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Versión estenográfica del mensaje de la senadora Olga Sánchez Cordero, presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, en la presentación del “Informe Hemisférico sobre Matrimonios y Uniones Infantiles, Tempranas y Forzadas”. 


 

Muy buenas tardes a todas, a todos ustedes. 

 

Veo aquí a grandes amigas en el presídium. Muchas gracias, Alejandra, hace tiempo que no te veía, me da mucho gusto verte. 

 

También Alejandra Mora, gracias; y a Marcela Huaita, Marcela, qué importante posicionar el tema sobre este Informe Hemisférico sobre Matrimonios y Uniones Infantiles, Tempranas y Forzadas, en los Estados parte de la Convención de Belem Do Para. Qué importante. 

 

Sé que Nadine Gasman no ha podido venir, ayer estuvo con nosotros, pero que vienes en su representación, lo cual te agradezco muchísimo. 

 

Y, por supuesto a nuestra queridísima Ana Güezmes, directora de la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para América Latina. Aquí, nuestra querida Ana Güezmes estuvo representando a ONU Mujeres en nuestro país, varios años; yo tuve la gran oportunidad de tratarla tanto como Ministra de la Corte, como Secretaria de Gobernación, y de verdad le doy la bienvenida a este Senado. Conozco su trabajo y conozco su compromiso profundo en relación a violencias, y subrayo en plural, violencias en contra de las mujeres. Muchas gracias. 

 

A Rocío también, a Mónica Adame. Gracias, Rocío Muñoz, del Fondo de Población de Naciones Unidas; y a Mónica, parlamentarias de Global Action. 

 

Gabriela García, Girls Not Brides. Muchas gracias. 

 

Nuestro querido senador Jorge Carlos Ramírez Marín, gracias por tu presencia en representación de Miguel Ángel Osorio. Gracias. 

 

Hace 24 años, hace 24 años México ratificó la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, de Belem Do Para; sumándose así al compromiso hemisférico de eliminar las circunstancias de violencia contra las mujeres, prevaleciente en nuestro Continente. 

 

Entre la Agenda derivada de la Convención de Belem Do Para, uno de los temas que más indignación genera es la violencia contra las niñas y adolescentes, implícita en los matrimonios y uniones infantiles y forzadas. 

 

Los impactos psicológicos, físicos, emocionales que conllevan los matrimonios y uniones infantiles y forzadas; trasgreden los derechos de las niñas y adolescentes. Esta trasgresión vulnera directamente el ejercicio de derechos vinculados a la educación, al descanso, al esparcimiento, al desarrollo integral, a una vida libre de violencia, a la integridad personal de nuestras niñas y de nuestras adolescentes. 

 

Derivado de estas realidades, en 2019 nuestro país llevó a cabo modificaciones legislativas, entre las que destacaron la reforma al artículo 148 del Código Civil Federal, para prohibir los matrimonios y uniones infantiles forzadas. Este cambio, sumado a los registrados en 31 Códigos Civiles locales, planteó por primera vez la posibilidad jurídica de rechazar esta práctica, anacrónica y contraria a los derechos humanos de nuestras niñas y adolescentes. 

 

En este contexto, antes de los cambios legales del 2019, sabíamos que los matrimonios y uniones infantiles y forzadas, vulneraban los derechos de al menos 6.8 millones de personas en nuestro país. 

 

Asimismo, en ese momento era público que esa práctica derivaba en que 73 por ciento de las niñas dejaran sus estudios para dedicarse a las labores del hogar y cuidado de hijas e hijos; en que aumentaran la posibilidad de embarazos prematuros y contagios de enfermedades de transmisión sexual en el abuso, explotación y criminalización de niñas y adolescentes. 

 

Asimismo, más del 49 por ciento de las mujeres que se casaban antes de los 18 años eran víctimas de violencia física. El 68 por ciento eran violentadas sexualmente y al menos el 16 por ciento experimentaba violencia económica a partir del matrimonio. 

 

Consecuentemente, como mujeres comprometidas y hombres comprometidos y como legisladores en particular, la presentación del informe hemisférico sobre matrimonios y uniones infantiles tempranas y forzadas a tres años de la reforma, es un tema de gran interés. 

 

Nuestro interés no sólo reside en conocer lo que hemos avanzado ni en saber lo que no hemos podido cambiar en México con respecto a los países que aún no eliminan esta práctica, sino que fundamentalmente, para poder actualizar cifras, conocer ideas, revisar perspectivas y proyectar cuáles son los siguientes pasos para cambiar la terrible realidad a la que miles de niñas y adolescentes son sometidas. 

 

Quiero ofrecer disculpas, me voy a retirar para seguir presidiendo la Comisión Permanente en el Senado de la República, de los diputados y senadores que integran esta Comisión; pero también decirles que es una gran preocupación estas uniones, porque ahora que se prohibió el matrimonio infantil en los Códigos Civiles de nuestro país, lo cierto es que ahora son muchas veces uniones solamente, forzadas. 

 

En esta estructura patriarcal y machista en que vivimos, imaginémonos una niña de 14 años, de 15 años, obligada forzadamente a convivir o a casarse con un hombre de 60 años, de 65 años, violento y que obviamente la diferencia y la simetría no solamente de edad sino de poder sobre esta criatura, de este personaje, de esta persona, es más que visible, más que obvio, y esto es lo cotidiano. 

 

Debemos avanzar más, qué es lo que espera una niña de su vida, cuando es obligad forzadamente a vivir con una persona mucho mayor que ella y que la trata violentamente, y que la violenta permanentemente, dejando atrás sus estudios, siendo víctima de violencia de todo tipo, con embarazos prematuros y con una situación verdaderamente crítica en su vida.  

 

Muchas gracias.