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Versión estenográfica de la participación de la senadora Olga Sánchez Cordero, Presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, en la inauguración del Conversatorio Sistemas Nacionales de Cuidados en América Latina. 

Muy buenos días. 

 

Muchísimas gracias, de verdad, por haberme invitado a este Foro. Y, saludo con muchísimo gusto y cariño a mis amigas senadoras: a Martha Lucía Mícher Camarena; de verdad, has hecho un trabajo espectacular como presidenta de la Comisión de Género, porque lo que has promovido ha sido un antes y un después en la vida de las mujeres, mi querida Malú. 

 

Saludo también a Marcela Mora Arellano, muchas gracias mi querida Marcela, presidenta de la Comisión de Desarrollo y Bienestar del Senado de la República. Has dicho verdades contundentes. 

 

También a mi amiga Nadine Gasman. Nadine, qué gusto verte y saludarte. Nuestra presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres. 

 

Aquí también presente Lourdes Colinas, oficial del Programa de Naciones Unidas ONU Mujeres México. 

 

Y, a nuestras queridas invitadas también, de lujo, a María Cristina Perceval, secretaria de Políticas de Igualdad y Diversidad del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación Argentina. 

 

Y también a las diputadas, a Catalina Montero, de Costa Rica; y a Ana Gissell Rosas, de Panamá. 

 

Muchas gracias a todas y bienvenidas nuevamente. 

 

También a todas quienes nos acompañan este día y nos siguen a través de las plataformas digitales, que esto es lo más interesante e importante. 

 

A ver, ¿por qué agradezco esta invitación para formar parte de este evento tan importante? 

 

Porque este evento tan importante, busca visibilizar el mal llamado “mandato cultural”. Mandato cultural, en el que las mujeres se ocupan de las labores y el cuidado, labores generalmente no remuneradas. 

 

Fui, hace algunas semanas, a la Audiencia de la Unión Interparlamentaria en la sede de Naciones Unidas. Y ahí planteamos precisamente, que este, el que las mujeres se dediquen a las labores de cuidado no remuneradas, es un hecho que estamos frente a un reto de corregir y revertir; ¿por qué? Porque va directamente a desequilibrios sociales, laborales, económicos. 

 

¿Por qué? Porque durante muchos años hemos combatido y que la pandemia originada por el Covid-19 ha hecho aun más visibles, acorde a los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas, la CEPAL. 

 

En América Latina, los cuidados como actividad se desarrollan en condiciones de alta desigualdad y es una esfera en la que se reproduce y amplifica la desigualdad económica, socioeconómica de género, y en donde se magnifica también el estereotipo: solamente a las mujeres nos toca el rol de cuidadoras y el estereotipo de cuidados. 

 

Por eso, yo lo llamo, y que quede aquí grabado: el mandato cultural. Y cuando hablo de esto, es al estereotipo de género, al rol. 

 

Entonces, obviamente quien cuida no tiene condiciones de acceso a la seguridad social; no tiene reconocimiento; no tiene remuneración adecuada y sabemos también, que muchas de nuestras mujeres en América Latina tienen dos y tres o más jornadas laborales. Una de ellas son los cuidados. 

 

Sabemos también, en nuestro país hemos tenido problemas ya ahora, que las niñas, las adolescentes están dejando sus escuelas para irse a cuidar. Y eso es gravísimo, ¿por qué? Porque estamos viendo una generación de niñas y adolescentes que no van a tener alternativas, porque no están estudiando. 

 

Entonces nosotras estamos empeñadas, primero, a que exista esta remuneración adecuada de los empleos en el sector de cuidados, así como el acceso a mecanismos y servicios de cuidados en suficiencia y calidad, entre otras dimensiones. 

 

Por ello, propuestas como las que en este Senado de la República se analiza para establecer un Sistema Nacional de Cuidados, permitirá revertir los efectos negativos que sobre esta carga de trabajo tienen en la vida de las mujeres y  las niñas. 

 

Muchas de ellas han perdido el empleo, muchas tienen pobreza de tiempo; la inequidad en el ingreso, los derechos y las oportunidades para todas ellas.  

 

Hoy más que nunca, necesitamos un sistema de cuidados, ya que no sólo promueve el crecimiento individual de las mujeres sino también e desarrollo económico y la competitividad.  

 

Por eso qué bueno que estamos en este conversatorio. 

 

Espero, de verdad, que estos trabajos y los resultados de ellos se vean reflejados en las políticas públicas con mayor justicia social, que generen condiciones de trabajo remunerado suficiente para todas y para todos; eso tiene que cambiar, tiene que cambiar paso a paso. 

 

Imagínense las cargas que les quitamos al Estado: casas de ancianos, digamos, guarderías, pero también para personas con discapacidad, centros de rehabilitación y sobre todo este tipo de guarderías, todo esto es cuestión del Estado y se lo estamos resolviendo nosotras las mujeres, y eso no se vale. 

 

Quiero terminar, por último, con alguna reflexión, porque es importante que sepamos.  

 

Esto no es un gasto, un sistema de cuidado no es un gasto, es una inversión. Y una cosa que estamos nosotros alineando con la Secretaría de Educación y la Secretaría de Bienestar, ¿saben qué es? Que estas mujeres cuidadoras tengan la posibilidad de capacitarse y certificarse, por ejemplo, en temas como los cuidados de ancianos. 

 

Por ejemplo, el tema de los cuidados de personas con discapacidad, o bien, hay algo muy interesante, que se certifiquen en la estimulación temprana de los niños. 

 

Imagínense una madre que está certificada en estas tres especialidades, ya lo alineamos con la Secretaría de Educación; es decir, van a tener una capacitación, precisamente esta capacitación va a consistir en lo que yo les estoy platicando. 

 

No es lo mismo cuidar a un anciano que cuidar a personas con discapacidad; no es lo mismo cuidar niños recién nacidos hasta los cuatro años en guarderías, que tener la capacitación inclusive para la estimulación temprana de sus propios hijos. 

 

No solamente cuidar por cuidar, sino que se capaciten. Y vamos a tener, entonces, mujeres capacitadas; y vamos a tener entonces un ganar-ganar y un círculo virtuoso en todo esto, pero tenemos que avanzar, avanzar hacia estos objetivos, porque tenemos hijas y tenemos nietas, y ellas van a tener estos mismos problemas si no tenemos una actitud hacia adelante, coherente con nuestro pensamiento de hace muchos años. 

 

Yo hasta aquí lo dejaría, mi querida Malú, pero dejo esta inquietud de la capacitación de las cuidadoras, alineada con secretarías como Educación, con Bienestar y con otras secretarías que pueden, Agricultura por ejemplo, que pueden ser de verdad certificadoras de estas capacitaciones. 

 

Muchas gracias a todas.