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Versión estenográfica del mensaje de la senadora Olga Sánchez Cordero, presidenta de la Mesa Directiva de la Comisión Permanente, en la inauguración de los Diálogos Parlamentarios “Contra la violencia obstétrica”. 

 

Muchísimas gracias, mi querido Rafa.  

 

Gracias, de verdad, por la presencia, ahora a la distancia pero muy oportuna, después de la pandemia que nos acostumbramos a relacionarnos y a tener este tipo de reuniones tan provechosas y ésta es una de ellas. 

 

Gracias a las Fiscalías Especializadas, a los Tribunales por estar presentes.  

 

Sin duda, a los especialistas, a los médicos, a las médicas; a mis compañeras y compañeros senadores. 

 

Mi querida Jos, te escuché completa, desde que empezaste tu disertación me encantó. Todos los testimonios que nos hiciste favor de narrar, y todos conocemos otros testimonios todavía más impactantes. 

 

Por ejemplo, en algunos años anteriores hubo un tema de que, sin consentimiento de la madre, se les practicaba una intervención quirúrgica de amarrarles las Trompas de Falopio para que no volvieran a tener hijos, por ejemplo.  

 

Esta violencia es inconcebible, ni siquiera fue consultada. De repente ya no podían tener hijos y no se daban cuenta del por qué. 

 

Pero esta tarde estamos aquí presentando conceptos fundamentales. 

 

También, como decía mi querida José, de varias iniciativas que han sido presentadas ya por mis colegas senadoras y senadores; y que ya están ahí presentadas en el Senado de la República para combatir la violencia obstétrica y para mejorar las condiciones de atención a todas las mujeres que deben ser atendidas por los especialistas en obstetricia y en ginecología. 

 

Por eso agradezco, de verdad,  a los panelistas, a mis colegas senadoras, senadores.  

 

Estoy viendo al senador Luis David Ortiz Salinas, lo estoy viendo por ahí. Muchas gracias por estar presente, querido Luis David, presidente de la Comisión del Federalismo del Senado. 

 

Estoy viendo a Karla Berdichevsky, la titular del Centro de Género y Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud. 

 

A nuestro querido doctor Roberto Castro, investigador del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM. 

 

A la maestra Cecilia Garibi, coordinadora de Incidencia Política del CIDE.   

 

A Francisco Cue, del CIDE también, igualmente. 

 

Al doctor Francisco Javier Robles Elías, director del Comité de Trato Digno y Respetuoso en la Atención Obstétrica de la Federación Mexicana de Colegios de Obstetricia y Ginecología. 

 

Tenemos un panel muy especializado. 

 

Desde luego también a las Fiscalías, a los Tribunales, quienes deben hacerse cargo, en un momento dado de esta violencia, de la denuncia sobre la violencia obstétrica que sufren nuestras mujeres. 

 

Ya algunos datos los dio mi querida Josefina Vázquez Mota, pero yo quisiera obviamente cederle la voz a las y los especialistas, pero todos sabemos que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, todos los días mueren en el mundo 800 mujeres por causas relacionadas con el embarazo y el parto.  

 

Y la mayor parte de estas muertes son prevenibles, y un porcentaje muy grande corresponde a mujeres en situación de vulnerabilidad; mujeres que habitan en zonas rurales o indígenas, afrodescendientes,  y la mayor parte de ellas muy pobres. 

 

Las causas directas de la mortalidad materna incluyen la preeclampsia, la eclampsia, las hemorragias, las infecciones, los abortos inseguros; y muchas de estas causas se relacionan con la falta de acceso a los servicios de salud de calidad, que se asocian con costos elevados de la pensión médica: deficiencias de los insumos, equipos y la falta de personal capacitado. 

 

Asimismo, existen barreras estructurales como las leyes, también por eso tenemos que abocarnos a mejorar nuestras leyes; a las políticas y prácticas que perpetúan la discriminación contra las mujeres en el ámbito social, económico, familiar. 

 

Y, de acuerdo con datos estadísticos de la Organización Mundial de la Salud, de 135 millones de mujeres y de partos al año, unos 20 millones presentan complicaciones posteriores relacionadas con el embarazo. 

 

La lista de estas enfermedades es larga y diversa: Fiebre, anemia, fístulas, incontinencia, esterilidad, depresión, etcétera. Y cada año se registran 16 millones de partos de niñas de 15 a 19 años. Imagínense nada más. 

 

En los países de ingresos bajos y medios, las complicaciones del embarazo y del parto son la principal causa de muerte entre estas jóvenes. 

 

Y de todas estas muertes maternas, menos del 1 por ciento corresponden a los países de ingresos elevados. 

 

La razón de moralidad materna y los países en desarrollo es de 230 por 100 mil nacimientos, frente al 16 por 100 mil en los países desarrollados. 

 

Así que las causas son estructurales, son causas, desde luego también de falta de servicios de salud accesibles y otras muchas de los servicios mismos que se prestan en estos países en vías de desarrollo. 

 

Además, es más alta la mortalidad materna en las zonas rurales, en las comunidades pobres con menor nivel educativo; y la mayoría de las muertes maternas pueden evitarse, pero con una atención especializada, también incluso al parto y el acceso a la atención obstétrica de urgencia. 

 

Así que estas prácticas indebidas para la mujer durante la etapa prenatal, parto, puerperio y extendiéndose, como consecuencia, hacia el recién nacido, deben ser un tema de salud pública y un tema que debemos combatir desde todos los frentes. 

 

Efectivamente, mi querida senadora Vázquez Mota, todos tenemos temas, relatorías de mujeres que han sufrido esta violencia obstétrica, tremenda violencia obstétrica.  

 

Y lo que yo me pregunto, es que, si no fuera por estas mujeres, por nosotras, me incluyo, que dan a luz, ¿dónde estaría la supervivencia de nuestra especie?  

 

¿Qué los señores médicos y las señoritas enfermeras y todo el personal de salud no tienen mente, que si no fuera por estos partos, que si no fuera precisamente por estos embarazos y por estas mujeres guerreras, heroínas que tienen a sus hijos, simplemente la especie humana desaparecería sobre la faz de esta tierra? Porque esto es así, simplemente. 

 

Pero además eso de que te gustaba y no sé qué… A muchas mujeres se les ha impuesto la relación y muchas de ellas ni siquiera tienen acceso a estos supuestos placeres, ¿por qué? Porque muchas de ellas son violentadas físicamente, mentalmente, emocionalmente en este tipo de relaciones.  

 

O sea que además de todo, además de la violencia obstétrica fueron violentadas en el tema de la relación sexual. 

 

O sea que, digamos, estamos en el peor de los mundos, en el peor de los mundos, porque fueron violentadas antes, son violentadas durante y son violentadas obstétricamente en el parto. 

 

Todas quienes hemos tenido hijos, sabemos de los dolores que implica tener un hijo, no nos es ajeno. Y sabemos que la gran ilusión, y cuando nace ya nuestro bebé se nos olvida todo lo que pasamos anteriormente en estos dolores tan fuertes que teníamos.  

 

Yo tengo tres hijos también y sé de lo que estoy hablando y sabemos todas; Jose tiene también tres y algunas de las mujeres que están aquí presentes y de las madres que están aquí presentes saben de lo que estoy hablando. 

 

Se nos olvida cuando vemos a nuestro bebé, a la criatura recién nacida; cuando nos la dan  en nuestros brazos dejamos atrás cualquier tema de dolor o cualquier tema por el que hayamos pasado.  

 

Sí, pero ¿por qué debe estar presente la violencia obstétrica en estos momentos tan importantes para la mujer? ¿Por qué? 

 

De verdad, esto debe erradicarse, debe incluso perseguirse con contundencia por parte del Estado. 

 

No quisiera tardarme mucho más, después ya daremos algún  mensaje final, para darle obviamente la palabra a los especialistas. 

 

Muchas gracias por su presencia, de verdad, muchas, muchas gracias.