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Versión estenográfica de la participación de la senadora Olga Sánchez Cordero, presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, en la presentación del libro “La Participación del Pueblo y la Revocación de Mandato”, escrito por el senador Eduardo Ramírez Aguilar, del Grupo Parlamentario de Morena. 

 

Muy buenas tardes a todas, a todos ustedes.  

 

Muchas gracias al autor por haberme invitado a esta presentación de este libro tan interesante y tan importante. Y compartir obviamente, este presídium con el señor coordinador Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política. Con el coordinador de la bancada del Partido Verde Ecologista, también muchas gracias. 

 

Y, por supuesto con mi amiga, la ministra Margarita Ríos Farjat, a quien conozco desde hace muchísimos, muchísimos años. Conozco de sus dotes literarias y de poeta, dicho sea de paso. 

 

Bien, yo conocí este libro apenas lo terminó el senador Eduardo Ramírez. Estaba todavía casi en el final, cuando me pidió, yo con gusto acepté, próloga. 

 

Entonces, conozco el libro bien, en realidad las palabras que yo escribí en este Prólogo, que me gustaría que todos, de verdad, viéramos la importancia de este libro y también la trascendencia en una coyuntura como la que estamos viviendo en este momento, en donde este ejercicio de participación directa, de participación democrática con nuestra nueva figura, con la revocación de mandato, en los próximo días. 

 

Para no incurrir en algún tipo de responsabilidad, el análisis es académico totalmente, porque ya ven ustedes que uno, cuando habla de la revocación de mandato en estos días, camina por una línea delgada. 

 

Quiero hablar sobre algunos aspectos de este libro, que me parecieron muy interesantes. Lo primero que señala nuestro autor, nuestro senador Eduardo Ramírez Aguilar, es precisamente la participación del pueblo y la revocación de mandato.  

 

Este libro, como todos saben, fue publicado por el Senado de la República a través del Instituto Belisario Domínguez. Pero más allá de eso, viene a inscribirse en la lista de obras que reflexionan sobre una palabra que cotidianamente utilizamos, constantemente utilizamos en nuestra vida pública, pero a veces desconocemos su significado histórico a profundidad: la democracia. 

 

Y así lo dice nuestro autor, a lo largo de este libro, el lector va a encontrar las claves para comprender de mejor manera no solamente la historia del ascenso y acceso, como una forma de gobierno de la democracia; sino su importancia fundamental para el mundo contemporáneo. 

 

Nuestro autor reflexiona sobre la democracia, desde la tradición socrática, la cual me encanta, recuperando la esencia misma de los Diálogos de Platón, en la que se apega la filosofía política, para preguntarse constantemente qué es la democracia y hacia dónde va. 

 

Indaga, nuestro autor, los orígenes de la semántica, para proyectar las rutas hacia las cuales el fenómeno democrático habrá de dirigirse en los próximos años. Por eso es importante su lectura. 

 

Pero quizá, lo más trascendental del libro sea que pone los focos sobre el actor fundamental de la democracia: el pueblo, ¿cuál ha sido el papel que ha jugado el pueblo a lo largo de más de 2 mil años de la historia de la democracia? 

 

¿Cómo ha evolucionado la participación de la ciudadanía? Y, sobre todo, ¿cuáles serán las nuevas formas de incidencia política de los Estados democráticos en el siglo XXI? 

 

Son preguntas, sin duda alguna, importantes. Este libro no da una respuesta definitiva a todas ellas, pero están planteadas; por eso el libro analiza a la democracia y a la participación ciudadana como conceptos vivos, como conceptos vigentes, pero que van cambiando, que van cambiando conjuntamente y se transforman constantemente, dependiendo del contexto social e histórico. 

 

Por ello, se recurre –y este libro lo hace– a las metodologías de la historiografía y de la política comparada. 

 

Como lo dijo mi querida amiga Margarita Ríos Farjat, analiza casos específicos en derecho comparado como Francia, Chile, Suiza, Estados Unidos, Colombia, India, Brasil. 

 

Y tienes razón, Margarita, hasta los años 70, las mujeres tuvieron el voto en Suiza. Yo no conocía esa explicación de que les costaba trabajo bajar de las laderas de los cerros y que por eso hasta el año de 1971, imagínate nada más, obtuvieron el derecho al voto un país como Suiza.  

 

Pero bueno, esto lo hace nuestro autor a manera de derecho comparado.  

 

El libro también cuenta y se centra su análisis en nuestro país.  

 

La historia de la democracia en México ha sido, sin duda, te lo dice, una carrera de obstáculos. Hemos enfrentado pasajes oscuros en los que la vida democrática se puso en entredicho, en los que el autoritarismo se convirtió en una acción de gobierno. 

 

Las voces opositoras y todos aquellos que se atrevieron a cuestionar al poder oficial, sufrían un destino cruel, que todavía representa una herida abierta para el México contemporáneo. 

 

Yo recuerdo, porque participé en él, el Movimiento del 68, como estudiante. Y ahí conocí a algunos amigos, como por ejemplo a Jesús Seade, que pertenecía al Comité de Huelga de la Facultad de Química, pero él sí pertenecía al Comité de Huelga; yo simplemente era una estudiante más que sumaba a este gran Movimiento Estudiantil del 68. 

 

¿Y qué queríamos? ¿Cuál era nuestro anhelo? Por supuesto las libertades, ir en contra del autoritarismo. Ir en contra de un poder absoluto en donde no había la libertad de expresión de la que hoy gozamos, no había tampoco la libertad de prensa de la que hoy gozamos sino que por supuesto había un partido político en el gobierno, un único partido político y las voces de los opositores eran aislados.  

 

Claro, se estaba conformando, ya conformado el Partido Acción Nacional, pero finalmente el partido en el poder era un partido hegemónico por muchísimos años, y por eso el Movimiento Estudiantil de 1968.  

 

Y por eso, los movimientos estudiantiles en otras partes del mundo, como en la Primavera de Praga, o como en París, o como en algunos de los países sudamericanos, latinoamericanos.  

 

Por eso una herida abierta para el México contemporáneo.  

 

Por eso pensar en la democracia tiene una vigencia relevante para toda nuestra sociedad contemporánea, porque para llegar a ella hemos tenido que enfrentar terribles momentos en los que definitivamente no había libertades para el pueblo. 

 

Pero acaso he obviado un elemento central del presente libro: Cómo la participación ciudadana puede incidir directamente en la continuidad de un proyecto político, cuando éste arroja o no los resultados esperados.  

 

El trabajo del autor hace un repaso de la democracia participativa en México; también, como lo había mencionado y lo dijo en Margarita, en otras regiones del mundo, para averiguar la viabilidad de que la revocación de mandato, como una herramienta más de la ciudadanía, puede participar activamente en el Gobierno. 

 

Es una participación directa; es la democracia participativa, no es una democracia indirecta, no es una democracia para elegir representantes, es una democracia directa para que un gobierno continúe o no, haya dado o no los resultados esperados.  

 

Así que esta herramienta la tiene la ciudadanía para participar activamente en su gobierno. 

 

El senador Ramírez Aguilar no solamente hace hincapié en esta historia de lucha, sino centra sus esfuerzos en los actores sociales menos escuchados durante el antiguo régimen. 

 

Los pueblos indígenas, los pobres, los desvalidos, los menos afortunados. Ellos también forman parte de nuestra democracia y tienen no algo qué decir; tienen mucho que decir. 

 

En un momento histórico en el que México atraviesa una nueva transformación de su vida pública, el Presidente de la República ha planteado que la revocación de mandato sea un derecho del pueblo, en este caso del pueblo de México. 

 

Ante todo, se trata de una apertura sin parangón, para que las y los mexicanos accedan a sus derechos políticos. 

 

Así pues, la vida de la revocación de mandato existe en nuestro país desde el 20 de diciembre del 2019. Prácticamente es un bebé, es un niño recién nacido en nuestra Constitución. Porque, como dice la Ministra, un rediseño ya en nuestra Constitución que buena falta hacía. 

 

Se define a la revocación de mandato presidencial como un derecho de la ciudadanía; lo concibe como un instrumento de participación, solicitado por la misma ciudadanía, para concluir anticipadamente, porque es revocación, el desempeño del cargo presidencial a partir de la pérdida de confianza. Así lo establece nuestra Constitución. 

 

La revocación de mandato constituye un ejercicio de democracia participativa, lo decíamos, que empodera a la ciudadanía, empodera al pueblo. De ahí que el poder revisor de la Constitución, el Constituyente Permanente, haya cristalizado en la norma fundamental el derecho a solicitar la revocación del mandato del Primer Mandatario de nuestro país, nada más y nada menos que la consideración más alta de la esfera pública del Estado Mexicano, por su entendimiento político, pero también jurídico y constitucional. 

 

Este derecho, se asume como una robusta sinergia popular que califica, que evalúa el ejercicio del cargo público, de modo que la ciudadanía organizada decide, en última instancia, sobre la prevalencia o no del Presidente de la República. Es decir, el verdadero soberano se impone y el verdadero soberano es el pueblo. 

 

Así, se palpa su imperio y fundamento sobre la forma del Estado, que más que nunca podemos presumir que es democrático con una cláusula republicana consolidada. 

 

Recientemente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación auscultó la Ley Reglamentaria y determinó cuestiones muy importantes al respecto. Ojalá también, además de que lean el libro, lean la resolución de la Suprema Corte de Justicia, al hacer la revisión de la ley reglamentaria que expidió el Congreso de la Unión. 

 

Y la pregunta, y la discusión por supuesto; y la pregunta, por ejemplo, o uno de los temas más importantes respecto a esta auscultación fue la pregunta. 

 

Por ejemplo: Se sostuvo si se sostenía o no, pero sí se sostuvo en los términos en que lo había planteado el Poder Legislativo. 

 

Por último, en este contexto, la participación del pueblo y la revocación de mandato se convierte en una lectura obligatoria para todos aquellos que quieran saber más sobre la historia escurridiza de la democracia, de la palabra democracia, desde su origen hasta nuestros días, y que hoy más que nunca cobra una relevancia sin precedentes en nuestro contexto de país, estamos a unas cuantas semanas de participar. 

 

Muchas gracias.