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Versión estenográfica del mensaje del presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Gerardo Fernández Noroña, en el foro “Perspectiva Naranja: retos y avances en la erradicación de la violencia”.

 

 

Muy buenas tardes.

 

Bienvenidas todas las personas a esta charla, y a esta jornada de lucha.

 

No es para celebrar el que sea el día de hoy un símbolo de búsqueda de erradicar toda violencia y discriminación contra mujeres, jóvenes y niñas que tiene como origen el asesinato de las hermanas Mirabal, que no sólo una de ellas fue acosada sexualmente por el dictador Trujillo, sino que además fueron bárbaramente asesinadas; hicieron pasar por accidente y desde entonces se ha convertido en un símbolo.

 

Yo lo he planteado en varios espacios que sueño, y todo mundo sabemos que los sueños se alcanzan sólo trabajando duramente, que logremos ser el primer país que logre erradicar toda discriminación, toda violencia, todo atropello en contra de las mujeres.

 

Se ha avanzado, sin duda, pero sigue siendo insuficiente la iniciativa enviada por la compañera presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la primer mujer presidenta en 200 años; nos habíamos tardado un poquito.

 

Es una iniciativa importantísima de igualdad sustantiva, y como ellas mismas, nuestras compañeras lo han planteado, pone Eva a la mujer, a las mujeres, a la Constitución.

 

Quiero compartir con ustedes; no pretendo la arrogancia de recomendar lecturas que seguramente ustedes ya han hecho, quizás más bien van encaminadas a algunos de los compañeros que están aquí, de alguna compañera que no la haya leído, porque si no ya estaría yo como con el libro de Los hombres me explican cosas, de Rebecca Solnit.

 

Pero quiero compartir antes unos datos:

 

De acuerdo con la CEPAL, en el mundo son asesinadas 64 mil mujeres y niñas cada año.

 

En 2023, alrededor de 51 mil 100 mujeres y niñas de todo el mundo fueron asesinadas por sus parejas; otros miembros de su familia. Es decir, se asesinó a una mujer cada 10 minutos en manos de alguien cercano.

 

Porque, lamentablemente, además la violencia contra las mujeres es en casa, en el trabajo, por seres queridos, por conocidos, por amigos, pseudo amigos, por parejas, que es un problema terrible que persiste.

 

Tres mil 800 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 27 países, territorios de América Latina y el Caribe. Esto representa 11 mujeres asesinadas al día.

 

Pero esta es la manera más brutal de violencia. Sin embargo, hay una violencia permanente, cotidiana, constante, normalizada, aceptada, asumida, promovida, reproducida socialmente como comportamientos habituales, aceptables, que deben, sin duda, erradicarse.

 

Hoy es el Día Naranja, como una manera de esperanza a que logremos en algún momento la erradicación de toda violencia en contra de las mujeres.

 

Y mis compañeras más, entiéndase, no en sentido peyorativo, radicales en el feminismo, dicen que los hombres no podemos ser feministas, que podemos ser aliados.

 

Pero como cualquier cosa siempre hay debate sobre el particular, en este libro extraordinario de -no sé si se pronuncie así- Chimamanda Ngozi Adichie, Todos deberíamos ser feministas, una conferencia que dio esta mujer excepcional, nos permite una reflexión muy poderosa donde desde su perspectiva, yo la hago mía, los hombres sí podemos ser feministas y participar activamente en la búsqueda de la igualdad entre mujeres y hombres.

 

Yo cerraría comentando que The New York Times presentó, entre los libros más importantes, los 100 más importantes, Siglo XXI, como número uno, Las dos amigas, de Elena Ferrante. Voy apenas en el segundo.

 

Es una niña, son dos niñas, que viven, después de la Segunda Guerra Mundial, y su relato plantea de manera crudísima la discriminación, la desigualdad, los obstáculos, que todos vemos, vivimos, reproducimos y a veces lo hacemos sin darnos cuenta.

 

Yo viví con mi abuela materna, lo he dicho, no pretendo alargarme mucho más, una mujer indígena, pobre, huérfana, tenía todas las dificultades.

 

Yo, de verdad, aspiro a que nosotros logremos abrir el camino a todas las mujeres, y a todos los hombres, y a todos los seres humanos para que puedan desarrollar sus potenciales.

 

Decía mi compañera presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, ahora con los cambios que hicimos al Poder Judicial para democratización, y que ayer tuvimos ya el cierre con una respuesta extraordinaria, decía: “que lleguen muchos “Benitos” Juárez al Poder Judicial”. Y yo decía: “y que lleguen muchas “Benitas” Juárez”, también, mujeres y hombres surgidas del corazón del pueblo que asuman cada vez más responsabilidades.

 

Aquí en el Senado hay paridad ya, pero no sólo hay paridad, sino da mucha emoción, da mucha esperanza ver a mujeres surgidas del corazón profundo del pueblo, representando dignamente a su pueblo y a la patria.

 

Termino haciendo dos recomendaciones literarias, con las salvedades que ya dije:

 

La mujer helada, de Annie Ernaux. También reproduce la cotidianeidad del machismo, la desigualdad, y creo que muchos hombres, pero en general, deberían leerse.

 

Y, finalmente, para no ponerme tan ceremonioso, les recomendaría ampliamente una lectura gozosa, que se llama Los naufragios del corazón, donde una mujer, también francesa, escribe una historia extraordinaria de amor, basada exclusivamente en el sexo, lo cual es extraordinario, y se plantearía que no es factible de parte de una mujer, pero que es una reflexión muy poderosa sobre la fuerza del amor, de la identidad, de la personalidad, de las diferencias sociales y de la enormidad también del ser humano.

 

Yo termino deseando mucho éxito en este foro, en esta charla, y de verdad, de corazón, aunque me han hecho una fama de bestia peluda y de misógino, lejos estoy de ello, y cuentan conmigo las que crean que no se puede ser feminista con un aliado, y las que consideren que sí se puede pues con un hombre ya con muchas etapas de ir superando poco a poco y con dificultades el machismo, pero convencido absoluto de que el feminismo debe ser parte fundamental de la Cuarta Transformación.

 

O, dicho de otra manera, que debe haber plena igualdad entre los seres humanos y que debe respetarse su dignidad, sea cual sea su sexo, su orientación sexual, su color de piel, su acumulación, o ausencia de acumulación de bienes materiales.

 

Porque estoy convencido, y cierro con eso, con Ricardo Flores Magón que: “el ser humano tiene derecho a vivir y a ser feliz”.

 

Muchas gracias por su atención y mucho éxito.