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Número - 590

  • La migración no es un problema ni para México ni para Estados Unidos, destacan especialistas.

 

La senadora Karina Isabel Ruiz Ruiz dijo que es importante cambiar la narrativa xenofóbica hacia los migrantes, toda vez que la discriminación no sólo se da en Estados Unidos, sino también en México.

 

“Quiero que ambos países estén bien, porque mi vida está dividida en una frontera y dos países. Tengo aquí mi trabajo, está representación que se ganó con mucho trabajo, y del otro lado están mis hijos, mis nietos, en donde mucha gente luchó para que hubiera justicia para nuestra gente del otro lado de la frontera”, externó.

 

La legisladora de Morena encabezó el conversatorio “México y sus migrantes, rostros de la migración de sur a norte”, donde expresó que ella luchará porque se respeten los derechos de los mexicanos naturalizados, pues no son de “segunda ni de tercera”, y que no se puede exigir al país vecino un trato digno a los connacionales, mientras aquí se da un mal trato a los migrantes centroamericanos.

 

Alfonso Vázquez Pérez, de Chicanos Sin Fronteras, afirmó que los chicanos y los mexicanos somos los mismo, por eso la migración está volcando a los chicanos, porque son hijos de mexicanos que migraron de estados como Michoacán, Zacatecas, Jalisco, Guanajuato, lo que los vincula a raíces mexicanas, “el movimiento chicano hace una narrativa de uno mismo”.

 

Asentó que la migración no es un problema ni para México ni para Estados Unidos, es un fenómeno, de ahí que los discursos de ataque y violencia hacia los migrantes mexicanos no es más que un tema electoral, pues en algunos estados los migrantes son los que definen el voto.

 

Luz Vázquez Ramos, del Centro de Estudios California México, indicó que ser chicano es una decisión de identidad y una decisión de defender sus derechos, por lo que es bueno eliminar estigmas, pero, sobre todo, es una decisión de resistencia donde no te reciben bien y niegan tu historia.

 

Afirmó que ha sido un trabajo arduo acabar con el estigma de los migrantes, porque no son personas ilegales, sino que son parte de la humanidad, particularmente con los jóvenes, para que “no sufran tanto, no sean separados de sus padres”.