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Versión estenográfica de la intervención del senador Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, en la Ceremonia Solemne para develar en el Muro de Honor la leyenda: “Vicente Guerrero, afromexicano, consumador de la Independencia”.

 

Es para mí un profundo privilegio presidir, un gran honor presidir la Cámara de Senadores, y presidirla en la ceremonia nada menos que de Vicente Guerrero, es un honor inconmensurable.

 

La historia de nuestra patria parece haber sido forjada por gigantes, por personas gigantes, y Vicente Ramón Guerrero Saldaña es un gigante entre los gigantes.

 

Un hombre de cuna humilde, muy humilde. Un hombre surgido del profundo corazón del pueblo. Un negro, como les decían en el siglo XIX, a los afromexicanos.

 

Que vivió por lo mismo racismo, discriminación, menosprecio y fue el símbolo que mantuvo viva la lucha por la independencia en las condiciones más adversas.

 

Tuvo la grandeza de ánimo, la grandeza de visión de hacer un acuerdo con Agustín de Iturbide, que había sido el principal perseguidor, el principal represor de los insurgentes.

 

Ahí en ese famoso Abrazo de Acatempan, se selló el acuerdo de un patriota y un oportunista, y ahí se consumó la independencia.

 

Y tuvo Guerrero, Vicente Guerrero, la grandeza de ánimo de hacerse a un lado y dejar el camino para que fuera Iturbide quien encabezara los destinos de la patria y fuera el primer emperador de México, efímero imperio.

 

Y Guerrero regresó para ser presidente de la república y pagó con su vida tan grande privilegio, traicionado cuando representaba dignamente a la patria.

 

El primer presidente de la república afromexicano. Una profunda lección para combatir el racismo en pleno siglo XXI.

 

Un hombre que no sólo nos dio esta gran frase de: “La patria es primero”, que está en el Congreso Mexicano y que nos convoca siempre a anteponer los intereses del pueblo y de la patria frente a cualquier legítimo interés personal, por grande que éste sea, sino además nos dio patria con muchas mujeres y hombres hoy olvidados por su origen, por su cuna humilde, por su color de piel, por haber sido borrados de las páginas de la historia.

 

Pero Vicente Guerrero no sólo no ha sido borrado de las páginas de la historia, sino tiene, como aquí se ha expresado, un enorme reconocimiento a partir del momento en que le fue arrebatada la vida bajo traición.

 

Hoy estará en los Muros de Honor de esta Cámara de Senadores, pero Vicente Guerrero vive en los corazones de las mujeres y los hombres patriotas de nuestra república.

 

¡Larga vida a Vicente Guerrero!

 

¡Larga vida al pueblo de Guerrero, que retoma su apellido!

 

¡Larga vida a los insurgentes y consumadores de la Independencia!

 

¡Y larga vida al irredento y rebelde pueblo de México!