Versión estenográfica del mensaje de la senadora Olga Sánchez Cordero, en la ceremonia de apertura del evento “México-China Forum 2022: Recovery in action”, organizado por la Comisión de Relaciones Exteriores Asia-Pacífico-África, en coordinación con la Cámara de Comercio y Tecnología México-China.
Muy buenos días, a todas y a todos ustedes.
Saludo con muchísimo gusto a mi compañera, a Cora Cecilia Pinedo Alonso, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores Asia-Pacífico-África del Senado de la República.
Así también como a la licenciada Amapola Grijalva Vega, presidenta de la Cámara de Comercio y Tecnología México-China, a quienes les agradezco la invitación para dirigirles este mensaje, con motivo del inicio de los trabajos de este importante evento, que tiene como objetivo fomentar el diálogo y reflexión sobre las acciones que hemos llevado a cabo para impulsar la recuperación económica; y aún más importante, construir de manera conjunta las acciones que fortalezcan los lazos de cooperación entre México y China.
De igual manera, saludo a cada una de las y los expertos, a mis compañeras y compañeros legisladores; a los funcionarios públicos; a las y los representantes de organizaciones, empresas y a todos y todas los que nos acompañan el día de hoy, con el propósito de ampliar la amistad y las relaciones económicas, culturales y tecnológicas entre nuestros países.
México y la República Popular China, hemos sabido construir lazos sólidos, de cooperación, a lo largo de estos casi 50 años, desde que establecimos relaciones diplomáticas.
Estas relaciones se iniciaron formalmente el 14 de febrero de 1972, día paradójicamente premonitorio, ya que presagiaba lo que habría de caracterizar nuestros vínculos; pues como todos sabemos los días 14 de febrero de todos los años, México celebra el día de la amistad.
China ha logrado posicionarse como un líder, llamado a jugar un papel cada vez más relevante en todos los ámbitos del contexto internacional. La magnitud y la velocidad que ha alcanzado su desarrollo, han dejado de ser sorpresa para todos; constituyéndose en la norma a partir de la cual se valora su desenvolvimiento en todo el mundo
En el Senado de la República, tenemos muy claro el objetivo de nuestra relación con la Asamblea Popular Nacional y el pueblo chino: continuar fortaleciendo nuestros vínculos, así como contribuir al bienestar de nuestras respectivas sociedades.
Es por ello, que estamos empeñados en seguir desplegando una diplomacia parlamentaria, siempre abierta, franca, en la que permeen el diálogo, la comprensión, el entendimiento mutuo.
Las cosas han cambiado radicalmente en el mundo y seguirán cambiando; por eso me siento muy contenta de estar hoy con ustedes para platicar sobre los retos a los que nos hemos enfrentado, desde el servicio público, durante este tiempo de pandemia.
No hay duda de que la Covid-19 generó una crisis sanitaria, pero también una crisis económica, a nivel global, sin precedentes en nuestra época. Esta crisis ha derivado en una recesión histórica de privación, pobreza, desempleo, que develó datos inusitados.
Los impactos de la pandemia han sido asimétricos entre las naciones y al interior de los países; pero están afectando de forma más grave y de forma más profunda, a las personas más pobres y vulnerables, especialmente a las mujeres, a los jóvenes, a las niñas y a los niños.
Estos impactos y sus consecuencias negativas, pueden ser inclusive, intergeneracionales.
Lamentablemente, esta emergencia sanitaria se ha sumado a otros problemas estructurales existentes, como la de pobreza, la desigualdad y los conflictos.
A la par, la crisis global del calentamiento climático avanza rápidamente.
Nuestros países y pueblos, el planeta en general ya padecen sus efectos prolongados con costos económicos enormes y daños en el bienestar y en la salud de la humanidad entera.
Frente a los desafíos cada vez más complejos, la comprensión, el diálogo plural sobre las acciones centrales que impulsen la recuperación económica y que fortalezcan el futuro del vínculo entre México y China, así como las vías para construir un crecimiento verdaderamente resiliente, sostenible y amigable con el medio ambiente, requieren sin duda del involucramiento de los gobiernos, de los diversos actores, pero también de la sociedad en general.
Estamos frente al enorme reto de corregir, de revertir los desequilibrios sociales, laborales y económicos; pero también debemos imaginar modos nuevos, formas nuevas de comunicarnos, de trabajar, de generar conocimiento y riqueza.
De ahí la importancia de que los aspectos tecnológicos contemplen también la realidad social y que la legislación sea capaz de dar soluciones a los problemas y las nuevas realidades a las que nos enfrente la pandemia.
Mi experiencia personal en esta pandemia ha sido muy ilustrativa, me ha dejado infinidad de enseñanzas, pero sobre todo me ha dejado en claro que nuestras emociones, nuestra salud, la tecnología, las acciones de Gobierno y una buena cantidad de recursos deben ponerse al servicio de las personas.
El centro del sufrimiento y la experiencia que nos ha dejado esta pandemia y sus efectos debe ser la persona. Cada avance tecnológico ya sea en el campo del informático, de la biología, la medicina o la salud deben seguir teniendo como centro a la persona, pero deben voltear a ver a los más necesitados, a los más afectados por la pandemia.
Sin ello, ningún avance tecnológico, ninguna acción de Gobierno tendrán un efecto claro sobre lo que parece ser el desafío más grande de nuestro tiempo: disminuir las brechas que nos hacen tan desiguales.
En México venimos impulsando con firmeza la Cuarta Transformación del país, sustentada en la convicción de que por el bien de todo primero los pobres, premisa básica para lograr un México más desarrollado, más justo, más igualitario.
En China han abrazado con fervor y éxito el sueño chino, para hacer realidad un país próspero, un país fuerte, una nación vigorosa y un pueblo feliz.
Tenemos un sinfín de tareas de la mayor envergadura por delante, pero confiamos en la reciedumbre y en la sabiduría de nuestros pueblos, y en el rumbo que hemos decidido tomar.
La construcción de un nuevo contrato social, de una nueva alianza basada en nuevos paradigmas de igualdad, de corresponsabilidad y solidaridad que involucren en pie de igualdad al Estado, al sector privado, a las comunidades y familias, pero siempre poniendo en el centro a las personas.
Los miembros del Congreso de la Unión no podemos ser omisos y hoy más que nunca debemos asumir la responsabilidad de ser partícipes activos en el proceso de recuperación a favor de un México igualitario, inclusivo, con justicia social, respetuoso de la protección del medio ambiente.
Únicamente si actuamos en este sentido, podemos erradicar muchas de las causas históricas y profundas que han alimentado la desigualdad, la exclusión social y laboral, y que han impedido el desarrollo y progreso de nuestra población.
Enhorabuena a los organizadores por este foro.
Deseo que, como resultado de los trabajos de estos días, resulte una agenda de trabajo integral que facilite el intercambio y fortalezca los lazos de amistad entre nuestros pueblos, entre China y México.
Muchas gracias.