plg_search_media
Search - EDocman
Buscar - Categorías
Buscar - Contactos
Buscar - Contenido
Buscar - Canales electrónicos
Buscar - Etiquetas

 

Versión estenográfica del mensaje de la senadora Olga Sánchez Cordero, presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, en la inauguración del Foro: “Transparencia y seguridad en el mundo digital”. 


Muy buenos días tengan todas y todos ustedes. 

 

A nombre propio y de mis compañeras y compañeros senadores, les damos la más cordial bienvenida en esta su Casa, la Casa del Federalismo: el Senado de la República. 

 

Está a la distancia, pero conectada la senadora Lucía Trasviña. Muchas gracias, Lucía, quien es la presidenta de la Comisión de Seguridad. 

 

A mi querido senador, amigo, Miguel Ángel Mancera. Muchas gracias. 

 

Le doy la más cordial bienvenida al señor Embajador, al Excelentísimo señor Suh Jeong-In, Embajador de la República de Corea en México. Gracias por honrarnos con su presencia, señor Embajador. Aquí es su casa. 

 

Asimismo, me complace mucho en que nos acompañe y darle la bienvenida, a la Comisionada Presidenta del INAI, a la maestra Blanca Lilia Ibarra. Gracias, Blanca Lilia, por estar aquí presente. 

 

Al señor Magistrado, también, mi amigo querido, Felipe Fuentes Barrera, de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial. Gracias, Felipe. 

 

Desde luego, son ambos muy destacados funcionarios, comprometidos con la transparencia y también con la protección de datos personales. 

 

Agradezco la participación de María Cristina Capelo. Gracias, María Cristina, por estar aquí presente, porque es Jefa de la Política de Seguridad para Latinoamérica, de META. 

 

Y de Manuel Díaz, Director de Huawei México. Muchas gracias. 

 

Hoy conversaremos sobre un tema que compete, no solamente al Senado, no solamente a los que estamos aquí presentes. Compete a la humanidad completa. 

 

Me refiero a la digitalización de gran parte de los procesos que hace que una parte importante de la población mundial se dirija a una vida digital. 

 

Como Estado, tenemos una misión, que los derechos de las personas sean una realidad y que cada vez más se reflejen en una mejor calidad de su vida, de sus vidas. 

 

En esto, somos auxiliados por las empresas, por la sociedad civil organizada. Tanto las empresas como los gobiernos, debemos enfocarnos en hacer que la vida de la población, de las personas a quienes gobernamos, sea mejor cada día. 

 

Y a esto se reduce todo. La existencia de una vida digital nos conduce entonces a la siguiente pregunta: 

 

¿Qué hacemos como gobierno y sector empresarial para garantizar que ésta sea próspera, sana -esta vida de nuestra población-, sea una vida sana, próspera y sobre todo segura? 

 

La tecnología avanza a pasos nunca antes vistos. Y, sin embargo; sin embargo, esto es sólo el comienzo. 

 

Cada vez más servicios y funciones del Estado se prestan mediante herramientas tecnológicas. Cada vez la tecnología habilita respuestas más inmediatas, procesos más ágiles, distancias más cortas y, sin embargo, no todo es fácil ni los entornos digitales son siempre seguros. 

 

Nuestras oportunidades abren hoy, por qué no decirlo, nuevos espacios para el quebranto de la ley. 

 

Todos hemos escuchado de delitos cometidos en el mundo digital. Basta recordar las expresiones de violencia que vulneran la privacidad de hombres y mujeres. 

 

Asimismo, somos conscientes del empleo de datos personales para la extorsión, así como también para generar polarización. 

 

Recordamos también las crisis de abasto de combustible el año pasado en la costa este de Estados Unidos, cuando el oleoducto que abastecía a toda esa zona, fue víctima de secuestro de datos. 

 

Lamentablemente, el espacio digital también ha sido utilizado por la delincuencia para explotar a las personas más vulnerables, como las niñas y los niños. 

 

Por ejemplo, mediante la práctica deleznable conocida como el grooming, y en casos terribles la pornografía infantil y la explotación sexual. El panorama, entonces, desde este ángulo, parece sombrío. 

 

Sin embargo, las tecnologías abren espacios para nuevas formas de delinquir, pero también para nuevas formas de colaborar y de utilizarlas en bienestar de la población. 

 

Hoy escucharemos a nuestros invitados e invitadas, quienes, desde su área de conocimiento, seguramente compartirán mejores prácticas para proteger tanto a la infraestructura y los bienes públicos, como a las personas, que son, sin duda, lo más importante. 

 

Agradezco la participación de todas y de todos ustedes, para que, desde el Senado de la República, generemos legislación que promueva y garantice la seguridad digital para la Nación. 

 

Serán conversaciones saludables, entornos seguros. Podremos crear, entre tantas otras cosas, comunidades en donde la tecnología sea una herramienta, fíjense ustedes, para la libertad, para la seguridad y para el bienestar. 

 

Antes de concluir, quiero compartir mi experiencia: cuando yo tenía unos 8 años de edad, aproximadamente, con enorme gusto mi padre llevó a nuestra casa la primera televisión. Una televisión de bulbos, como también el radio. 

 

Y estábamos sorprendidos que pudiera -obviamente en blanco y negro-, que pudiera transmitir. Me acuerdo del “Teatro Fantástico”, que no nos lo perdíamos todos los domingos. Me acuerdo del “Club Quintito”, que para todos ustedes debe ser algo que ni siquiera hayan escuchado. Y así empezó, a la distancia, a comunicarnos. 

 

Después, recuerdo de lo que era una calculadora, de lo caro que costaba una calculadora eléctrica, que hacía sumas y restas, multiplicaciones, algoritmos matemáticos, y que era algo verdaderamente impresionante. Y así fuimos nosotros conociendo los avances de la tecnología. 

 

Recuerdo, con una gran claridad que, en ese año por cierto me casé; cómo llegó el hombre a la luna. Eran impresionantes las imágenes en aquel entonces, en los años 60’s, finales de los años 60’s, veíamos. 

 

Y después la comunicación vía fax. Era impresionante el fax, que nos pudiéramos conectar vía fax del otro lado del mundo. Bueno, créanme que lo que estoy platicando me está dando escalofrío. Y así sucesivamente fuimos viendo después la televisión a colores. 

 

Bueno, la primera computadora de la UNAM, ahí por los años 70. Un cuarto de este tamaño lleno de máquinas impresionantes, de aires acondicionados, en el sótano, para conservar la humedad y que fuera un poco más barato el mantenimiento de los aires acondicionados y estuviera en un lugar frío, ahí en la calle de Pestalozzi. 

 

Claro, les estoy hablando de la historia, de la historia remota para ustedes. 

 

Esa computadora, que estaba en un cuarto de esta magnitud y en estas dimensiones, tenía menos capacidad que el celular que traemos ahorita, mucho menor capacidad. 

 

Nunca me hubiera yo imaginado la era que estamos viviendo. Nunca en mi mente hubiese pensado en esta tecnología. Era como un hechizo, un cuento de hadas, algo inalcanzable. Y hoy, tenemos televisiones inteligentes, tenemos celulares inteligentes. Hoy estamos hablando de otro tipo de inteligencia artificial. 

 

¿A dónde vamos a llegar como humanidad? Yo ya no lo voy a ver, pero lo que yo viví; los aviones de hélice, cruzando el Atlántico, horas y horas. Lo que yo viví y lo que ustedes están viviendo, y lo que ustedes nos van a compartir es como un sueño, un sueño que, para la generación mía, por ejemplo, era un sueño inalcanzable que nunca hubiésemos imaginado. 

 

Muchas gracias.