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Número - 249

  • Señala que este organismo autónomo “adolece de una independencia plena y debe sacudirse de privilegios que lo hacen una casta independiente de la población”. 

El senador Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, consideró que aún no tenemos un Poder Judicial a la altura de las circunstancias del país, pues “adolece de una independencia plena y debe sacudirse de privilegios que lo hacen una casta independiente de la población”.

 

Durante el Congreso Internacional Democracia-Derecho-Justicia, que se llevó a cabo en la Universidad Nacional Autónoma de México, el legislador advirtió que una democracia sin justicia es inconcebible.

 

La justicia, enfatizó, constituye la base sobre la cual descansan todas las decisiones del aparato institucional, desde el nivel más alto de decisión en los Poderes Ejecutivo y Legislativo hasta los espacios operativos de la Administración Pública municipal.

 

Sin embargo, dijo, “no creo que tengamos un Poder Judicial a la altura de las circunstancias del país”, y tiene que sacudirse del nepotismo de jueces y magistrados, así como erradicar las redes de corrupción que ahí existen.

 

Ricardo Monreal recordó que hace un año el Congreso aprobó las reformas a este organismo autónomo, pero aún no se consuma, y que este Poder está en un proceso de transición; “sus ministros, jueces y magistrados saben perfectamente que aún falta mucho por hacer, sobre todo, en temas relacionados con nombramientos de magistrados”. 

 

“Parecieran ser que los magistrados designados obedecen, ya no a un órgano independiente, sino a su propio órgano, pero con dedicatoria muy clara de ministros de la Corte, que logran colocar a sus preferidos en órganos colegiados de sus ponencias, y que obviamente tendrán con ellos ataduras, inconvenientes, a través del espacio y del tiempo”.

 

El presidente de la Junta de Coordinación Política consideró que estos problemas se resolverán y corregirán, “porque no hay que otorgarle tanto poder a un ministro para que designe libremente a jueces de distrito y a magistrados”.

 

Además, señaló que los exámenes y todos los mecanismos a los que están sujetos para adquirir esa posición aún no son confiables. “Hay redes de corrupción todavía en el Poder Judicial, hay favoritismo y hay influencias indebidas”.

 

Ricardo Monreal aseguró que en el ámbito local la situación “es terrible”, pues ahí hay una subordinación casi completa para con los gobernadores en turno y la independencia es como un mito.

 

En el Poder Judicial Federal todavía hay jueces y magistrados que se resisten a la presión, pero en las entidades “no hay forma de que se resistan a la presión de un gobernador o de un fiscal que presuma de autonomía”.

 

Monreal Ávila hizo un llamado para aprovechar la transición política que vive el país e impulsar las reformas que aún están pendiente en materia constitucional y legal, así como construir un Poder Judicial que esté a la altura de las exigencias del país.

 

El senador también comentó que la democracia, en particular la socialdemocracia del Siglo XXI, debe mirar más allá de las arenas electorales e instalarse en la vida diaria del país, como una forma de vida republicana.

 

Para ello es importante fortalecer la democracia participativa, a través de las figuras de la consulta popular o la revocación de mandato, instituciones que han sido puestas en marcha desde hace unos años y que han renovado la soberanía popular, a favor de las y los mexicanos.

 

Además, es inaplazable reforzar los puentes con la democracia deliberativa, de tal suerte que el diálogo con la ciudadanía sea permanente en todos los Poderes de la Unión y, en especial, con los sectores más vulnerables de nuestra población.

 

Recordó que los pueblos, las comunidades indígenas y afromexicanas, ya tienen derecho a ser consultados de manera previa, libre e informada, sobre las acciones del Estado que pueden afectar su esfera particular.

 

“En democracia debemos ser respetuosos de la diversidad. No somos un país monocromático, de modo que cada color debe sumarse al conjunto para aplazar a alcanzar un mural, un crisol cultural que nos represente a todas y a todos”.