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Número - 1154

  • Tras pandemia de Covid-19, se incrementaron en 25 por ciento los trastornos en menores de edad: senadora Jurado Valadez. 

Senadoras y académicos coincidieron en la importancia de visibilizar, atender y destinar más recursos a la salud mental de niñas, niños y adolescentes en México, ante trastornos como la depresión y ansiedad que se incrementaron en estos grupos poblacionales tras la pandemia de Covid-19 y que pueden desembocar en tendencias suicidas.

 

En el evento en línea “Derecho a la Salud de las Niñas, Niños y Adolescentes”, la senadora Adriana Guadalupe Jurado Valadez, del PAN, refirió que la Organización Mundial de la Salud detectó que, tras el confinamiento por la emergencia sanitaria, se incrementaron en 25 por ciento los trastornos mentales en menores de edad del país.

 

Lo anterior, debido al abandono escolar al que muchos se vieron forzados, el duelo por la pérdida de algún ser querido, rupturas paternales y dificultades económicas derivadas de la pérdida del empleo de quien o quienes se encargaban del sustento familiar.

 

La legisladora consideró fundamental que el bienestar mental de niñas, niños y adolescentes sea parte del sistema básico de salud, además de subrayar la importancia de etiquetar los recursos que sean necesarios para que las políticas públicas al respecto no fracasen. 

 

Nancy de la Sierra Arámburo, senadora del PRI, consideró que la salud mental es un asunto que debería preocupar a todos, pero que, desafortunadamente, los gobiernos no atienden de manera puntual; particularmente, opinó, es menester priorizar la prevención del suicidio en México, puesto que cada vez disminuye la edad de las personas que presentan estas tendencias. 

 

“La promoción de la salud mental de los niños y adolescentes es una prioridad que puede lograrse mediante políticas y leyes que la promuevan”, enfatizó.

 

Además, coincidió en destinar más recursos en esta materia, pues sin ello, difícilmente se podrá sacar adelante a quienes hoy padecen, en mayor o menor medida, de este problema de salud.

 

En su participación, la doctora Paulina Vázquez Jaime, directora de Vinculación de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones, sostuvo que el compromiso con la salud mental de las niñas, niños y adolescentes es una “inversión para el futuro”, ya que se mejorará la esperanza y calidad de vida de un adulto que podrá, además, integrarse mejor a la sociedad.

 

Expuso que, primeramente, es determinante contar con una mejor planeación familiar, puesto que la situación de salud física de la madre durante la gestación (como podría ser la diabetes) puede impactar en la salud mental del individuo en su vida, al igual que condiciones desfavorables en el hogar, como pobreza y violencia intrafamiliar.

 

Detalló que en niños menores de cinco años debe ponerse atención a indicadores que pueden apuntar al deterioro de la salud mental, como rabietas frecuentes, preocupaciones y miedos exagerados, dolores físicos, hiperactividad, desinterés en las interacciones sociales, baja en el rendimiento académico o trastornos obsesivo-compulsivos.

 

En el caso de las y los adolescentes, vigilar fatigas, aislamientos, miedo al aumento de peso, autolesiones, desinterés por la integración social, consumo de sustancias adictivas, conductas destructivas, deseos de muerte o periodos de hiperactividad.

 

Vázquez Jaime recomendó acudir con un especialista en caso de detectar que alguna de estas conductas sea persistente en la o el menor de edad, ya que pueden derivar en ideas suicidas, deteriorar las interacciones sociales tradicionales y hasta volver difícil la transición a la vida adulta del individuo.

 

El senador de Morena, Daniel Gutiérrez Castorena, coincidió con la ponente en que la salud mental debe ser vista como un estado de bienestar, pues el buen desarrollo de la persona exige poner atención desde la niñez y la adolescencia.