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Versión del mensaje inaugural de la senadora Olga Sánchez Cordero, en el Foro “El Papel de la Tecnología en el Desarrollo Nacional: Presente y Futuro de México”. 

 

 

Muy buenos días a todas, a todos ustedes. 

 

Me da muchísimo gusto, un enorme gusto recibir hoy en el Senado de la República a nuestros distinguidos panelistas. Al doctor Salvador Landeros Ayala, director de la Agencia Espacial Mexicana. Bienvenido, doctor, a su casa, a la Casa del Federalismo. 

 

También me da muchísimo gusto, de verdad, que nos acompañe el doctor José Luis Mateos Trigos, del Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM. Gracias, doctor.  

 

Somos orgullosamente UNAM, yo me formé en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Facultad de Derecho, mi Alma Mater, y siempre le estaré agradecida profundamente, de lo que hizo por mí profesionalmente y también éticamente, y en muchos otros aspectos. 

 

También quiero darle la bienvenida al maestro Hanniel Méndez Jiménez, director ejecutivo del Gobierno Electrónico en la Agencia Digital e Innovación Pública de la Ciudad de México. 

 

Por supuesto, está en su casa mi querido senador Raúl Paz Alonso, senador por Yucatán. Gracias por acompañarnos. 

 

Y creo que el senador Jorge Carlos Ramírez Marín va a conectarse vía Zoom, presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología. 

 

Saludo también con afecto, a la audiencia que nos acompaña de manera presencial y de manera remota, a través de los medios de comunicación y a través de las plataformas digitales que, a partir de la pandemia, de verdad descubrimos que podemos estar en comunicación permanente, sin necesidad de estar presencialmente. Y hemos descubierto una manera, digamos nueva, de comunicarnos, precisamente por la innovación, la tecnología y todo lo que vamos a ver el día de hoy, precisamente. 

 

La historia de la humanidad no es una línea que corre en el tiempo, más bien los seres humanos han ido dibujándola con trazos inesperados, de cambio y de disrupción. 

 

Algunos de estos trazos, como el papel, la cuña, la palanca, podrían parecer muy simples en retrospectiva; sin embargo, en su momento representaron una auténtica revolución. Se trata de los grandes saltos con los que nuestra especie humana, ha forjado a la historia y hoy se proyecta hacia el futuro.  

 

Gracias a la tecnología, hemos podido afrontar y resolver problemas que originalmente parecieran insalvables. Por ejemplo, los retos que planteaba el estudio de la mecánica de suelos en la Ciudad de México; un grupo de científicos de la UNAM viajó a la Universidad de Berkeley, en los años 50. Les decía yo hace un momento que ya estoy como mis abuelos: “yo lo viví, yo me estoy remontando a los años 50 para conocer cómo las computadoras fabricadas por IBM eran capaces de resolver eficientemente un sistema complejo de ecuaciones integrodiferenciales simultáneas.  

 

Los años 50, y teníamos el problema de la dinámica de suelos en nuestra Ciudad de México; y este grupo de científicos de la UNAM viajó Berkeley a conocer qué estaban haciendo en las computadoras de IBM. 

 

En 1958, croe que hoy estoy remontándome a la historia, la primera computadora llegó a Latinoamérica, precisamente a la Universidad Nacional, creándose el Centro de Cálculo Electrónico de la UNAM. 

 

En esa época yo tenía 11 años y la computadora ocupaba un cuarto complicadísimo enorme, con aire acondicionado y esta computadora funcionaba solamente con lectora y perforadora de tarjetas. Imagínense.  

 

Después fui Secretaria de Asuntos Escolares y me llevaron a la Gran Innovación de la Computadora, que estaba por cierto, recuerdo en la colonia del Valle, en la calle de Pestalozzi, si no mal recuerdo; bueno, no sé, corríjanme, porque me impresionó llegar ahí a un cuarto enorme, enorme, enorme, de aires acondicionados, de máquinas impresionantemente grandes y que tenían menos capacidad que el teléfono que traemos ahora aquí, mucho menos capacidad; y eso era impresionante. 

 

Hoy, la UNAM cuenta con un Centro de Estudios de la Complejidad, aquí está el doctor con nosotros. Y gracias, doctor, por venir, de verdad, a este Senado de la República.  

 

Y todas y todos los que estamos aquí traemos por lo menos una pequeña pero poderosísima computadora en el bolsillo. 

 

Yo me acuerdo cuando fui a estudiar a Inglaterra, que las calculadoras, calculadoras, eran una verdadera novedad allá por los años de 1970, que costaban además carísimas y eran calculadoras.  

 

Podemos vernos de manera simultánea y en vivo hoy, y nos es posible interactuar con personas que se encuentran en otras ciudades, en otras salas, en otros países.  

 

Les comparto otro ejemplo de cómo la tecnología nos permite vencer los retos aparentemente insuperables.  

 

En los años 90, creo que vengo muy romántica de la historia, acabo de tener lo de la transparencia, el Foro de Transparencia, y también llegué muy romántica contando el origen de la modificación del sexto constitucional con Aguas Blancas. 

 

Y ahora también hoy traigo este tema de historia. Peter Tsai elaboró un material que filtraba el aire atrayendo partículas por medio de fibras cargadas electroestáticamente. 

 

En 1996, se descubrió que este material también podía atraer y bloquear virus. 

 

Cuando este material fue combinado con la mascarilla de uso médico 3M, se creó la mascarilla empleada utilizada por los profesionales de la medicina en todo el mundo.  

 

A partir del 2020, el uso de esa mascarilla N95, que su origen tuvo otro propósito distinto, permitió salvar incontables vidas humanas. 

 

También podrá avalarnos, por ejemplo, de cómo la digitalización de los procesos de gobierno que la agenda digital ya tenían en marcha, permitió  ofrecer soluciones para llevar las vacunas a los brazos de quienes las necesitábamos.  

 

La tecnología permite resolver problemas, tanto los que imaginamos como los que cotidianamente nos van sorprendiendo, y obviamente ofrecer soluciones. 

 

De ahí la importancia de generar capacidades de investigación, de ciencia y de tecnología de manera permanente.  

 

Comentaba yo, antes de iniciar, con el doctor José Luis Mateos, que le debemos de apostar en este país a la ciencia, a la tecnología y a la innovación.  

 

Esto debe ser una política de Estado, queridos doctores; que entienda y que entiende que la investigación básica surge en las ideas más disruptivas, las que salvan vidas, pero las que transforman al mundo. 

 

La transformación digital está aquí hoy y ahora, y eso es un hecho.  

 

La pregunta es: ¿Qué tan preparados estamos para sumarnos y cómo lograr que ésta impacte de manera positiva en la vida de todas las personas? 

 

Porque la tecnología no puede ser una carrera para posicionar a los ultraricos y poderosos, y hacerlos más ricos y más poderosos; por el contrario, debe empoderar a las personas para disminuir las brechas que les excluyen, tanto en el conocimiento como en la salud o como el ingreso en la educación. 

 

La apuesta de México por la tecnología debe ser decidida, pero debe ser incluyente. En 2020 las personas entre 15 y 29 años de edad, representaban aproximadamente el 24.7 por ciento de la población total en México, casi el 25; hay que apostar por todas las personas de estas edades: adolescentes y jóvenes, para involucrarlas en el desarrollo de esta ciencia tecnología, en beneficio de sus propias comunidades. 

 

La tecnología, por último, debe de ofrecer respuestas a problemáticas que afectan a las personas más vulnerables. 

 

A  ver, por ejemplo, el trabajo continuo de la Agencia Espacial Mexicana, que generar capacidades ante uno de los problemas más graves ante nosotros, a ver, las sequías, las amenazas a la seguridad alimentaria, hoy presentes ustedes con su conocimiento, con su tecnología, apoyan, apoyan en estos graves problemas que estamos enfrentando hoy en nuestro país. 

 

Los avances tecnológicos entonces, representan oportunidades para el desarrollo de nuestra sociedad. A finales del 2019, Calum Chace, estudioso de la inteligencia artificial, dijo “el cambio nunca habría sido tan rápido como ahora. Pero nunca –dijo– volvería a ser tan lento”. 

 

En 2020 llegó a darle la razón: el cambio está aquí, aquí, ocurriendo todos los días y cada vez más rápido; por eso nos tenemos que sumar a la transformación digital, a la revolución tecnológica, con la esperanza de crear un presente más incluyente, un futuro más justo y no podemos permitirnos que estos cambios nos dejen atrás. 

 

Muchas gracias.