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Versión estenográfica del mensaje del senador Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, en la Ceremonia Solemne para la develación, en el Muro de Honor del Senado, de la inscripción “Ifigenia Martínez Hernández”.

 

Ifigenia Martínez Hernández fue una mujer muy afortunada, que construyó con su esfuerzo y tesón su propia fortuna. Pudo en vida recibir los reconocimientos.

 

La sala principal de la Mesa Directiva de esta Cámara de Senadores lleva su nombre. Siendo ella senadora de la república se impuso ese nombre y esa distinción, en reconocimiento a su enorme trayectoria.

 

Las acciones afirmativas en favor de las mujeres han sido muy importantes, pero como aquí se ha dicho, Ifigenia Martínez Hernández, en un mundo de hombres se abrió camino por mérito propio. Tuvo responsabilidades muy importantes y fue pionera, como aquí también se ha dicho, en muchos sentidos.

 

Pero ella se jugó su presente y su futuro cuando se jugaba la vida misma, inclusive por la transformación del país, a finales de los ochentas, cuando en la Corriente Democrática del PRI, junto con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Porfirio Muñoz Ledo, formó el núcleo duro de ese importantísimo momento de quiebre que, junto con la izquierda mexicana, contribuyó a la apertura hacia la democratización del país.

 

Tuve la fortuna de conocerla en el PRD, cuando el PRD era un partido comprometido con el pueblo y el partido de izquierda más importante del país, y allí Ifigenia Martínez Hernández destacó siempre por su compromiso, pero sobre todo por su profundo humanismo y su sencillez.

 

Siendo una mujer enormemente preparada y destacada, siempre dispensó un trato de compañero, de compañera, a quien a ella se acercaba.

 

Tuve la enorme fortuna, además de que fuéramos juntos diputados en 2009, un puñado de diputados que fuimos externos al Partido del Trabajo, aquí se encuentra Laura Itzel Castillo, un servidor, que tuvimos ese privilegio, Ifigenia Martínez Hernández siempre estuvo en el debate, en la contribución, en la solidaridad, en el compañerismo.

 

Y nos tocó verla en un esfuerzo sobrehumano, no exagero al utilizar el término, en un esfuerzo sobrehumano para entregar la Banda Presidencial.

 

El 1 de septiembre, en su condición de presidenta de la Cámara de Diputados y del Congreso General, instaló esta nueva legislatura; pero en un mes era evidente cómo se venía minando su salud y cómo, a pesar de ello, estuvo en la cita con la historia el 1 de octubre, entregando con un esfuerzo descomunal la Banda Presidencial a la primera mujer presidenta de la república, a la compañera Claudia Sheinbaum Pardo, en presencia del propio compañero presidente López Obrador, y dos figuras políticas de una talla enorme brindaron allí mismo un enorme reconocimiento, merecidísimo, a Ifigenia Martínez Hernández.

 

La verdad es que para nosotros, en esta Cámara de Senadores, es un orgullo enorme para nosotros develar en el Muro de Honor el nombre de nuestra compañera Ifigenia Martínez Hernández.

 

¡Larga vida a la compañera Ifigenia Martínez Hernández!, quién con su trabajo, su compromiso, su solidaridad, su enorme calidad humana, fue, como fue reconocida siempre, una maestra.

 

Una maestra en el sentido más amplio de la palabra, porque con su ejemplo, con su vida, con su entrega, con su servicio no sólo abrió camino a las mujeres, sino abrió camino a la democracia en nuestro país.

 

Muchas gracias por su atención.