Versión estenográfica del mensaje del senador Héctor Vasconcelos, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la República, al recibir la visita del presidente de la Asamblea Nacional de la República de Corea, Kim Jin-Pyo. 

Muchas gracias, senadora presidenta. 

 

Honorable señor Kim Jin-pyo, presidente de la Asamblea Nacional de Corea. 

 

Miembros de la delegación de la República de Corea. 

 

Señoras y señores. 

 

Muchas gracias por la invitación para estar presente y participar en este encuentro. 

 

Empiezo por felicitar a quienes trabajan cotidianamente para acercar a nuestras dos grandes naciones: Corea y México. 

 

Quiero destacar lo que los economistas conocen como el milagro coreano. Cuando la Guerra de Corea concluyó, en 1953, este país se encontraba destruido y era más pobre que muchas naciones latinoamericanas. Setenta años después, la República de Corea posee una de las economías más sofisticadas y dinámicas del mundo. 

 

Durante este periodo, la economía abierta surcoreana, ha alcanzado prácticamente a todas las regiones del globo y México no es la excepción. La República de Corea es un auténtico ejemplo de lo que se puede lograr cuando el desarrollo económico va a acompañado por un sistema democrático. 

 

El año pasado, conmemoramos el 70 Aniversario del inicio de nuestras relaciones diplomáticas. Periodo durante el cual se ha formado un sólido vínculo, aunque, a mi parecer, nuestra relación bilateral posee aún múltiples potencialidades por explorar. 

 

En estos momentos, contamos con un acuerdo para la promoción y protección recíproca de inversiones, así como una alianza estratégica orientada a regular nuestros intercambios comerciales. 

 

Los resultados son prometedores. La República de Corea es el cuarto socio comercial de México y México es el primer socio comercial de Corea en América Latina y El Caribe. 

 

Alrededor de mil empresas coreanas operan en México y el volumen comercial bilateral se ha multiplicado por cinco en las últimas dos décadas. 

 

Todo esto, sin contar con el andamiaje institucional que otorga un tratado de libre comercio. 

 

A mi juicio, bien vale la pena explorar la viabilidad de continuar los diálogos sobre un posible acuerdo comercial entre nuestros países. 

 

Esta no es tarea sencilla, pero, como indica un antiguo proverbio coreano, donde hay voluntad hay camino. 

 

Naturalmente, nuestros vínculos no se limitan al plano comercial. La interacción política entre ambas naciones, nos ha llevado a construir espacios novedosos como MIKTA y a coincidir en plataformas multilaterales en temas como desarrollo sostenible, paz, y seguridad. 

 

En el plano de nuestros pueblos, es difícil imaginar un hogar mexicano sin algún electrodoméstico coreano. 

 

La gente conduce automóviles coreanos y miles de jóvenes miran sus series de televisión y se reúnen para escuchar a los grupos musicales coreanos. 

 

La influencia es mutua. El mercado coreano ha aceptado bien las traducciones de obras de Octavio Paz, o Juan Rulfo, y recientemente también ha podido conocer El perfil del hombre y la cultura en México, de Samuel Ramos, y el México profundo, de Guillermo Bonfil Batalla. 

 

Tradicionalmente, se nos ha enseñado en México a identificar a Asia como el Lejano Oriente. Creo que, visto desde la perspectiva del puente, que es el Océano Pacífico, el Continente Asiático es en realidad, para nosotros, el cercano Oriente. 

 

La relación entre México y Corea, da mayor sustento a estas ideas, pues nuestras coincidencias son numerosas y las posibilidades de nuestra relación bilateral continúan siendo prometedoras. 

 

Muchas gracias. 

 

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