Número - 224
- Senadora Galaz Caletti advierte que, de cada mil casos contra menores, sólo 100 se denuncian y, de éstos, únicamente 10 por ciento llega ante un juez.
La senadora Eva Eugenia Galaz Caletti hizo un llamado a la Secretaría de Educación Pública y a sus homólogas en las 32 entidades del país, para que actualicen los protocolos de prevención, detección y actuación de los casos en planteles de educación básica.
La legisladora de Morena enlisto un punto de acuerdo en la Gaceta Parlamentaria del 3 de octubre, en el que subrayó que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, México ocupó en 2019 el primer lugar en abuso sexual infantil y que uno de los espacios más propicios para este tipo de abusos son las escuelas.
Advirtió que de cada mil casos contra menores en el país sólo 100 se denuncian y, de éstos, únicamente 10 por ciento llega ante un juez, por lo que únicamente uno por ciento recibe una sentencia condenatoria.
Comentó que las formas más comunes en que niñas y niños pueden ser abusados sexualmente son al tocar sus genitales u otras partes de su cuerpo; así como obligarlos a ver películas, revistas o fotos y exhibir o tocar los genitales del abusador.
En el punto de acuerdo, que fue turnado a la Comisión de Educación, Eva Galaz manifestó que, de acuerdo con una investigación periodística, en México se registraron tres mil 534 casos de agresiones sexuales entre 2012 y febrero de 2023.
Entre 2017 y 2018, se alcanzaron los picos más altos, hasta antes de la pandemia de Covid-19, con 278 y 339 casos reportados anualmente, respectivamente.
En 2022 se levantó el confinamiento y los niños, niñas y adolescentes regresaron a las aulas, esto provocó que los casos se incrementaran a 572, el número más alto desde que se contabilizan.
Galaz Caletti señaló que las consecuencias generadas por la violencia impactan la salud y el bienestar de los infantes y adolescentes, así como el de sus comunidades; además, se relaciona con distintos tipos de problemas que afectan la salud física, sexual, reproductiva y mental.
También incide en el deterioro del desarrollo social, emocional y cognitivo; y, en muchos casos, puede derivar en lesiones y problemas de salud a lo largo de la vida, así como en el desarrollo de conductas de riesgo, como fumar, abusar del alcohol, usar sustancias psicoactivas y tener relaciones sexuales sin protección.