contamos para seguir abriendo el camino hacia una inclusión más integral de los jóvenes a los asuntos públicos. 

 

Sin los jóvenes, simplemente no hay democracia. Sin los jóvenes no hay condiciones de transitar hacia mejores estadios de desarrollo. Sin los jóvenes, no se puede hablar de mejoría social, cultural. 

 

La participación ciudadana, la participación de los jóvenes, actualmente es mucho más demandante que en otros tiempos. 

 

Siempre se ha creído que existe –por eso mi comentario al principio– una apatía política predeterminada orientada en esta etapa de nuestra vida. 

 

No, lo que sucede es que no hay oportunidades para poder participar y para poderse incorporar al desarrollo político del país; y  por eso es que nos dicen: Es que los jóvenes son indiferentes ante los asuntos públicos; no, es que los canales de participación se cerraron y hay  muy pocos jóvenes como ustedes que insisten e insisten en participar y ser parte de la Rēs pūblica. 

 

De la Rēs pūblica, decían los romanos, ¿qué quiere decir esto? De la cosa pública. 

 

A mí me da mucho gusto siempre encontrarme con la energía, el dinamismo, la actitud incansable de los jóvenes que son creativos rebeldes y que quieren participar, están empujando las formas arcaicas y tradicionales para abrir la ostra y decir: Aquí estoy, quiero participar y no me vas a poder excluir.  

 

A mí me da mucho gusto, por eso siempre acepto participar con jóvenes.  

 

He escrito muchos libros y siempre me acuerdo de ustedes.  

 

Ahora que he escrito algunos de ellos, ojalá y consigan el de Péndulo Político o consigan uno que se llama “Errar es de humanos, corregir es política”. Son consejos en materia pública política.  

 

Y los últimos que he escrito sobre los tres años de grandes reformas que hemos llevado a cabo en el Congreso. Acaba de salir publicado recientemente. Son dos tomos, grades reformas.  

 

Está “La infamia”, está “21 razones para el 21”, están algunos de derecho electoral “Teoría de nulidades”. Hay muchos libros, 35 que he escrito y que deben de leer.  

 

Bueno, eso es lo que les quería comentar.  

 

No dejen en la habitación de la comunidad de su cuarto sus ideas, su emoción; y, aunque la ostra no quiera abrirse, ábranla, porque la van a abrir, la están abriendo. 

 

Este tipo de reuniones, de encuentros, de talleres, aunque seamos 30, 40,50 jóvenes, ya habla de un proceso que se está construyendo; ya habla de que no se le tiene temor, miedo, indiferencia o apatía; ya habla de que queremos participar y que cada día son más los jóvenes que quieren un México mejor, y por eso me da mucho gusto saludarlos. 

 

Ha sido un día pesado hoy, porque estamos previo al inicio de sesiones. El primer día va a ser la Revocación de Mandato, una ley que prohíbe usar los animales para fines cosméticos o de belleza y otra más la Ley de la Armada.  

 

Hay mucho trabajo en las Cámaras ahora y hay mucha actividad, por eso me parece importante que ustedes estén muy pendientes en nuestra agenda y que participen en el debate público que estamos llevando a cabo. 

 

Quiero de nuevo felicitarlos, felicitar a todos. A Christopher, a Ana Cristina, Jazmine, a Julio César, a todos los que han hecho posible este taller, porque sólo de esta forma se va a lograr y su ánimo, su entusiasmo, su energía se va a lograr, va a incidir en grandes transformaciones; y como ustedes, hay muchos jóvenes que quieren ser tomados en cuenta en este proceso de transformación. 

 

Les mando un abrazo, jóvenes, hombres y mujeres. 

 

¡Ánimo! 

 

 

Muchas gracias a todos.  

 

Me da gusto, Jazmine y todos, que hayan convocado a esta reunión, en esta segunda semana, en este foro Taller Juvenil de Formación Política. 

 

Comentaré algunas cosas, empezando por la democracia, que para mí es la parte medular de toda sociedad. 

 

La democracia no puede entenderse sin la juventud, sin la participación de los jóvenes. Sin embargo, entre otras perspectivas, el mundo se ha convertido desde un enfoque dominado por adultos, por personas adultas que en ocasiones no toman en cuenta o subestiman las capacidades creativas, innovadoras, transformadoras de las juventudes. Y llegamos al extremo de regatear su lugar, que debe de ser de alto sentido en nuestras sociedades. 

 

Esto nos obliga a romper con esta forma de exclusión y que cancela en los hechos, la posibilidad de que los jóvenes en todas las sociedades, asuman su responsabilidad histórica y puedan ser dueños de su presente. 

 

Las soluciones a las injusticias que padecen las juventudes, deben contemplar necesariamente una reestructuración política, económica; es decir, mecanismos de redistribución de la riqueza, la reorganización de la división del trabajo o la toma democrática de decisiones dentro de las instituciones; así como acciones que promuevan un cambio cultural como la revalorización de las entidades y la diversidad cultural. 

 

La ausencia de este tipo de soluciones, es uno de los factores que ha alimentado el descontento de las juventudes, para con las instituciones formales de la democracia. Por eso, creo que han sido estas instituciones… 

 

INTERVENCIÓN: Senador, disculpe que lo moleste, se le apagó su audio. 

 

SENADOR RICARDO MONREAL: Qué raro. 

 

INTERVENCIÓN: Puede volver a prenderlo. 

 

SENADOR RICARDO MONREAL: A ver, ¿ya lo escuchan? 

 

INTERVENCIÓN: Ya lo escuchamos. Adelante, senador. 

 

SENADOR RICARDO MONREAL: Entonces les decía que es parte consustancial y les comentaba que se requiere el cambio cultural como la revalorización de las identidades y la diversidad cultural. 

 

La ausencia de este tipo de soluciones es uno de los factores que ha alimentado en gran parte el descontento de los jóvenes para con las instituciones formales de la democracia, que han sido incapaces de reestructurar el sistema de vida, fundado en el mejoramiento de las condiciones sociales, culturales y económicas. 

 

Las primeras dos décadas del siglo XX fueron testigos de movimientos sociales de nueva generación, protagonizadas todas, por las generaciones más jóvenes motivados por un desencanto con la democracia. El siglo pasado, sobre todo de los 50 a los 80, se presentaron esas movilizaciones, esos movimientos sociales, promovidos por jóvenes y motivados por este desencanto que se oponía a las condiciones de desigualdad e injusticia social, en un contexto de falta de legitimidad y representatividad de los sistemas políticos. 

 

Curiosamente, estos movimientos después repercuten en las dos décadas de este siglo 21, del 2000 al 2020. 

 

También se desatan movimientos sociales como la primavera árabe o el M15 o el Occupy Wall Street, o Yo soy el 132, o Chile 2020, Colombia 2021. 

 

No son solamente reclamos de los jóvenes en contra de la democracia sino una demanda de profundizar la misma. Además, son movimientos que se caracterizan por vivir la democracia por la que luchan en términos organizativos, no reconocen jerarquías y privilegian la toma horizontal y la deliberación de decisiones. 

 

En pocas palabras son movimientos rebeldes de inconformidad contra un sistema que los ha excluido.  

 

Estos movimientos no sólo buscaban transformar sus contextos sino incidir en la toma de decisiones e incluso en la toma del poder.  

 

Aunque de momento no se concebía y no tuvieron el objetivo de derrocar gobiernos para tomar el poder político en sus manos, pero finalmente repercutieron en eso, en la forma de participación política de las juventudes que en ese momento no se redujo a meros momentos o expresiones de protesta.  

 

Por eso es que un ejemplo claro de ello siempre lo recuerdo, son ustedes los jóvenes, con el interés de involucrarse activamente en espacios institucionales de incidencia para ser parte de la toma de decisiones políticas y con ello materializar los reclamos de más y mejor democracia.  

 

Con agrado veo la llegada de hombres y mujeres jóvenes. De hecho, todo mi equipo en el Senado es joven en su mayoría, 70-30, 80-20; y ahora veo jóvenes que llegaron a cargos de elección popular en los estados, estoy viendo y en el Congreso. 

 

Pero también veo una clara agenda generacional orientada a la solución de los problemas contemporáneos.  

 

Se estima que en el mundo hay mil 200 millones de jóvenes de 15 a 24 años, lo que representa el 16 por ciento de la población. Esta población enfrenta problemas comunes: Acceso a la educación, a la salud, al empleo, a la igualdad de género. 

 

Y durante esta pandemia que estamos viviendo resultó más complicado, ya que fueron quienes principalmente se hicieron cargo de trabajos, como los servicios de mensajería, entregas, medicinas, domicilios, atención a las víctimas del Covid, los médicos más jóvenes, las enfermeras más jóvenes, los más jóvenes que aparentemente eran los últimos a los que la pandemia atacaba, estuvieron al frente de todos estos procesos de dificultad sanitaria. 

 

La precariedad de los empleos ligada a la pérdida de los derechos, mediante reformas que hicieron más laxa la contratación o la emisión de las autoridades en donde no respondían ante abuso o abusos, es otro fenómeno que afecta los derechos de la juventud y que evitan mejorar las condiciones de vida mediante el esfuerzo propio. 

 

En ese sentido, el objetivo de la Agenda 2030 es garantizar que nadie se quede atrás, y contempla a los jóvenes en cuatro áreas específicas: Empleo juvenil, adolescencia, educación y deportes para la paz.  

 

Estos elementos son tomados en cuenta por nosotros, ahora en esta nueva dinámica en el Poder Legislativo. La expedición de leyes que hemos hecho o iniciativas que estamos concluyendo están orientadas hacia allá, hacia el desarrollo integral de las personas jóvenes y la incorporación de políticas públicas que propicien el desarrollo y la inclusión en los ámbitos políticos, social, económico y cultural del país. 

 

Ahora estamos revisando algunas leyes importantes, sin embargo en nuestro país, las generaciones de adultos reconocemos las deudas que tenemos con los jóvenes. Y, por eso yo siempre aprovecho cualquier foro con jóvenes para convocarlos a no  desmayar, a seguirle. Ustedes son incansables, no se agotan, no se cansan. 

 

Y, creo que ahora hay un buen momento en el país con los jóvenes. Cualquier esfuerzo emprendido y cualquier esfuerzo que estén desarrollando para incluirse, incorporarse en el desarrollo de la sociedad y en la dirección de la sociedad, vale la pena. 

 

No hay que cansarse y hay que mantenerse, permanentemente en acción. 

 

Por eso, en el pleno ejercicio, promoción y protección de sus derechos, así como el diseño o implementación de la política nacional, de jóvenes, no puede ser ajena a la realidad del México contemporáneo. Tampoco puede llevarse a cabo sin ustedes, sin su activa participación. 

 

Los hijos de la crisis, como se conoce a las generaciones que nacieron a lo largo de las últimas tres décadas, son quienes están reclamando y tomando los espacios para convertirse en agentes de la transformación social. 

 

Esta transformación no puede ser ajena a las diversas realidades de la juventud mexicana, ustedes lo saben mejor que nadie. No existe una sola forma de ser joven y el ejercicio de la autoridad debe reflejar esa diversidad, si no quiere reproducir los sesgos del pasado profundizando las condiciones de injusticia social. 

 

Para lograr una democracia construida por las jóvenes y los jóvenes, se requiere conocer y hacer uso de los mecanismos para incidir en la toma de decisiones de sus comunidades, y crear lazos de cooperación con sus congéneres para crear nuevas alternativas de vida y soluciones a problemas comunes. 

 

El presupuesto participativo, las candidaturas independientes, la consulta popular, el Parlamento Abierto; son algunas de las herramientas con que contamos para seguir abriendo el camino hacia una inclusión más integral de los jóvenes a los asuntos públicos. 

 

Sin los jóvenes, simplemente no hay democracia. Sin los jóvenes no hay condiciones de transitar hacia mejores estadios de desarrollo. Sin los jóvenes, no se puede hablar de mejoría social, cultural. 

 

La participación ciudadana, la participación de los jóvenes, actualmente es mucho más demandante que en otros tiempos. 

 

Siempre se ha creído que existe –por eso mi comentario al principio– una apatía política predeterminada orientada en esta etapa de nuestra vida. 

 

No, lo que sucede es que no hay oportunidades para poder participar y para poderse incorporar al desarrollo político del país; y  por eso es que nos dicen: Es que los jóvenes son indiferentes ante los asuntos públicos; no, es que los canales de participación se cerraron y hay  muy pocos jóvenes como ustedes que insisten e insisten en participar y ser parte de la Rēs pūblica. 

 

De la Rēs pūblica, decían los romanos, ¿qué quiere decir esto? De la cosa pública. 

 

A mí me da mucho gusto siempre encontrarme con la energía, el dinamismo, la actitud incansable de los jóvenes que son creativos rebeldes y que quieren participar, están empujando las formas arcaicas y tradicionales para abrir la ostra y decir: Aquí estoy, quiero participar y no me vas a poder excluir.  

 

A mí me da mucho gusto, por eso siempre acepto participar con jóvenes.  

 

He escrito muchos libros y siempre me acuerdo de ustedes.  

 

Ahora que he escrito algunos de ellos, ojalá y consigan el de Péndulo Político o consigan uno que se llama “Errar es de humanos, corregir es política”. Son consejos en materia pública política.  

 

Y los últimos que he escrito sobre los tres años de grandes reformas que hemos llevado a cabo en el Congreso. Acaba de salir publicado recientemente. Son dos tomos, grades reformas.  

 

Está “La infamia”, está “21 razones para el 21”, están algunos de derecho electoral “Teoría de nulidades”. Hay muchos libros, 35 que he escrito y que deben de leer.  

 

Bueno, eso es lo que les quería comentar.  

 

No dejen en la habitación de la comunidad de su cuarto sus ideas, su emoción; y, aunque la ostra no quiera abrirse, ábranla, porque la van a abrir, la están abriendo. 

 

Este tipo de reuniones, de encuentros, de talleres, aunque seamos 30, 40,50 jóvenes, ya habla de un proceso que se está construyendo; ya habla de que no se le tiene temor, miedo, indiferencia o apatía; ya habla de que queremos participar y que cada día son más los jóvenes que quieren un México mejor, y por eso me da mucho gusto saludarlos. 

 

Ha sido un día pesado hoy, porque estamos previo al inicio de sesiones. El primer día va a ser la Revocación de Mandato, una ley que prohíbe usar los animales para fines cosméticos o de belleza y otra más la Ley de la Armada.  

 

Hay mucho trabajo en las Cámaras ahora y hay mucha actividad, por eso me parece importante que ustedes estén muy pendientes en nuestra agenda y que participen en el debate público que estamos llevando a cabo. 

 

Quiero de nuevo felicitarlos, felicitar a todos. A Christopher, a Ana Cristina, Jazmine, a Julio César, a todos los que han hecho posible este taller, porque sólo de esta forma se va a lograr y su ánimo, su entusiasmo, su energía se va a lograr, va a incidir en grandes transformaciones; y como ustedes, hay muchos jóvenes que quieren ser tomados en cuenta en este proceso de transformación. 

 

Les mando un abrazo, jóvenes, hombres y mujeres. 

 

¡Ánimo!