Versión estenográfica del mensaje del senador Alejandro Armenta Mier, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, en la Ceremonia del Día de la Bandera.

Ciudadano Presidente de nuestra nación, Andrés Manuel López Obrador. 

 

Señor ciudadano Presidente de la Cámara de Diputados. 

 

Ciudadanos integrantes del gabinete, encabezados por el secretario Adán Augusto. 

 

Ciudadana Jefa de Gobierno de la Ciudad de México 

 

Ciudadanas y ciudadanos legisladores; ciudadano Secretario General; ciudadano Almirante Secretario de Marina: 

 

En este día 24 de febrero, con orgullo conmemoramos a nuestra Bandera nacional, que nos representa y nos identifica como país frente al mundo. 

 

De Agustín Iturbide al presidente Benito Juárez, la Bandera ha tenido una transformación que recoge la esencia y anhelos de libertad, justicia y sentido nacional. 

 

Al ver ondear nuestro símbolo patrio, sabemos que el color verde nos llena de esperanza frente al momento estelar que estamos viviendo con la separación del poder económico del poder político, para que este último sirva a todas y todos los mexicanos, sin distingo. 

 

El color blanco. Con el color blanco recordamos todos los días la unidad nacional que necesitamos para seguir construyendo la gran nación soberana que nos merecemos las y los mexicanos. 

 

En tanto, la franja roja es la estampa histórica de la sangre derramada de hombres y mujeres que lucharon por nuestra independencia, que dieron su vida durante la etapa de reforma y que durante nuestra revolución representa la lucha de quienes promovieron derechos, derechos sociales y justicia en el campo y en la ciudad, justicia que aún no concluye. 

 

El Escudo Nacional con el águila al centro, nos recuerda nuestra composición pluricultural, nuestro pasado pluriétnico y presente, y la visión cosmopolita de un país que piensa en grande.  

 

El amor a la patria lo heredamos de nuestros padres y lo transmitimos a nuestros hijos, en eso consiste el juramento a la Bandera de México, cuando al levantar nuestro brazo frente a ella, gritamos con pasión: Te prometemos ser siempre fieles a los principios de libertad y de justicia, que hacen de nuestra Patria la Nación independiente, humana y generosa, a la que entregamos nuestra existencia. 

 

Si esto que juramos en cada acto cívico lo ejercemos en el ámbito de nuestras responsabilidades, como integrantes del Estado nación, en nuestra vida pública y en nuestra vida privada, sin duda, sin duda el destino de México será el de una nación con plena soberanía energética, financiera y alimentaria que nos permita ocupar el lugar que legítimamente nos corresponde en la comunidad internacional. 

 

Muchas gracias.