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Número - 248

  • El documento sentó las bases del nuevo Estado mexicano, coinciden senadoras y senadores.

 

La Cámara de Senadores conmemoró el 210 Aniversario de la Constitución de Apatzingán de 1814, que incorporó los principios fundamentales que rigen a nuestra nación: la soberanía del pueblo, la división de poderes y los derechos humanos.

 

Raúl Morón Orozco, de Morena, subrayó que este documento es el fundamento ideológico, jurídico y político que permitió consolidar al nuevo Estado mexicano; representa un modelo histórico para reconocer la lucha por la Independencia, el protagonismo político de legisladores y la oportunidad para construir un país libre, independiente, nacionalista y con profundo compromiso social.

 

Por el PRI, Néstor Camarillo Medina consideró que la Constitución de Apatzingán debe ser una inspiración para defender el Estado democrático, la división de poderes y el derecho de las y los mexicanos a ser representados; “José María Morelos y el Congreso de Anáhuac nos inspiran con su trabajo incansable y ejemplo de vida, para lograr una nación con libertad, justicia e igualdad”, añadió.

 

Luis Alfonso Silva Romo, del PVEM, subrayó que, actualmente, se viven tiempos “novedosos” y “refundacionales”, ya que la Carta Magna “se está adecuando a la realidad nacional”, por lo que es relevante conmemorar la Constitución de Apatzingán, la de 1924, 1957 y 1917, y tomarlas como base para construir el ordenamiento jurídico que los mexicanos merecen.

 

Del PT, Yeidckol Polevnsky Gurwitz, subrayó que la promulgación de la Constitución de Apatzingán representa un símbolo de la lucha por la libertad y la justicia, porque el documento recogió el principio fundamental de que la soberanía reside principalmente en el pueblo, lo que permitió establecer un gobierno republicano y con división de poderes.

 

Tabita Ortiz Hernández, de Movimiento Ciudadano, expresó que “la justicia no puede responder a caprichos ni ser rehén de quienes buscan perpetuar su poder. Si permitimos que la independencia judicial sea sacrificada en el altar de la conveniencia política, no sólo traicionamos los ideales de nuestros fundadores, sino que también condenamos a México a retroceder décadas en su proceso democrático”.