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Versión estenográfica del mensaje del senador Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, en la inauguración del Primer Parlamento con Juventudes de Morelos. 

 

Muchas gracias. 

 

Me da mucho gusto que estén aquí, jóvenes de Morelos. Este primer Parlamento de la Juventud de Morelos en el Senado de la República será una huella indeleble en su vida.  

 

Están ustedes en el viejo recinto de Donceles, donde el Senado de la República sesionó muchas décadas, hasta el 2011. Y a mí me tocó en una primera etapa estar aquí de senador, muchos de ustedes todavía no nacían cuando fue mi primera experiencia como senador, en 1991. 

 

Y, desde entonces le guardo un gran cariño a este lugar. Ustedes son afortunados, son afortunadas porque este recinto se usa una vez al año para entregar la Medalla Belisario Domínguez a mexicanos y mexicanas de excepción y ahora ustedes están disfrutando de este recinto histórico. 

 

Por eso presúmanlo, se vale tomarse selfies, subir historias, enviar sus propias participaciones que van a tener, esta ceremonia de inauguración; todo pueden compartirlo en sus redes, porque ustedes son privilegiadas, privilegiados representando a los jóvenes del estado de Morelos. 

 

Han sido seleccionados, seleccionadas y por eso le pedí que me acompañara al senador por ese estado, a Sergio; a su hermano, diputado Arturo, porque tengo una muy buena opinión de los jóvenes de Morelos, por su historia, por su sangre, por la lucha que han emprendido de verdad, ha sido impresionante lo que han aportado a nuestra patria. 

 

Yo provengo del sector campesino y por supuesto me precio de conocer la historia agrarista de México y no se puede entender el agrarismo sin el pensamiento de Zapata, no se puede. 

 

No sólo en México, como decía Hertino, este joven que conocí en Anenecuilco; sino universalmente se conoce a Zapata. Es uno de los próceres más importantes de la vida de nuestro país. 

 

Por eso quiero que disfruten este día, que se sientan afortunadas y afortunados, que no distraigan un solo momento el debate y que disfruten cada momento, cada instante de estar aquí. 

 

Quiero pedirles a todos que este día que va a ser un Parlamento, se inspiren en Belisario Domínguez, se inspiren en Zapata, se inspiren en Juárez. 

 

Y quisiera que los jóvenes de Morelos también puedan enseñarles a otros jóvenes lo que ahora ustedes están viviendo, lo que ahora están ustedes experimentando. 

 

Le agradezco a José Manuel del Río, que fue el autor de esta invitación; a las maestras, a los maestros de allá de Morelos, a todos los jóvenes de carreras participantes, Administración de Negocios Internacionales, Ciencias Políticas y Gestión Pública, Ciencias de Comunicación, Derecho, Ciencias Sociales, Diseño Gráfico, Economía, Administración, Historia, Pedagogía, Mercadotecnia y Medios Digitales, Química Industrial, Programación. 

 

Cuando Sergio me planteó hacer este parlamento, no dude, porque el senador Sergio Pérez es uno de los parlamentarios más destacados de nuestra Cámara.  

 

Es un hombre estudioso, un hombre con cualidades y un representante extraordinario de su estado. 

 

Siempre cumple su trabajo y siempre está atento a las tareas que le demanda el Congreso Mexicano. 

 

Por eso yo quisiera sólo platicarles y pedirles que nunca olviden lo que son.  

 

Primero quisiera recomendarles, no sean víctimas de sus propias debilidades. 

 

Es muy fácil, como joven, generar una posición endeble o una posición llamativa al lujo y al exceso. No lo acepten.  

 

Segundo. Aléjense de la vanidad, porque la vanidad de los hombres, de las mujeres, de los gobernantes, de los representantes populares acarrea males, regresiones, frustraciones y también problemas serios que contrastan con la sociedad y que desequilibran lo social. 

 

Tercero. Cuiden su vida privada, porque aparentemente la vida privada no tiene que ver nada con la vida pública. Les puedo decir que no es así.  

 

La vida privada inevitablemente repercute en lo público y cada vez más la vida privada es más pública.  

 

Lo que hacemos nosotros como servidores públicos, somos fácilmente cuestionados por alguna acción, alguna conducta que en lo cotidiano cometemos. 

 

Aunque sea privada, en tu casa, en tu familia, una reunión, en un restaurante, en la calle, cualquier cosa que hagas repercute en lo público. 

 

Cuarta. Expresa tu amor al prójimo, a la patria, a tus semejantes; lo que yo llamo virtud republicana. 

 

Aristóteles y Maquiavelo, sobre todo este último decía: La virtud de la República es una condición, es el amor a la igualdad. No es una verdad moral ni una verdad cristiana; es una virtud política. 

 

Quinto. Evita el egocentrismo, porque los afanes democráticos se esfuman o se pierden en un afán egocéntrico.  

 

Cuando tú quieres ser el centro de todo y no compartes con tu equipo, con tu grupo de amigos, con tu generación, tus objetivos y tus propósitos que quieres ser el único, el alma de todo, no funciona de esa manera la sociedad, porque no es lo correcto. 

 

La soberbia -como sexto- y la arrogancia son vicios de la democracia. Aléjate de ellos, es un efecto pernicioso y un defecto político. Es un error que asumas actitudes de arrogancia en una sociedad, sobre todo cuando pretendes ser servidor público o representante popular. 

 

Séptimo. Sacúdete de la frivolidad y la indiferencia, porque con ellos se abstrae de la realidad. Este proceso te desvincula de la sociedad. No asumas actitudes de indiferencia, de frivolidad, porque te alejas y te generas un problema serio que desencadena en frustración y en una decadencia. 

 

Octava. Evita el fingimiento político. No finjas porque esto destruye las vidas y también te genera una destrucción en la sociedad. No finjas. Si eres hijo de campesino, si eres hija de una maestra, de un profesionista independiente, de un servidor público modesto, de un comerciante, no lo niegues. Siempre siéntete orgullosa u orgulloso de lo que eres. 

 

Si sus padres son eso: comerciantes, maestros, profesionistas independientes, trabajadores, albañiles, campesinos, nunca niegues tu origen y tu esencia. 

 

Evita fingir. Si son católicos, masones, libres pensadores, cristianos, evangélicos, no lo ocultes, no finjas lo que no son, ni tampoco pienses que ubicarse en grupos económicos superiores al suyo, van a ser aceptados. 

 

Mejor trata de ser el mejor, traten de ser las mejores y ayudar a la gente que están rodeándolos, en su barrio, en su ejido, en su comunidad, en su municipio. 

 

Respeta siempre la ley. La ley es la vida, es el alma de la sociedad. Es un deber aceptar y cumplir con las normas si vives en sociedad. 

 

No pienses que la extrema opulencia, el lujo excesivo otorga felicidad. Hay quienes así lo suponen. Eso es falso. 

 

Por eso, es importante que tú y todos los que ahora participen, disfruten de este ejercicio único; único, que les va a dejar muchas enseñanzas a todos. 

 

Quiero saludar a la maestra Erika Rocío; bienvenida. A Maricela; a todos, a todas. Bienvenidas. Maestras y maestros que acompañan a este grupo de jóvenes. 

 

Déjenme decirles que vamos a hacer todo el ejercicio como si fuera un Senado. Ustedes van a poder practicar, como si fueran senadores por un día. 

 

Va a haber presidencia de debates, y los jóvenes que nos ayudan en el Senado, Servicio Profesional de Carrera, los van a auxiliar, no se preocupen, los van a orientar y les van a decir a quienes vayan a participar, cómo hacerlo; sin que les digan el contenido de lo que van a decir. 

 

A todos mi reconocimiento, mi aprecio. Aquí estaremos pendientes de ustedes, de que hagan bien las cosas.