Número-1072
- Es importante que las Pymes mexicanas participen en las cadenas globales de valor del sector, destacan especialistas.
En la cuarta sesión del Seminario Permanente de Estudios sobre la República de Corea, organizado por la senadora Cora Cecilia Pinedo Alonso, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores Asia-Pacifico-África, especialistas analizaron la situación actual y las posibilidades de la industria automotriz a nivel internacional y en México.
El maestro Juan José Ramírez Bonilla, del Colegio de México y moderador del evento, destacó que la industria es uno de los sectores claves para la exportación, sobre todo hacia América del Norte.
Indicó que, a partir de 2007, las empresas de automóviles dejaron de privilegiar al mercado chino para orientarse a los beneficios reales de los principales mercados de consumo en América del Norte y Europa.
Uno de los aspectos que tuvieron que ver en ese suceso, dijo, es que desde 2018 a la fecha, México se ha ubicado como el cuarto exportador de vehículos automotores y de autopartes, solo superado por Alemania, Japón y Estados Unidos.
Ahora nuestro país se encuentra muy cerca de la Unión Americana como exportador, pero vale la pena subrayar que China aparece en quinto lugar cuando hace 22 años no figuraba, asentó.
Por su parte, José Luis León Manríquez, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Xochimilco, destacó que la industria automotriz es uno de los principales motores de la economía mundial.
Cuando se habla de políticas públicas, refirió, Asia siempre es un referente en la producción de automóviles, como ejemplo está Corea del Sur, país en el que al tiempo en que avanzaban las tecnologías y los procesos para diseñar automóviles propios, se construían las alianzas estratégicas con firmas estadounidenses y europeas, por lo que en los ochentas pudieron desarrollar marcas propias.
Ahí es donde, expuso, las economías de México y Corea divergen porque nuestro país “se queda corto en el brinco” hacia la creación de marcas propias a partir de la absorción de nuevas tecnologías.
Por ello mencionó que es importante que las pequeñas y medianas empresas mexicanas participen en las cadenas globales de valor; sin embargo, lamentó, ni las empresas ni el gobierno mexicano tienen en claro cómo participar en eso.
Además de que, agregó, hace falta un plan de desarrollo científico y tecnológico vinculado a las necesidades del mercado.
Por su parte, Melba Falck Reyes, profesora de la Universidad de Guadalajara del Centro de Estudios del Pacifico, indicó que desgraciadamente México no pudo crear marcas propias como es el caso de Japón y Corea, pero a cambio desarrolló una industria de autopartes consistente con experiencia en el ensamble, y tuvo un segundo impulso relacionado con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio en 1994.
Con el actual T-MEC se propician nuevos retos para la inversión, con el cambio de las reglas de origen que están incrementándose en el contenido regional, de 62 a 75 por ciento, lo cual afectará las decisiones de proveeduría de las empresas establecidas en México, aseguró.