Versión estenográfica de la Ceremonia Solemne para inscribir en el Muro de Honor del Senado de la República, la leyenda “Heberto Castillo Martínez”.
PRESENTADORA: Muy buenos días, muy buenas tardes a todas y todos.
SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Muy buenas tardes a todas, a todos. Sean bienvenidas al Senado, bienvenidos al Senado de la República.
Damos inicio con esta Ceremonia Solemne.
PRESENTADORA: Con este comienzo, ustedes saben que el Senado de la República ha realizado la develación de inscripciones con letras doradas en el Muro de Honor, de diversas leyendas relativas a fechas conmemorativas; hechos trascendentes y/o personajes relevantes en nuestra historia.
A la fecha, tenemos pendientes de develar diversas leyendas, por lo que se tomó el acuerdo de realizar las correspondientes ceremonias solemnes en estos meses de receso del Congreso de la Unión.
Las ceremonias se efectuarán bajo un formato específico que permita cumplir con la importancia de las inscripciones.
Este día develaremos la leyenda correspondiente a “Heberto Castillo Martínez”, que se desprende de una iniciativa presentada por la senadora Gloria Sánchez Hernández.
El decreto correspondiente fue aprobado el 14 de diciembre de 2023 por el Pleno del Senado de la República, y su publicación en el Diario Oficial de la Federación, ocurrió el día 21 del mismo mes y año.
Para esta develación contamos con la presencia de familiares y amigos de nuestro homenajeado, don Heberto Castillo Martínez, así como de distinguidas invitadas e invitados.
Damos la bienvenida a quienes nos acompañan en el presídium.
La senadora Ana Lilia Rivera Rivera, presidenta de la Mesa Directiva.
La senadora Gloria Sánchez Hernández, promovente de la leyenda que hoy motiva esta ceremonia.
El senador Higinio Martínez Miranda.
La arquitecta Laura Itzel Castillo Juárez.
Así también nos acompañan en este Salón de Sesiones, el señor Leopoldo Valle, consejero político de la Embajada de Cuba en México.
El excelentísimo señor Nikoláy Sofínskiy, embajador de Rusia en México.
El excelentísimo señor Marcos Rodríguez Costa, embajador de Cuba en México.
De igual manera, nos da gusto recibir a la señora Itzel Valdés Castillo, nieta del ingeniero Heberto Castillo Martínez.
El arquitecto Heberto Castillo Juárez, hijo del ingeniero Heberto Castillo Martínez.
El arquitecto Javier Castillo Juárez, quien ya hemos mencionado; también nos acompaña el ingeniero Eugenio Castillo Carrasco, hermano del ingeniero Heberto Castillo Martínez.
La señora Eve Castillo Molina, nieta del ingeniero Heberto Castillo Martínez.
El excelentísimo señor Zhang Run, de la República Popular de China en México.
De igual manera saludamos con afecto al excelentísimo señor Mojtar Leboihi Emboiric, embajador de la República Árabe de Saharaui en México.
Y el señor Alexander Torres Iriarte, agregado cultural de la Embajada de Venezuela, quien asiste en representación del señor embajador Francisco Arias Cárdenas.
De igual manera saludamos con gusto al senador Ernesto Pérez Astorga.
El senador electo por el estado de Veracruz, Manuel Huerta Ladrón de Guevara.
La señora María Rojo Amuchástegui, quien fuera senadora de la República durante la Sexagésima y Sexagésima Primera Legislaturas.
El señor Antonio Tenorio Adame, diputado en la Quincuagésima Tercera y Quincuagésima Sexta Legislaturas.
De igual manera, saludamos al senador José Antonio Cruz Álvarez Lima.
A la senadora Beatriz Paredes Rangel.
Y también nos da gusto recibir al excelentísimo señor Mohamed Saadat, embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Estado Palestino en México.
Sean todas y todos ustedes bienvenidos.
A continuación, damos el uso de la palabra a la senadora Ana Lilia Rivera Rivera, presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República.
SENADORA ANA LILIA RIVERA RIVERA: Muchas gracias.
Senadoras, senadores.
Distinguidas y distinguidos invitados:
El motivo de esta Ceremonia Solemne es develar en el Muro de Honor del Senado de la República, la leyenda “Heberto Castillo Martínez”.
Es para mí un honor participar en este homenaje de un hombre tan distinguido. Científico y luchador social; defensor de las causas más justas de este país y constructor de la vida política.
Le pido a la Maestra de Ceremonias que informe a la Asamblea de los antecedentes de esta develación y continúe con la moderación de esta Ceremonia.
PRESENTADORA: Esta leyenda tiene su origen en una iniciativa de la senadora Gloria Sánchez Hernández, presentada el 12 de abril del 2023 y remitida a la Comisión de Gobernación para su análisis y dictamen.
Entre las consideraciones que la Comisión tomó en cuenta para aprobar esta iniciativa, fueron:
Que Heberto Castillo Martínez en 1968 participó en el movimiento estudiantil, dentro de la coalición de profesores de enseñanza media y superior pro-libertades democráticas, lo que provocaría su encarcelamiento en la prisión de Lecumberri.
Impulsó la formación del Comité de Auscultación y Organización que a la postre constituyó el Partido Mexicano de los Trabajadores.
En 1988 fue candidato a la Presidencia de la República por el Partido Mexicano Socialista, aunque declinó su candidatura a favor del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.
Además de su iniciativa Vida Política, el ingeniero Castillo Martínez fue profesor por más de 20 años de la UNAM y del Instituto Politécnico Nacional, donde sentó las bases a múltiples teorías.
Desarrolló un sistema estructural de entrepiso tridimensional mixto, de acero y concreto, al que llamó Tridilosa.
También dedicó parte de su vida al proceso de pacificación de Chiapas, como integrante de la Comisión de Concordia y Pacificación.
Fue senador de la República durante la Quincuagésima Sexta Legislatura, entre tantos otros méritos académicos, científicos y políticos.
Con estos argumentos el dictamen fue remitido al Pleno del Senado para continuar con su trámite, donde fue aprobado por unanimidad el 14 de diciembre del 2023.
Es todo en cuanto a los antecedentes de esta develación.
Asimismo, me permito informarles que, además de las intervenciones que tenemos programadas para referirnos a la figura de don Heberto Castillo, a lo largo de la ceremonia familiares de don Heberto nos deleitarán con piezas musicales interpretadas en piano.
Y escucharemos también a un grupo jarocho que interpretará una canción dedicada a nuestro homenajeado.
Concluidas estas participaciones, se realizará la develación correspondiente.
Y, por último, entonaremos el Himno Nacional.
Para dar inicio a este homenaje, solicito al personal técnico proyecto el video sobre la vida y obra del ingeniero Heberto Castillo Martínez.
(PROYECCIÓN DE VIDEO)
INSERT: VOZ DE NARRADORA DE VIDEO: “Heberto Castillo Martínez, es una figura indispensable para comprender los movimientos de izquierda de la segunda mitad del Siglo XX.
“Político, luchador social y destacado ingeniero civil mexicano, vio la luz al amanecer de un martes 23 de agosto de 1928, en el pueblo de Ixhuatlán de Madero, enclavado en la Huasteca veracruzana.
“Participó activamente en la política desde el año 1961 cuando, gracias a la amistad con su alumno de la Facultad de Ingeniería, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, se integró al Movimiento de Liberación Nacional, al lado del general Lázaro Cárdenas del Río.
“En el Movimiento Estudiantil de 1968, parteaguas del México Moderno, llegó a tener una destacada participación dentro de la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas, al lado de intelectuales como Luis Villoro, Eli de Gortari y José Revueltas.
“Después de verse obligado a vivir en la clandestinidad por nueve meses, fue encarcelado en mayo de 1969.
“Esta injusticia se convirtió, paradójicamente, en uno de los más valiosos homenajes que un luchador social pueda tener, como él mismo decía, debido a los cargos imputados por un sistema represor y autoritario que detentaba el poder en ese momento.
“Al salir de Lecumberri, en mayo de 1971, lo primero que hizo Heberto fue impulsar la formación de un nuevo partido de masas al lado de luchadores sociales e intelectuales destacados como Demetrio Vallejo y Luis Villoro, con quienes finalmente constituyó el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), en 1974.
“Por su conocimiento de la industria petrolera, se convirtió en el mayor de los defensores de la soberanía nacional, y durante los sexenios de José López Portillo y Miguel de la Madrid, denunció los malos manejos y las incongruencias de la política energética imperante, con una clara posición en contra de la explotación irracional de nuestros recursos energéticos y la petrolización de la economía nacional.
“En 1988, fue candidato por el Partido Mexicano Socialista (PMS), a la Presidencia de la República.
“Dada la popularidad de la candidatura del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y debido a la convergencia de sus ideales, en un gesto de valor civil, responsabilidad política y congruencia, declinó la candidatura a su favor. “Esto sentó las bases para la formación del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
“Como ingeniero civil, fue profesor universitario por más de 20 años. Dio clases en la UNAM, en el Politécnico, y en el Colegio Militar.
“Fue entonces cuando con base en múltiples teorías y gracias al desarrollo de su álgebra matricial, diseñó un sistema estructural al que llamó “Tridilosa”, cuya versatilidad le permitió que pudiera emplearse en la construcción de grandes edificaciones, como en el actual World Trade Center, en puentes, presas hidráulicas, domos, e incluso como astillero flotante.
“Los últimos años de su vida los dedicó al proceso de pacificación de Chiapas, como senador de la República, e integrante de la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA).
“Estaba convencido de que, para lograr la paz con justicia y dignidad, era necesario crear puentes de entendimiento y dar solución a las demandas de los pueblos indígenas de México”.
MODERADORA: Muchas gracias por la presentación.
Y antes de continuar, queremos saludar también la presencia de la señora Estela Ríos González, quien es consejera jurídica de la Presidencia de la República. Bienvenida.
Así también saludar a la señora Abril Castillo, nieta de nuestro homenajeado.
Enseguida nos deleitaremos escuchando dos hermosas piezas de piano. Una de ellas es Barroco en Swing, armonía ejecutada por el arquitecto Heberto Castillo; y la otra Sonata en Do Mayor, a cuatro manos, ejecutada por el arquitecto Heberto Castillo y su hija, Eve Castillo Molina.
(PARTE MUSICAL)
MODERADORA: Muchas gracias al arquitecto Heberto Castillo y a su hija Eve, por esta interpretación.
Antes de seguir, saludamos la presencia del diputado Juan Ramiro Robledo Ruiz. Sea usted bienvenido.
Bien, le pedimos ahora a la senadora Gloria Sánchez Hernández, promovente de la inscripción de la leyenda “Heberto Castillo Martínez”, que haga uso de la palabra.
SENADORA GLORIA SÁNCHEZ HERNÁNDEZ: Muy buenas tardes.
Bienvenidos quienes se encuentra hoy acompañándonos en este Senado, la casa del pueblo, como quienes nos ven y escuchan por el Canal del Congreso u otras vías remotas.
De manera especial, saludamos a los hijos, nietos, hermano y demás familiares del feliz matrimonio formado por el ingeniero Heberto Castillo y la maestra Tere Juárez, que han tenido a bien estar con nosotros, así como a las representaciones diplomáticas de los países amigos aquí presentes, y a las personalidades del mundo de la política, la ciencia, la cultura y el arte, así como a mis compañeros senadores, que nos honran con su presencia para homenajear la obra polifacética de un ser excepcional, a quien muchos conocimos en una o más de sus múltiples aptitudes, unidas magistralmente en su sola persona.
El ingeniero y senador de la República por el estado de Veracruz, Heberto Castillo Martínez, primer senador de nuestro Estado de primera minoría, hecho simbólico de su lucha infatigable por ir ganando mayorías para la causa en los años 90.
Habemos aquí quienes tuvimos la fortuna de conocerlo de cerca y acompañarlo en ese empeño creativo y actuante en la escena nacional por 20 o 30 años en que fuera protagonista destacado por su tenaz desempeño en lograrlo.
Otros lo conocieron como científico, inventor o catedrático de su especialidad en el Politécnico Nacional, la Universidad Nacional Autónoma de México, o en la misma cárcel de Lecumberri.
Algunos más como líder agrario, tomando y recuperando tierras para los campesinos, o como dirigente nacional partidista, luchando por la democracia por medio de la unidad de las izquierdas y la toma del poder político por la vía pacífica.
Y buena parte de compañeras y compañeros que hoy empezamos a ver realizados sus sueños y sus discursos premonitorios en los cambios que se vienen realizando parcialmente desde 1994, pero a nivel nacional, a partir de 2018, porque sus análisis, diagnósticos y pronósticos, plasmados en artículos periodísticos, en sus libros y en sus intervenciones parlamentarias, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República, están resguardadas en sendos diarios de los Debates.
Reflejan un conocimiento profundo de la situación problemática por la que atravesaba el país desde la fundación del Movimiento de Liberación Nacional, del que formó parte, al lado del general Lázaro Cárdenas del Río, así como de los ideales de transformación que lo impulsaron a luchar sin descanso por una verdadera democracia que permita construir una sociedad equitativa, culta, libre, soberana y en continua superación, siguiendo el hilo histórico trazado por la lucha de nuestro pueblo, guiado por héroes y mártires nacionales, cuyos ideales y realizaciones tienen vigencia permanente, proyectos que hoy comenzamos a ver recuperados, rescatados al borde de la entrega de nuestra patria, después de la larga noche neoliberal que absurdamente pretendió decretar el fin de la historia e imponer la alta responsabilidad de regular a la sociedad, sólo por medio de las leyes del mercado, con su filosofía pragmática y cruel, especialmente hacia los más desposeídos de la gran mayoría y en beneficio de unos cuantos oligarcas, que se estaban adueñando también del poder político.
Sus preocupaciones fueron: procurar el bienestar de todos los mexicanos, pero también de la especie misma, cuidando el medioambiente, el aprovechamiento racional de las aguas, respetando la vida de la flora y la fauna de nuestro planeta.
Su genio matemático lo colocó a la altura de los mejores ingenieros calculistas de México, por lo que recibió el título de Doctor Honoris Causa en la Universidad de Perú; y ahí está la tridilosa iniesta en muchos países; y los grandes edificios que construyera en la Ciudad de México, que han resistido todos los sismos aquí registrados sin daños por esa causa.
Heberto también fue pintor y dibujante, un cuadro testimonial es el titulado “La Universidad de Lecumberri”, resultado de su permanencia por dos años en la cárcel como preso político, junto a intelectuales como a Eli Gortari y José Revueltas, entre otros más. Junto a innumerables estudiantes activistas del movimiento estudiantil de 1968, parteaguas en la lucha por la democratización del país, poniendo en evidencia el carácter dictatorial del régimen de partido de Estado.
Continuando después de su cautiverio, que en realidad se convirtió en un espacio propicio para el análisis político, dado que ahí conoció al consistente, incorruptible y consagrado líder ferrocarrilero, Demetrio Vallejo Martínez, con quien además de otros intelectuales y los estudiantes, revisaban con preocupación el qué hacer para acabar con el oprobio y la injusticia.
Fue el pueblo de México el que señaló el camino, la paz y la organización popular, no la violencia. Después de la estoica consulta realizada por él, Vallejo y un equipo de jóvenes llenos de ideales que recorrieron en condiciones precarias las plazas públicas de todo el país, en busca de la opinión directa de los ciudadanos para formar, a continuación, el partido mexicano de los trabajadores, que está cumpliendo 50 años de fundado y que continúa con muchos de sus miembros, contribuyendo a la presente transformación.
Hay un libro, editado por Proceso, que lleva por título “Heberto y el petróleo”, mismo que recoge todas sus intervenciones en Tribuna como diputado y muchos de sus artículos, que reflejan el firme posicionamiento que sostuvo en esa Legislatura, defendiendo no sólo la propiedad del petróleo, sino también haciendo énfasis en la urgente necesidad de procesarlo en México fortaleciendo la petroquímica, porque de esa manera el país aprovecha mejor la riqueza del hidrocarburo y sus derivados, y no sólo con la venta del crudo al extranjero.
Hoy estamos presenciando los frutos de esa gran batalla.
Como senador, fue electo por seis años, de 1994 al año 2000, sin embargo, en 1997 ese gigante fraguado no sólo con ideales, sino también con entrega desmedida.
En el empeño por lograrlo, forzó tanto su humana naturaleza que sólo concluyó casi los primeros tres, desempeñándose con proverbial ahínco en las comisiones de Ciencia y Tecnología, Ecología, Educación y Desarrollo Urbano.
Pero se integró con el mayor esfuerzo, a pesar de su ya precaria salud, a la Comisión Bicameral y Plural de Concordia y Pacificación COCOPA, ayudando en cuerpo y alma las demandas del ejército zapatista; es decir, los derechos de los pueblos originarios, el reconocimiento legal de los mismos para alcanzar la paz y terminar con la violencia en los Altos de Chiapas; haciendo énfasis en que este país requiere paz, tranquilidad y requiere democracia.
Y en alusión al informe presidencial de Salinas, enfatizando en la necesidad de separar al PRI del gobierno, y manifestó su inconformidad porque algunas empresas contaminaban al tirar desechos al río, y advirtió que en el gobierno estaba de moda la privatización.
Y se cansó de enfatizar el diálogo como medio indispensable para encontrar una solución pacífica a todos los problemas.
Heberto dio una lección de amplitud de criterio y de su convicción democrática al dialogar y trabajar respetuosamente con los colegas de todos los partidos, poniendo por delante el bienestar del pueblo y el interés de la nación; por ejemplo, en la COCOPA, al viajar continuamente, dialogar y consensuar acuerdos con don Luis H. Álvarez del Partido Acción Nacional.
Al llegar al Senado fijó sus posiciones respecto del trabajo a desempeñar en algunas frases textuales que compartimos, comillas, esto es lo que Heberto decía: “Tengo la esperanza de que en este Senado plural podamos romper muchas de las cárceles mentales que todos hemos padecido”.
Yo sí quisiera en esta instancia, en la Cámara de Senadores, hacer ver que nosotros podemos trabajar desde diversas instancias ideológicas, desde diversos puntos de vista, recogiendo las ideas de cada una de las facciones y buscando con mayor tolerancia poder encontrar soluciones comunes.
Creo que es posible.
No me cansaré de insistir en que analicemos las cuestiones con veracidad.
Para corregir los errores, primero tiene que reconocerse “sí, me equivoqué, está mal”. Yo he llegado aquí consciente de que puedo convencer a ustedes de algo, si no para nada subiría a la tribuna.
Sobre otros temas dijo y escribió tantas verdades, que hoy con gusto volvemos a escuchar su mensaje en la voz de nuestro Presidente.
Por ejemplo, yo no creo que sea necesaria la fuerza bruta para hacer valer la ley, para hacer valer el derecho del gobierno a cobrar los impuestos que merece.
Esta es la humanidad real; la dignidad real de un mexicano no se va a medir por el número de millones de dólares que tenga en sus cuentas, sino por la calidad de su trabajo, de su entrega al país en el que está viviendo.
Este país tiene que volver a recordar que hubo un Juárez que murió pobre; que hubo un presidente Juárez al cual le tenían que remendar, que le parchaban las camisas porque no tenía para comprar una nueva.
Esos ejemplos de lealtad a México no los podemos echar a la basura, pues la dignidad de un funcionario, la dignidad de un senador o un diputado no se puede medir por el automóvil en que viaja o por la casa que tiene para lucirla ante los amigos o los funcionarios que vienen de fuera.
Necesitamos garantizar que este pueblo tenga confianza en que su dinero, sus recursos se manejan honradamente.
La modernización del Estado pasa necesariamente por la democratización del poder político.
La paz de este país se tiene que construir cuando sepamos asumir la responsabilidad de coincidir o de discrepar libremente, de acuerdo a nuestra conciencia.
México está enfermo de antidemocracia.
En fin, leerlo, retomar sus enseñanzas, su ejemplo y procurar combinar la ética con la política y con la ciencia para caminar con paso firme por el bienestar la justicia y la paz en la construcción de la democracia, siempre será tenerlo vivo, en nuestro pensamiento y en nuestro corazón.
No puedo dejar de mencionar su buen humor, su sonrisa, su cariño por los niños, su lenguaje a veces florido y picaresco, su buen apetito, su optimismo, al mismo tiempo que su dirección enérgica pero razonable, y, sobre todo, su generosidad y desprendimiento para alcanzar sus metas.
Puesta de manifiesto en su declinación a la candidatura presidencial de 1988, primera muestra masiva de la necesidad de un cambio radical que la dictadura perfecta no comprendió ni permitió.
Por eso, hoy es un día memorable, lleno de felicidad, pues estamos haciendo merecido honor a un mexicano ilustre, a un ciudadano universal que dio la vida por su familia, por su pueblo, por su patria, por la humanidad.
Pero tenemos algo más que celebrar en esta fecha, pues nuestro querido maestro y compañero, en un día como hoy, recibió feliz la llegada de su primogénito Antonio Heberto, aquí presente.
¡Gloria eterna para Heberto! ¡Viva la democracia!
Y recordemos nuestro primer lema a su lado: “¡Independencia económica, soberanía nacional, y revolución!”
Muchas gracias.
¡Viva México!
TODOS: ¡Viva!
MODERADORA: Muchas gracias a la senadora Gloria Sánchez Hernández por sus valiosas palabras, su cálido mensaje. Muchas gracias, senadora.
Entre otras de las personalidades que se han dado cita con nosotros esta tarde, nos acompaña el doctor Leonardo Valdés Zurita, quien fue presidente del Instituto Federal Electoral del 2008 al 2013.
A la diputada Ivonne Cisneros Luján. Saludamos también al señor René Sánchez Galindo, consejero adjunto de Legislación de la Presidencia de la República. Bienvenido. Al doctor Rolando López Saldaña, director nacional de Educación Tecnológica, Industrial y de Servicios.
Gracias por acompañarnos.
Ahora, le solicitamos al senador Higinio Martínez Miranda, que nos comparta su mensaje acerca de nuestro homenajeado.
SENADOR HIGINIO MARTÍNEZ MIRANDA: Con el permiso de la Presidenta.
Muchas gracias.
Buenas tardes a todas y a todos ustedes.
Como senador de la República saludo, primero que nada, a la familia del ingeniero Heberto Castillo, a todos sus familiares que están aquí presentes, a todos sus amigos, a todos sus compañeros, a la gente de Veracruz que se dejó venir a este evento, por supuesto, mucha gente de Veracruz.
A parte del cuerpo diplomático, embajadores aquí presentes, a las senadoras y senadores actuales y a la senadora y senador electos. Gracias. Bienvenidos.
Yo hablo en este momento porque, si estoy aquí en el Senado de la República, y si estoy hablando como senador, tiene que ver, es por Heberto Castillo.
Me toca hablar en esta ceremonia, porque yo fui parte de ese partido que fundó el ingeniero Heberto Castillo. Por eso, estoy aquí como senador de la República.
Me tocó seguir a través de la lectura, entonces allá por los años 74, 1974, 73-74 cuando empiezo a leer a Heberto Castillo, cuando leo la revista Los Agachados, de Eduardo del Río, Rius, es cuando digo “ese es el camino”. Para mí ese era el camino, a una edad muy temprana, es el camino que había que seguir para combatir, y lo decía ahora Beatriz Paredes, con todo respeto, para combatir desde entonces lo que para Heberto y para muchos, para mí, era el problema de este país, que se llamaba Partido Revolucionario Institucional.
Heberto empezó su lucha porque había muchos problemas en este país, y para él el causante de esos problemas era ese partido. Un partido que tuvo como presidente de la República a alguien como Adolfo López Mateos, desde entonces Heberto ya entendía que no era ese camino; porque alguien que tuvo preso a Demetrio Vallejo, a David Alfaro Siqueiros y a otros más; que reprimió a maestros, a médicos. Ese ilustre mexiquense de mi estado, Adolfo López Mateos, no era por ese camino, era otro, por eso empezó a luchar, como lo describía la senadora Gloria.
Y no podía ser del PRI Heberto, cuando llega el gobierno de Díaz Ordaz, ¿cómo ser parte del PRI, con un gobierno como López Mateos, luego Díaz Ordaz? Hoy se le rinde homenaje aquí a Heberto Castillo; pero en ese entonces a Heberto no se le rendía homenaje, a Heberto se le persiguió, se le golpeó, se le amenazó y se le encarceló entonces, más de dos años en Lecumberri; por su participación no sólo en el movimiento del 68, sino por su posición crítica y por su actividad política.
Pagó con la cárcel Heberto Castillo.
¿Cómo ser parte del PRI en el gobierno de Luis Echeverría, si parte de ese gobierno todavía lo tuvo en la cárcel?
Y luego vino el 71, y Heberto saliendo de la cárcel, en lugar de irse a su casa a construir, a inventar, con el genio que tuvo, que le dio la naturaleza, a hacerse rico, millonario, súper millonario, como todo mundo podía haber pensado en ese entonces: no, salió de la cárcel a formar un nuevo partido político, porque dijo: “el que está no funciona. Y el de la derecha, menos”. O sea, el PAN, para ser más claros.
Y el Partido Comunista entonces, no era lo que él creía ni nosotros creíamos. Aunque había mucha afinidad, y decidió formar un nuevo partido y ahí es cuando yo empiezo a leer y digo “este es el camino”. No el de la apertura democrática, que muchos cayeron en el engaño de Luis Echeverría, entre ellos los jóvenes de entonces, de un partido que se formó, Partido Socialista de los Trabajadores.
El joven Graco Ramírez, el joven Chucho Ortega, Rafael Aguilar Talamantes: tampoco en ese creí yo. Ni en la lucha armada, porque entendí de Heberto en sus lecturas, en Los Agachados, que violencia traería más violencia, entonces creí en el camino de Heberto Castillo, por eso decidí afiliarme al Partido Mexicano de los Trabajadores.
En 1974, 75, o sea, hace casi 50 años que yo decidí afiliarme a Heberto Castillo. Y en enero de 1976 lo invité, a él y a Demetrio Vallejo, y fueron a Texcoco, de donde hoy; y allí se formó el Comité Municipal.
Y de allí para acá hemos estado en esta lucha con Heberto.
Por eso me da gusto hablar aquí en este evento, en esta ceremonia ver, gracias, a muchos ciudadanos, voy a ver durante los próximos seis años aquí en este recinto a Heberto Castillo, su nombre aquí de manera permanente.
Por eso yo insisto que no se podía hacer del PRI desde entonces, ni tampoco después cuando llega López Portillo; no cuando llega De la Madrid; o cómo con Salinas de Gortari en ese entonces.
Por eso fuimos haciendo camino.
Y la grandeza de Heberto Castillo entre otras cosas demuestra cuando, después de haber formado este partido político, el PMT, decide junto con otros actores políticos, otros partidos y asociaciones, formar el Partido Mexicano Socialista, dejar a un lado su proyecto, el que construyó.
Sumar, ser más, para seguir combatiendo a régimen, ese fue el trabajo de Heberto Castillo.
Yo lo recalco, porque desde entonces, como hasta este pasado 2 de junio, quienes estamos de este lado combatimos y son nuestros adversarios, ahora juntos los del PRIAN.
Y después, en un acto de generosidad que quedó para la historia, declina su candidatura a la Presidencia de la República para apoyar la del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.
Cuando él decide romper con el PRI y otros actores, porque ya no daba para más.
Para ellos en el 87, 88, llegó el tiempo de dejar al PRI; para algunos nunca llegó el tiempo de pertenecer al PRI.
Pero otra vez otro gesto generoso de Heberto, sumarse para buscar combatir y ganarle a la candidatura del PRI que representaba Carlos Salinas de Gortari, y les ganamos en el 88; pero el fraude, el fraude de los que había entonces, no permitió que el ingeniero Cárdenas llegara.
Y así fue la historia del ingeniero Heberto Castillo, hasta que un 5 de abril de 1977, estoy mal, 5 de abril de 1997, recuerdo perfectamente, entonces estábamos en lo que hoy ya desapareció estos días, era el PRD; porque después de PMC, junto con la corriente democrática, el ingeniero Heberto Castillo, nosotros decidimos formar el PRD.
Y en ese día de su fallecimiento yo recuerdo que estábamos en el Comité Nacional, que presidían el hoy Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador.
Y estando en reunión de Comité Nacional del PRD, muy temprano, nueve o 10 de la mañana, Andrés Manuel nos dice: “Les quiero dar una noticia, una mala noticia. Me informan que acaba de fallecer Heberto Castillo y les pido que nos traslademos al hospital donde está”.
Eso es parte de mis recuerdos.
Hasta allí llegó físicamente mi relación con el ingeniero Heberto Castillo.
Pero lo digo aquí públicamente, yo soy Heberto Castillo, yo soy de Heberto Castillo, soy por Heberto Castillo; sigue siendo Heberto Castillo.
Y sigue siendo el sueño de Heberto Castillo ver un México más justo; un México por supuesto donde se modere de manera radical la indigencia, pues; ya no digo la opulencia porque ese es a libre mercado, pero sí la indigencia, sí la pobreza.
Un México sin pobres, sin corrupción es el sueño por el que seguimos luchando y que tiene que transformarse.
El sueño, desde mi punto de vista, por el que 35 millones de personas votaron el pasado 2 de junio; el pasado 2 de junio 35 millones de personas votaron por el mismo sueño de Heberto Castillo y yo creo que todos nosotros de tener un México distinto.
Nos falta mucho, se ha avanzado, pero nos falta mucho. Es el sueño que tenemos que seguir conquistándolo, por supuesto.
La esperanza de millones de mexicanos, de 35 millones, está depositada en una mujer, ahora en la doctora Claudia Sheinbaum, para que esta esperanza, por supuesto, se cristalice, ya no sea tan lejana, y pueda hacerse lo que por lo que luchó toda la vida Heberto Castillo en este país.
No me queda más que decir algo, que no tiene que ver con Heberto Castillo, pero que seguramente él lo afirmaría, lo diría, y tengo que aprovechar la ocasión para decirlo:
Llamo hoy yo a todas y a todos a que nos pronunciemos para que se pare, se detenga el genocidio que se comete en Palestina.
Si no quieren llamarle así, o sea genocidio, entonces tomemos las palabras de la ONU. Y la ONU dice: “hay que detener la política de exterminio y los crímenes de guerra que comete el gobierno de Israel contra el pueblo de Palestina”. ¡Ya basta!
Deberíamos decirle, se lo digo yo hoy a mi gobierno, a mi Gobierno Federal, que, siguiendo los pasos de España, Noruega, Islandia e Irlanda, y más de 140 países que ya lo hacen, México por fin reconociera de manera inmediata al Estado Palestino.
Si así lo hace nuestro gobierno, sólo quedaría en toda América Latina un solo país que no reconocería con plenos derechos al Estado Palestino, que es Panamá; realmente faltan México y Panamá, en América. ¿Quién más? En toda América Latina. Panamá, en este caso.
Queremos que vayamos más allá en nuestra posición sobre Palestina. No es justo, no es válido seguir permitiendo y no hacer más en estos crímenes que se cometen en Palestina. Ya basta de crímenes en Palestina.
¡Viva Heberto Castillo!
TODOS: ¡Viva!
SENADOR HIGINIO MARTÍNEZ MIRANDA: ¡Viva México!
TODOS: ¡Viva!
SENADOR HIGINIO MARTÍNEZ MIRANDA: Muchas gracias.
MODERADORA: Muchas gracias al senador Higinio Martínez por su valiosa intervención.
Continuamos con el saludo a nuestras distinguidas y distinguidos invitados.
Entre ellos, nos acompaña la senadora Mónica Fernández Balboa. El diputado Hamlet García Almaguer. La señora Edna Elena Vega Rangel, subsecretaria de Ordenamiento Territorial y Agrario.
También está con nosotros la señora Dulce María Rodríguez, quien es directora general de Ordenamiento de la Propiedad Rural de la SEDATU. La señora Gabriela Romero, directora de Atención Ciudadana de la Presidencia de la República.
De igual manera, saludamos con afecto al señor Agustín Díaz Lastra, presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos. Al señor Carlos Castillo Pérez, subsecretario de Asuntos Sociales de Morena.
Y de igual manera, nos da gusto recibir a la señora Ana María Lomelí, diputada electa.
Gracias a todas, a todos por su presencia.
A continuación, solicitamos a la arquitecta Laura Itzel Castillo Juárez, presidenta de la Fundación Heberto Castillo Martínez e hija de nuestro homenajeado, a que haga uso de la Tribuna.
LAURA ITZEL CASTILLO JUÁREZ: Muchas gracias.
Agradezco este homenaje al Honorable Senado de la República, a la presidenta de la Mesa Directiva, Ana Lilia Rivera, y especialmente a la senadora por el estado de Veracruz, Gloria Sánchez Hernández.
Saludo a toda la gran familia ampliada de Heberto Castillo Martínez y María Teresa Juárez Carranza; a las amigas y amigos, así como a los distinguidos invitados e invitadas asistentes el día de hoy.
A los embajadores y cuerpo diplomático de los diferentes países que tenemos el honor que nos acompañen.
A los senadores y senadoras que se encuentran presentes el día de hoy.
Desde pequeño, Heberto Castillo fue un ser rebelde, contaba que no le parecía el sistema de enseñanza, razón por la cual protestó en su primera incursión a la escuela, en contra de su maestro de Primaria.
Gracias a que salieron de su pueblo, pudo retomar sus estudios en la Ciudad de México, en el año de 1936. Ese espíritu crítico lo acompañaría a lo largo de su vida, siempre a favor de la colectividad, que comúnmente eran las causas más difíciles.
Heberto apoyó a prácticamente todos los movimientos sociales de la época que le tocó vivir, las luchas de ferrocarrileros, médicos, maestros, campesinos, electricistas y estudiantes; para transformar la realidad social por una más justa.
No solamente polemizaba con sus estudiantes de la UNAM y del IPN sobre fórmulas o procesos constructivos; pues también lo hacía en el seno de su familia. Se sentaba a discutir sus artículos periodísticos o diversos temas, por profundos que parecieran, con la misma pasión que lo realizaba en la vida pública.
Le gustaba debatir con nosotros, aun cuando éramos muy pequeños. Por ejemplo, con mi hermano Héctor, siendo un niño, discutía sobre religión y la existencia de Dios. Con mi madre también, pues ella venía de una familia muy católica y tradicional; le gustaba hacernos razonar y no hay duda, nos escuchaba.
Muchas cosas cambiaron en su forma de pensar, de ser y ver la vida; a partir de aquellas inolvidables y fraternales confrontaciones familiares.
Contribuyó apoyando al general Lázaro Cárdenas desde muy joven, en 1959, lo acompañó en la conformación del movimiento de liberación nacional, al que se incorporó a partir de su nacimiento, en agosto de 1961.
Parte de nuestra infancia la pasamos en campaña, dentro de un Volkswagen, Vocho verde pistache; recorriendo el país en la formación del movimiento de liberación nacional, pues Heberto viajaba con toda la familia.
Cuenta mi hermano Javier, que en una de aquellas largas jornadas, mientras mi papá se encontraba en el mitin en San Blas, Nayarit, mi mamá descansaba con nosotros en el coche; y de vez en vez contaba las cabecitas para ver que estuviéramos completos.
En un pestañeo, se dio cuenta de que faltaba una: la mía. Espantada, le pidió a Heberto, el hijo mayor, con apenas 6 años, que me fuera a buscar. La Asamblea se llevaba a cabo bajo una enorme enramada, era una reunión con campesinos.
Cuando Betito regresó al coche, le contó a mi mamá que no se preocupara, que me había encontrado sentada en las piernas de mi padre. Le dijo a mi mamá: “ya ves que a ella sí le interesa la política”.
Yo tenía escasos 4 años, lo que mi padre les estaba diciendo y que recordé más tarde, fue que, para incorporarse a la lucha, había que fajarse muy bien los calzones. Así era en ocasiones el lenguaje de Heberto: convincente, directo y sencillo; tanto, que era comprensible para una niña.
En 1968 participó en el movimiento estudiantil desde la Coalición de Profesores de enseñanza media y superior, pro libertades democráticas; parteaguas de la historia moderna del país, impulsado por los jóvenes.
Toda esta actividad política no le impidió ser un esposo y un padre cercano y divertido.
Incluso durante los nueve meses que estuvo viviendo en la clandestinidad huyendo del régimen, a causa de su participación en el movimiento estudiantil del 68, lo pudimos visitar.
Recuerdo que pocos días antes de ser aprehendido en la calle de Reforma en el centro de Coyoacán, fui a pasar unos días a su lado.
De esas particulares y extrañas vacaciones conservo un tesoro: un retrato al óleo que me hizo en aquella ocasión; siempre me ha acompañado y tiene un lugar especial en la sala de la casa y, claro, en mi corazón.
Durante los dos años que estuvo preso en Lecumberri recibía nuestras visitas, incluso solicitaba al director del penal autorización para el acceso de mis hermanos entre semana, con el objeto de impartirles clases de física y matemáticas, y ya de paso aprovechar para jugar con ellos y con los estudiantes presos unos partidos de frontón.
Nunca lo conocimos desanimado o triste.
Uno de sus principales rasgos de carácter era su optimismo; creía en la posibilidad de la transformación y actuaba en consecuencia.
Aún en los momentos más difíciles, incluso después de la represión o en la clandestinidad misma, nos decía: “Vean que esto a la larga va a ser muy útil, va a provocar cambios positivos; vamos a estar todos mejor”.
El tiempo le dio muchas veces la razón.
Desde la cárcel comenzó a planear la construcción de una organización o partido político que recogiera los ideales Hidalgo, Juárez, Zapata, Villa, Madero, Flores Magón y Lázaro Cárdenas.
Quien conoció a Heberto sabe que siempre traía la Constitución en la mano y al Quijote en la cabeza; los usaba como armas de defensa de los derechos y los principios de un país emanado de la Revolución Mexicana.
Lo primero que hizo una vez que salió de la cárcel, fue trabajar incansablemente en la creación del Comité Nacional de Auscultación y Organización (CNAO), el antecedente del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), que hizo sus aportes por democratizar al país y abrir brecha a la participación social de 1974 a 1986.
Desde ese espacio político defendió a Petróleos Mexicanos y encabezó una lucha memorable en defensa de la soberanía energética en contra de la política entreguista impulsada por el entonces presidente José López Portillo.
El tiempo una vez más le dio la razón.
En el año de 1987, trabajó en la organización del Partido Mexicano Socialista (PMS); el partido que lo postuló como candidato a la Presidencia de la República.
Trinchera desde donde declinó en aquella jornada histórica de las elecciones de 1988, a favor del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano; quien rompiera con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), para formar el Frente Democrático Nacional al lado de figuras como Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo.
Como consecuencia del gran fraude electoral de 1988, el PMS cedió su registro para fundar el Partido de la Revolución Democrática (PRD), conjuntando así a muchas de las más diversas corrientes de la izquierda mexicana, tanto sociales como partidistas.
En este punto me permito reproducir las sentidas palabras que me envió el ingeniero Cárdenas, a propósito de esta develación:
“Muy querida Laura: Me da gusto se inscriba el nombre de Heberto Castillo, tu papá, en el Senado.
Un reconocimiento más que merecido por su lucha a favor de la soberanía nacional y la democracia.
Lamento no acompañarte en esta ocasión.
Desde unos meses atrás recibí invitación para ese mismo día y más o menso a la misma hora para asistir a un homenaje a mi padre, por parte del Exilio Republicano Español y el gobierno de España.
Estuve viendo si habría manera de cambar el evento, pero no fue posible.
Hago aquí un solidario y fraternal recuerdo de Heberto.
Te envío con mi cariño un fuerte abrazo.
Cuauhtémoc”.
Desde aquí le enviamos abrazos con admiración y respeto a ese gran luchador, símbolo de nuestra democracia.
Como representante político, Heberto llegó a ser diputado por el PMT y senador del PRD por su Estado natal: Veracruz.
Como integrante de esta Soberanía, presidió la Comisión de Ciencia y Tecnología, y frente al levantamiento en Chiapas, fue integrante de la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA), para facilitar el diálogo entre el gobierno y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
En el año de 1996, se escribió en la revista “Proceso”, a propósito de las negociaciones entre el gobierno y el EZLN para alcanzar una paz justa y verdadera, dijo:
“Es mejor un año de pláticas, que una semana de guerra. Deseamos lograr la paz en Chiapas, abriendo caminos a la democracia real, a la equidad y la justicia. No es fácil, pero sabemos que es posible”.
Como dijimos antes, esta perseverancia y el optimismo será su posición para la transformación del país a lo largo de su vida.
Fue por eso que pudo resistir las amenazas, la represión, la tortura y la cárcel. Fue por eso, insisto, que también supo rechazar los múltiples intentos del Poder por cooptarlo, para corromperlo, y aún así tuvo la capacidad y lucidez para sobrevivir con dignidad a las muchas crisis de la izquierda, eso, sin perder jamás el rumbo.
Luis Villoro decía que: “Ser de izquierda, es asumir un compromiso moral, es una elección de vida. Ser de izquierda es decir no a la corrupción, no a la injusticia, no a toda situación donde se muestre la mentira social. Es la decisión de convertir la propia vida en testimonio de verdad”.
Heberto era un hombre de izquierda que practicaba la congruencia intelectual, la congruencia política y la congruencia social.
Mi madre, María Teresa Juárez, compañera de sus mil campañas y presidenta de la Fundación que lleva su nombre, al recibir la “Medalla Belisario Domínguez” que le fue otorgada a mi padre en forma póstuma, en octubre de 1997 por parte del Senado de la República, dijo:
“A Heberto lo recuerdo cada mañana con la seducción que brinda el amanecer, infundiéndonos a cada paso por la vida voces de esperanza, amor y libertad, invitándonos a la aventura de construir el México democrático por el cual entregó su existencia”.
Ella se integró a la lucha codo a codo con mi padre, a partir del Movimiento de Liberación Nacional, e incluso se comprometió hasta su último aliento, en diciembre del 2020, para dar a conocer su vida y obra.
Heberto fue un personaje polifacético, que sabía hacer muchas cosas. Quienes estuvimos cerca de él podemos atestiguar que además las hacía con pasión, con mucho amor, sin buscar nada a cambio. Escribía, pintaba, dibujaba, calculaba, construía, inventaba, polemizaba y dirigía.
Era extraño de qué manera, en medio de condiciones adversas como la misma clandestinidad o la cárcel, realizaba varias tareas simultáneas, como calcular edificios y puentes, para poner a prueba sus innovaciones tecnológicas, quizá, para poder concentrarse en ese mundo tan particular que existía en su enorme inteligencia social.
Era un constructor en el sentido más amplio de la palabra. Nos legó su pensamiento, sus inventos, su ideario, pero, sobre todo, su ejemplo.
Decía Einstein que: “Ser ejemplo, no es la principal manera de influir sobre los demás, sino la única manera de hacerlo”.
Heberto sigue siendo vigente y debemos influirnos de su pensamiento.
A algunos de nosotros nos queda la responsabilidad de seguir dando a conocer sus ideas y aportes.
Estas letras del Muro de Honor, son una síntesis de un hombre de izquierda, nacionalista y antiimperialista.
No hay duda de que mi padre aportó a la transición, a la democracia y al logro de gobiernos progresistas.
Lo evocamos cuando vemos a Andrés Manuel López Obrador y a Claudia Sheinbaum Pardo, nuestros queridos compañeros de lucha.
¡Enhorabuena al ingeniero Heberto Castillo!
Muchas gracias.
MODERADORA: Muchas gracias a la arquitecta Laura Itzel Castillo Juárez, quien nos ha compartido estas anécdotas de historia de vida que tuvo con su padre, tanto en lo público como en lo privado.
Muchas gracias por su intervención.
No queremos dejar de saludar la presencia del diputado Fernando Marín Díaz. Gracias por su compañía.
Como siguiente punto de esta Ceremonia, el grupo jarocho “Un canto a Veracruz”, interpretará la canción “Una sonrisa al cielo”, con letra y música del arquitecto Javier Castillo Juárez, hijo del senador Heberto Castillo Martínez, en la que describe cómo imagina la vida de su padre desde el momento en que nació, hasta el día de su muerte.
Adelante, por favor.
(INTERPRETACIÓN MUSICAL)
MODERADORA: Muchas gracias al grupo “Un canto a Veracruz”, por esta interpretación de la tierra natal de nuestro homenajeado.
Señoras y señores, procedemos ahora a la develación de la inscripción en el Muro de Honor.
Le solicitamos amablemente a quienes conforman el presídium, trasladarse a la base del Muro de Honor para la develación correspondiente.
En su momento nos pondremos de pie para develar la leyenda que hoy motiva nuestra presencia y continuaremos de pie, para entonar nuestro Himno Nacional.
Se invita también a los familiares de nuestro homenajeado, participen en este acto de develación.
Mientras tanto, solicitamos a todas y todos ponerse de pie.
Una vez que estamos todas y todos, distinguidos invitados, nuestro presídium, procedemos a la develación correspondiente.
Iniciamos con esta develación.
Adelante, por favor.
(DEVELACIÓN DE INSCRIPCIÓN EN LETRAS DORADAS)
MODERADORA: Les pido mantenernos de pie, para entonar juntas y juntos nuestro Himno Nacional.
(ENTONACIÓN DE HIMNO NACIONAL)
MODERADORA: La Cámara de Senadores agradece a la Banda de Música de la Secretaría de Marina, su intervención en esta Ceremonia Solemne.
Asimismo, agradecemos a todas y todos, su asistencia.
Gracias y que pasen un excelente día.