Versión estenográfica de la Inauguración de la XVI Reunión Interparlamentaria España-México.

 

DIPUTADO ANDER GIL GARCÍA: Querido Santiago Creel Miranda, presidente de la Cámara de Diputados de los Estados Unidos Mexicanos. 

 

Querido Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de los Estados Unidos Mexicanos. 

 

Querida presidenta del Congreso de los Diputados, querida Meritxell Batet. 

 

Delegaciones parlamentarias de México y de España, quiero darles la bienvenida a todas y a todos, al Senado de España, y a este magnífico Salón de Pasos Perdidos, una de las joyas patrimoniales de esta institución que hoy tiene el honor de albergar esta importante reunión. 

 

Cuando Carlos Fuentes recibió el Premio Cervantes, hace ya 35 años, que se dice pronto, dijo con palabras seguramente más hermosas que las mías, que tenía el pasaporte mexicano y que, además, tenía un segundo pasaporte: el de los escritores que piensan y que escriben en español. 

 

Pues bien, aquí estamos reunidos parlamentarios y parlamentarias de México y España que, como Carlos Fuentes, tenemos un segundo pasaporte, el de quienes hablamos en español en los hemiciclos, escribimos leyes en español y las defendemos en español. Cada uno con su acento y con sus propuestas; cada uno respondiendo a las esperanzas de sus compatriotas. 

 

Decir que nos parecemos, lo comentábamos anoche, decir que nos parecemos quizás sea quedarse cortos. Por esa razón, puedo afirmar en mi total confianza que las relaciones entre nuestros dos países sólo pueden mejorar. 

 

Y, por eso también estoy seguro de que esta Décimo Sexta Reunión Interparlamentaria va a ser un éxito. 

 

Nuestros países se entienden y lo hacen en el ámbito diplomático, en el ámbito económico y lo hacen también en el ámbito político. Y ello es gracias a que nuestros pueblos se aprecian y se valoran muy, muy positivamente. 

 

Si me permiten, haré aquí una breve aclaración. Cuando hablamos de entendimiento, no hablamos de necesidad: estamos hablando de una elección; somos socios privilegiados porque simple y llanamente queremos serlo. 

 

Porque así estamos en el lugar donde queremos estar, y eso lógicamente produce beneficios colaterales, y me refiero a los beneficios lógicamente económicos, políticos y sociales. 

 

También creo que es importante señalar que las relaciones interestatales o las interparlamentarias, siendo muy importantes, no explican toda nuestra relación bilateral. Están también las relaciones público-privadas, las que hacen las empresas de un país en el otro o las de las organizaciones sociales y cívicas, las ONGS, de cooperación y demás tejido ciudadano que son, si me lo permiten, nuestra consciencia social. 

 

Y finalmente, las relaciones entre los propios ciudadanos y ciudadanas, que tan acertadamente subrayaba anoche la presidenta del Congreso de los Diputados. Todas ellas, de una importancia notable. 

 

Y ello precisamente anima a ambos países, a continuar por el camino del diálogo y los consensos para alcanzar acuerdos políticos, acuerdos económicos, acuerdos feministas o de cooperación científica y cultural, como los acuerdos que se han alcanzado durante todo este año. 

 

Si debo decir que en ocasione parece que las relaciones económicas ocuparan absolutamente todas las conversaciones. Evidentemente son claves, son asuntos muy importantes; pero yo estoy convencido de que sin todo lo demás, no sería posible la fluidez de las relaciones entre nuestros países; porque nuestra relación bilateral discurre por caminos variados, por parajes diversos, muchos de ellos complementarios. 

 

Las buenas inversiones y una equilibrada balanza comercial, son desde luego complementarias con la cooperación en materia de igualdad, de educación, de salud y de cultura. Con acuerdos para trabajar y luchar juntos contra el cambio climático o también con la cooperación en materia de seguridad y fortalecimiento del Estado de Derecho. 

 

Pienso que dedicar nuestra atención a todos estos aspectos, es importante, es primordial que cuando se defienda que hay que acelerar nuestra relación bilateral, no se olvide que más que ir más rápido, significa hacerla más sostenible, más de largo plazo y más profunda, como escribió con acierto el gran José Alfredo: “no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar”.  

 

Por supuesto que hay que reconocer que la relación entre España y México excede con mucho, las relaciones diplomáticas habituales entre Estados. Explicarlo no es sencillo, leí por ahí que la relación bilateral hispano-mexicana es de una profundidad extensión e intensidad tal; que resulta muy difícil de explicar. 

 

Yo no sé si habrá un modo de delimitarla taxativamente, pero sí sé que nuestras relaciones, nuestros encuentros, nuestros acuerdos los vivimos desde el respeto, desde la consideración mutua e incluso desde el afecto. 

 

Un afecto que manifestamos en la forma en que dialogamos, como países hermanos e iguales, porque, amigas y amigos, los avances cualitativos más significativos se producen cuando nos reconocemos como aliados de igual estatus, ni más ni menos. 

 

Así es, por eso no sorprende que nuestras relaciones sean las de mayor intensidad en el contexto iberoamericano e incluyen un desarrollo permanente desde lo político, pero también en lo geopolítico, en lo económico, en lo cultural, en lo académico, en lo científico, en lo tecnológico e incluso también lo hablamos anoche, en lo deportivo. 

 

Desde el restablecimiento de relaciones diplomáticas en 1977, nuestras relaciones gozan de una gran vitalidad y eso es bueno.  

 

Quiero señalar un aspecto relevante. Me refiero a que en los aspectos multilaterales coincidimos en los consensos sobre el futuro y en nuestra mirada sobre el mundo y eso es verdaderamente lo que importa. 

 

Por supuesto, son parte de esta ecuación los residentes nacionalizados o no de ambos países, o los cientos de miles de mexicanos que visitan España cada año y los españoles que viajan cada año a México. 

 

Españoles y mexicanos, mexicanos y españoles, en definitiva, nos miramos desde lejos con un océano de por medio, pero hacemos como si nos conociéramos bien, como vecinos de la, como ustedes dicen, colonia, que para los españoles significa barrio, y entonces a uno se le viene a la cabeza esa letra de Julieta Venegas que dice, sólo te quiero decir que siempre me mires así, porque si nos miramos así siempre, como familia, como amigos, como vecinos del barrio, la agenda bilateral va a fluir, sin duda, mucho mejor. 

 

Foros como éste, lo ponen de manifiesto. Nos alegra a frecuencia con que el Congreso de la Unión participa en encuentros en Europa. 

 

Por nuestra parte, también queremos acrecentar nuestra participación en encuentros en México y en el resto de Iberoamérica.  

 

Estoy convencido de que el entorno óptimo para el diálogo entre naciones son las reuniones interparlamentarias y que la acción concertada en temas diversos y de gran calado, se produce de manera más exitosa en las alianzas parlamentarias y más, quiero subrayarlo, y más a las puertas de la presidencia española de la Unión Europea en el último semestre del año que viene, aspecto que no debiéramos descuidar. 

 

Me gustaría recurrir a una afirmación que he oído del mundo empresarial, aunque voy a modificar un poco su sentido. Dice que siempre hay más talento ahí fuera; es una máxima que debiéramos aplicarnos.  

 

Y me explico, ambos países contamos con un nivel de descentralización importante, por tanto, debiéramos cooperar también de manera descentralizada. 

 

Aquí hay muchos representantes públicos que han sido responsables en diversos territorios. 

 

El Gobierno central en España y el Federal mexicano, cumplen sus misiones y su agenda bilateral y también multilateral, y eso está muy bien; pero hay que dar mayor protagonismo también a otros niveles de gobierno: a las comunidades autónomas españolas y los estados mexicanos, también a sus parlamentos. 

 

Como sabéis, no hay globalidad que sirva sin localidad que valga, porque el accionar político y económico está repartido por todos nuestros territorios y regiones, y todos merecen una justa consideración.  

 

Por otra parte, creo que esta reunión interparlamentaria debe servir para poner de manifiesto que la cooperación bilateral y el multilateralismo no son ya una lección, son una obligación, no me cansaré de repetirlo.  

 

Nuestros acuerdos y nuestra cooperación parlamentaria tienen valor per sé. Por ende, manifiesto que nos importa el bienestar y la felicidad; la felicidad de nuestros compatriotas. 

 

Eso es responsabilidad política, como también lo es que desde este Foro pongamos negro sobre blanco y con letra muy clara que reafirmamos nuestra solidaridad con Ucrania, nuestro compromiso con su soberanía e integridad territorial, y que exigimos el cese inmediato del uso de la fuerza a Rusia. 

 

Antes de finalizar, si me permitís, haré tres breves reflexiones que me parecen obligadas en la mañana de hoy. 

 

La primera es sencilla. Ya sé que se dice muchas veces, pero yo creo que se debe decir muchas más, y es: gracias. Además, cuando el agradecimiento es sincero, lo es para siempre. 

 

Gracias por vuestra acogida de los miles de refugiados republicanos que tuvieron que huir al exilio. 

 

Como dijo el presidente Pedro Sánchez: “Tenemos una deuda enorme con su país, una deuda que no se puede pagar, o que se puede pagar sólo con gratitud”. 

 

Mucho de lo que ambos países somos ahora, se debe a esa política humanista y solidaria del Presidente, del ciudadano Presidente Lázaro Cárdenas. Por eso, no existe un país en el mundo donde un español se sienta más en casa que en México. 

 

Juan Villoro lo ha dicho con claridad: “Lo que significó la sangría intelectual de España por culpa de la dictadura, significó un impulso sin precedentes para la cultura, para la educación y para la ciencia en México”. 

 

Coincide su apreciación con nuestra y con vuestra María Zambrano. Decía: “España perdió, pero México ganó gran parte de lo más ganado de la denominada edad de plata de la cultura española”. En definitiva, la dimensión cultural está en la esencia del vínculo bilateral. 

 

La segunda reflexión, tiene relación con la anterior. La cultura, y la lengua en particular, afianzan nuestra relación. México tiene el mayor número de hablantes de español del mundo -130 millones-; España, otros, ya casi, 48 millones. En total: 178 millones de almas que piensan -y añado- y que sienten en español. 

 

Escribió Carlos Monsiváis que: “La puesta por la transformación política encuentra a su mayor aliado en el campo cultural”. Y así es. Estoy convencido de que la diplomacia cultural y la promoción del español tienen una significación fuera de toda duda, y la lengua es central en esta apuesta. 

 

Pero no sólo la lengua culta, la pulcra, la académica, que también, sino la de la calle, la de los trovadores y comerciantes. Esa que aprendió Elena Poniatowska, con 10 años, cuando se bajó del “Marqués de Comillas”, el barco con el que Gilberto Bosques salvó la vida de tantos republicanos españoles que se refugiaron en México. 

 

Y ya que me he mencionado a estas dos grandes mujeres, a Elena Poniatowska y María Zambrano, hago una tercera, y esta sí última, reflexión. 

 

He mencionado aquí a algunos intelectuales que han recibido el “Premio Cervantes”. Elena y María son dos de ellos. Y digo de ellos porque de 48 premiados sólo seis han sido mujeres. Si esto pasa en la cultura, imaginemos lo que ocurre en otros ámbitos de la vida, ¿verdad? 

 

Lo que intento decir es que toda cooperación bilateral, todo esfuerzo de defensa de la cultura y la lengua, y todo intento de transformación política o económica fracasarán si no reconocemos a las mujeres, si no aceptamos el lugar que les corresponde ocupar en el mundo a todos los niveles, por supuesto también en la política. 

 

Muchísimas gracias. 

 

Tomará la palabra a continuación, el excelentísimo señor Ricardo Monreal Ávila. 

 

SENADOR RICARDO MONREAL: Muchas gracias. 

 

Buenos días. 

 

Honorable presidenta del Congreso de los Diputados de España, Meritxell Batet. Muchas gracias por su anfitrionía. 

 

Estimado senador y presidente del Senado, don Ander Gil García. Muchas gracias. 

 

Embajador Quirino Ordaz, embajador de México en el Reino de España. 

 

Quiero, en primer lugar, presentar a la Delegación que nos acompaña. Tenemos una costumbre en México, que, aunque se integran bilateralmente de ambas Cámaras las Delegaciones mexicanas en el exterior, cuando se realizan fuera las Interparlamentarias, las preside el Senado de la República; y cuando se realizan en nuestro país las preside la Cámara de Diputados, por eso ahora me toca el honor de presidir la Delegación. 

 

Y, vienen acompañando esta Delegación, una Comisión de Alto Nivel.  

 

El presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel. Anuar Roberto Azar, diputado. Luis Ángel Espinosa Cházaro, diputado. Pedro David Ortega, diputado. Diputada Susana Prieto Terrazas. Diputada Claudia Selene Ávila. Diputada Mariana Gómez del Campo.  Diputado Marco Antonio Mendoza. Diputado Leobardo Alcántara. Diputado Ángel Benjamín Robles. Diputada María Elena Limón García. 

 

Y vienen acompañando a esta Delegación, los siguientes senadores: 

 

La senadora Guadalupe Saldaña. El senador Clemente Castañeda. La senadora Gabriela Benavides. La senadora Geovanna Bañuelos y el senador Miguel Ángel Mancera. 

 

Es una representación plural de nuestro país y de nuestro Congreso. 

 

Reconozco a nuestros anfitriones, a Meritxell Batet y Ander Gil García, por toda la calidez y atenciones que han tenido para con la Delegación Mexicana. 

 

Compañeros legisladores: 

 

Es un gusto poder estar aquí para compartir la visión del Congreso mexicano respecto de los retos de la modernidad. Una brevísima visita a la literatura latinoamericana, nos muestra con claridad que la relación entre España y México está marcada por encuentros y también desencuentros que parten de nuestros primeros contactos durante la conquista. 

 

El “Simón Bolívar” de García Márquez, el Nobel colombiano, es un libertador de un Continente oprimido, pero también alguien cegado por el rencor hacia las naciones europeas. 

 

La obra cumbre de Galiano, se basa en la idea de una América Latina desgarrada desde los tiempos de los primeros hombres en el Continente, llegados de éste; hasta la modernidad. Una América Latina con las venas abiertas, desangrándose. 

 

No se puede negar que cualquier proceso de dominación, especialmente los que utilizan la violencia como un medio de control, laceran y marcan el desarrollo de los pueblos. Aun así, no puede pasar desadvertido que, una vez superada la etapa inicial de nuestra relación, propia de la evolución humana y de los pueblos entre México y España; existen mayor número de encuentros. 

 

Es la realidad y no la ficción, la objetividad y no el resentimiento lo que permite que la verdadera reconciliación entre nuestras naciones sea el sello con el que remplacemos las cicatrices que existieron o que hasta hoy han sido el mapa de nuestro camino conjunto. 

 

Nos sobran las razones para hacerlo y es por eso por lo que sitúo esta intervención en el ahora y en lo que viene, en lo que, como naciones hermanas o hermanadas por la historia, debemos imaginar y creer, además de crear, en conjunto para el desarrollo de nuestros pueblos, con la intención de que este reinicio de nuestros encuentros esté basado en los aciertos que, como naciones, hemos tenido en las últimas décadas. 

 

Hoy, a poco más de un lustro, nuevamente tenemos la oportunidad de encontrarnos para continuar este camino de manera presencial, con la tarea que nos anima desde 1984: el impulso a los lazos de cooperación y amistad entre nuestros pueblos, mediante el fortalecimiento de nuestras relaciones parlamentarias. 

 

La pandemia por COVID-19, así como el conflicto entre Ucrania y Rusia, lamentable, han dejado secuelas muy dolorosas y amargas para todas las naciones en todos los órdenes de la vida social. 

 

Los escenarios de muerte y destrucción que nadie vislumbraba, se han sumado a los problemas preexistentes en el mundo: la pobreza, la hambruna, la desigualdad, la inflación, la falta de empleos suficientes y bien remunerados, el rezago educativo, la migración, el cambio climático y muchas otras, se han visto agudizadas, agudizados, obligándonos a encontrar formas más eficaces y urgentes para hacerles frente. 

 

Por otra razón y por éstas, hoy tenemos este encuentro muy distinto al que conocíamos en julio del 2017, cuando sostuvimos la última reunión, reconociendo que la enfermedad y la guerra han cambiado nuestro panorama. 

 

Por ello, nuestra respuesta ante tales flagelos debe ser global, colectiva, construida entre todas las naciones y acorde con nuestros contextos. 

 

En este punto, quisiera compartir ante ustedes de manera muy clara, que México ha optado por caminos firmes para enfrentar la crisis que derivó la pandemia. 

 

Durante estos años difíciles, se evitó caer en una crisis de consumo, gracias a un cambio de enfoque del gasto público, reorientado a reforzar la política social. 

 

Si bien éste no es uno aislado de los cambios emprendidos desde el inicio de la transición política en el 2018, basta recordar que desde el Poder Legislativo el acceso a programas sociales se elevó a rango constitucional cuando comenzó la pandemia y se reforzaron todos los programas para el bienestar social que benefician a los sectores más vulnerables de las sociedades y se instrumentaron medidas de emergencia. 

 

A pesar de las dificultades económicas y de la carestía, México recupera empleos y el Congreso de la Unión legisla para mejorar la calidad de vida de las personas. 

 

Es necesario señalar que dichas acciones se llevaron a cabo sin haber contratado a la fecha deuda pública.  

 

Esta recalibración de las finanzas públicas fue resultado de una política de austeridad y combate a la corrupción, que ha permitido liberar recursos públicos para redirigirlos al bienestar de la población. 

 

En otros tiempos, el modelo de desarrollo encontró en la deuda la más fácil o la mejor salida para enfrentar, tanto la crisis sanitaria como sus consecuencias, sin reparar en los efectos negativos a largo plazo para la sociedad al destinar los recursos públicos, al pago de los compromisos adquiridos, en lugar de dirigirlos al crecimiento económico y desarrollo social. 

 

Recuperarla y expresar la experiencia mexicana, me permite poner sobre la mesa la necesidad de llevar a cabo una reflexión seria y profunda, acerca de la manera en que podemos trabajar desde lo local, pero también desde lo global para hacer frente a los retos que enfrentamos como civilización. 

 

No existen recetas que puedan aplicarse de forma indistinta a la diversidad de nuestros contextos históricos, sociales, políticos y culturales. 

 

Sin embargo, el entendimiento entre pueblos y naciones nos permite construir soluciones colectivas a partir de recuperar y compartir las mejores experiencias en cada uno de nuestros países. 

 

En nuestros países, la reconciliación se ha convertido en la condición que ha permitido subsanar diferencias y acercar posiciones divergentes en función de objetivos comunes. 

 

La reconstrucción de Europa, a partir de la Segunda Guerra Mundial, sólo fue posible a partir de la participación colectiva de todos los sectores de la sociedad, todos los que contribuyeron desde sus posibilidades a combatir la desigualdad social. 

 

Por eso, es necesario reconocer en este marco la celebración de esta Reunión Interparlamentaria, porque adquiere una connotación especial y ofrece un espacio importante para conmemorar el camino que hemos transitado todas las naciones que hoy representamos, además, es una buena oportunidad para reflexionar y recuperar juntos el futuro para ambas naciones. 

 

Por este tipo de acontecimientos, estoy seguro que la amistad entre nuestros pueblos está fuera de toda duda, está inscrita en la historia, pero en la actualidad contamos con distintos factores que nos impulsan a coincidir. 

 

Tenemos muchos temas y puntos en común que nos acercan más. En México se sigue con atención especial los esfuerzos que ha emprendido la Comunidad Europea en distintas agendas progresistas, como la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres, tanto en el sector público como el privado; o la promoción e impulso de la Agenda Ambiental en ámbitos como la transición energética. 

 

La rica y basta relación entre nuestros países está llena de historia y de un entendimiento más allá del ámbito político en los diferentes órdenes de gobierno y en la sociedad, permitiendo la incorporación de diferentes actores que contribuyan al incremento de los intercambios económicos e inversiones de la ampliación de la cooperación, con beneficio en el ámbito social, cultural, educativo y ambiental. 

 

Cabe destacar también la estrecha relación comercial entre nuestras naciones, misma que se fortaleció con la firma del Acuerdo Global de 1997, y que se ha modernizado a lo largo de las siguientes dos décadas. 

 

Frente a nosotros está la entrada en vigor del Acuerdo Global Modernizado México-Unión Europea, que abrirá nuevos horizontes para profundizar nuestra relación. 

 

Para México es primordial dar seguimiento a los acontecimientos que se suscitan al interior y al exterior de la Unión Europea, tales como los movimientos masivos de migrantes y refugiados, las amenazas y riesgos para imponer un terrorismo internacional, y el actual conflicto en Ucrania, en los que nuestro país se ha pronunciado y se pronunciará siempre por el diálogo y la concertación para alcanzar soluciones pacíficas y mantener la paz y la seguridad internacional, condenando la invasión y la guerra. 

 

Europa es un aliado estratégico para México y viceversa. Como legisladores, nuestra tarea de acompañamiento debe de dotar de mayores contenidos a las propuestas y compromisos entre gobiernos nacionales. 

 

Desde la perspectiva de los poderes legislativos y como representantes de nuestros pueblos, nuestro deber es escuchar su voz y sus necesidades, y debemos recordar que mientras más grande es la responsabilidad, más grande es el compromiso con la Patria. 

 

Con ánimo constructivo y voluntad firme, a partir de nuestras experiencias, fortalezas y capacidades, exploremos, desde el ámbito parlamentario las posibilidades para hacer de nuestras naciones países más prósperos, sustentables, justos e igualitarios. 

 

La única forma de predecir el futuro, es construyéndolo. Trabajemos para hace de este Encuentro no sólo un eslabón más fuerte, muy fuerte en la cadena de cooperación y amistad entre México y España, México y Europa; con creatividad, imaginación y responsabilidad, hagámoslo piedra angular de nuestro futuro compartido. 

 

En México, hemos señalado en diversos foros y en todas las voces, que estamos preparados para la globalidad. México es un gran país y por eso esta reunión, se inscribe en los propósitos fundamentales que perseguimos. 

 

Nos alegra mucho reunirnos con ustedes y después de seis años, espero que este sea el inicio o el reinicio de una relación más fructífera entre México y España. A ambas naciones nos conviene, ambas naciones tenemos intereses comunes, ambas naciones tenemos un pueblo generoso y extraordinario. 

 

Muchas gracias. 

 

DIPUTADO ANDER GIL GARCÍA: Tomará a continuación la palabra el excelentísimo señor don Santiago Creel Miranda, presidente de la Cámara de Diputados de México. 

 

DIPUTADO SANTIAGO CREEL MIRANDA: Muchas gracias. 

 

Excelentísima señora doña Meritxell Batet, presidenta del Congreso de los Diputados. 

 

Excelentísimo señor don Ander Gil García, presidente del Senado de España. 

 

Senador Ricardo Monreal Ávila, jefe de nuestra Delegación y presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado. 

 

Señor embajador Quirino Ordaz, embajador de México en España. 

 

Señoras y señores legisladores de las Cortes Generales de España y de la Delegación Mexicana, muy buenos días tengan todos ustedes. 

 

Me da un enorme gusto representar a la Cámara de los Diputados mexicana, bajo la presidencia de la Delegación, del senador Ricardo Monreal. 

 

Y me da mucho gusto porque, esta Legislatura que represento, de la Cámara de Diputados, es la primera Legislatura nuestra que tiene paridad absoluta. Es una Legislatura en donde se integra por 251 diputadas y 249 diputados; y es por ello que le hemos denominado “la Legislatura de la paridad”. 

 

El día de hoy reanudamos nuestras Reuniones Interparlamentarias México-España, que se han celebrado desde el año de 1984, es decir, desde hace 38 años; iniciaron siete años después de nuestras relaciones diplomáticas, cuando éstas se reanudaron. 

 

Esto es en cuanto a la historia reciente. Pero si volteamos a ver nuestra mirada a la historia más remota, nuestras relaciones interparlamentarias no se cuentan por décadas, sino por siglos. 

 

El primer encuentro entre parlamentarios se da aquí, en España, hace exactamente 210 años; 17 diputados nacidos hoy en el territorio mexicano, cruzaron el Atlántico y arribaron a España con el propósito de integrarse a la Asamblea Constituyente que dio como resultado la Constitución de Cádiz, en 1812. 

 

Sus aportaciones fueron determinantes en temas torales de esa Constitución.  

 

José Miguel Uridi y Alcocer, un constituyente nacido en Tlaxcala, contribuyó a precisar el concepto toral de la Constitución, precisamente el de la soberanía. Propuso que la soberanía residiera radical y esencialmente en la nación, explicó en los debates del Constituyente de Cádiz, que la palabra radical significaba “raíz”, que era el pueblo transformado con una identidad propia, es decir, como nación.  

 

Finalmente, el concepto en la Constitución de Cádiz quedó, aunque el término radical no quedó.  

 

Lo introdujo Guridi y Alcocer, posteriormente en al acta constitutiva que da nacimiento a nuestra República Federal, a la República Mexicana.  

 

Esto da una idea de la hondura de nuestras relaciones. 

 

Guridi y Alcocer, que tanto aportó a la Constitución de Cádiz con su pensamiento, su pensamiento se remontaba a España y se remontaba justamente a las siete partidas de Alfonso Décimo El Sabio, de 1256, donde claramente en su segunda partida se establece que las gentes, es decir, el pueblo es el poder que le da al que manda. 

 

Los grandes juristas mexicanos de mediados del siglo XIX, eran conocedoras de estas siete partidas. Algunas de sus disposiciones tuvieron aún vigencia y fueron obligatorias en la primera etapa de nuestra República. 

 

Hay que advertir que la idea de que la soberanía era el pueblo, fue un concepto que se acuñó y, hay que repetirlo, 500 años antes de Juan Jacobo Rousseau, casi igual número de años que el concepto que estableció Juan Bodino, que dio las bases del pensamiento francés. 

 

También este concepto de soberanía fue anterior al pensamiento inglés.  

 

Por otra parte, José Miguel Ramos Arizpe, un diputado constituyente nacido en Puebla, fue el que propuso en Cádiz la instalación de diputaciones provinciales, que no solamente fueron aprobadas y formaron parte de la Constitución de Cádiz, sino que además fueron la semilla del sistema federal de nuestra República. 

 

Efectivamente, Ramos Arizpe es el padre del Federalismo mexicano. Constituyente en Cádiz y constituyente cuando nace la República Mexicana en 1824. 

 

Guridi y Alcocer y Ramos Arizpe, son dos ejemplos de parlamentarios que ilustra cómo se entrelaza la República Mexicana con España. Son, además, pioneros mexicanos de esta bicentenaria relación entre parlamentarios españoles y mexicanos. 

 

Por eso hoy, en este discurso inaugural de esta Décimo Sexta Reunión Parlamentaria, les quiero rendir un merecido homenaje a estos parlamentarios, a estos 17 parlamentarios que tuvieron el primer encuentro hace 210 años con parlamentarios españoles. 

 

Es un caso único en la historia parlamentaria del mundo, que diputados de dos naciones distintas, como fueron Guridi y Alcocer y Ramos Arizpe, hayan sido constituyentes de una monarquía constitucional y de una república federal. 

 

Esa es la fuerza de nuestra relación, es auténticamente un hito en la historia parlamentaria del mundo.  

 

No conozco ningún caso similar o parecido. Esa es la fuerza que tiene la historia que une a dos naciones distintas, independientes y ambas soberanas, como lo son hoy el Reino de España y la República Mexicana. 

 

Con esa fuerza que nos da tener una historia común, una cultura que compartimos y una voluntad política, abrimos un episodio más de esta relación centenaria en este Encuentro Interparlamentario. 

 

Hoy, México y España comparten los valores de la paz, de la democracia, de la libertad, de la defensa y promoción de los derechos humanos, de los derechos sociales, de una economía que permite el desarrollo sustentable y que abre las oportunidades para todas y todos sus nacionales. 

 

Estas coincidencias de principios han favorecido nuestra acción conjunta en foros multilaterales, como la Organización de Naciones Unidades, pero también al interior de espacio legislativos, como la Comisión Parlamentaria Mixta México-Unión Europea, la Unión Interparlamentaria, con la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. 

 

Existe, igualmente, un interés mutuo de fortalecer nuestra relación a través de la ratificación del nuevo acuerdo global México-Unión Europea, un nuevo Entendimiento que fortalecerá el diálogo político, la cooperación y el comercio. 

 

México ha sido el primer país de América Latina en firmar un acuerdo de esta naturaleza con la Unión Europea. 

 

La modernización de este Acuerdo significará, entre otras cuestiones esenciales, que prácticamente la totalidad de los productos comercializados entre la Unión Europea y México, estarán exentos del pago de aranceles y de impuestos. 

 

Esto significa poder incrementar nuestros flujos de exportación, lo que hace ser a nuestro país el principal socio de España en América Latina, además de ser el primer inversor latinoamericano en España. A su vez, España es el segundo inversionista más importante para México. 

 

Reanudemos nuestra Decimosexta Sesión, teniendo en cuenta nuestra centenaria historia parlamentaria y honremos lo que se inició hace 210 años. 

 

¡Que viva España! ¡Que viva México! 

 

Y, además, quiero concluir con una frase de un integrante de la generación del 27, fundamental en el estudio de todos quienes hemos pasado por la universidad, que es don José Ortega y Gasset. 

 

Y con esto termino. 

 

Decía Ortega, Ortega y Gasset: “Sólo es posible avanzar cuando se mira lejos. Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande”. 

 

Sigamos este ejemplo y esta frase de Ortega y Gasset. 

 

Muchas gracias. 

 

DIPUTADO ANDER GIL GARCÍA: Tomará a continuación la palabra la excelentísima señora presidenta del Congreso de los Diputados, doña Meritxell Batet Lamaña. 

 

DIPUTADA Y PRESIDENTA MERITXELL BATET LAMAÑA: Muchísimas gracias. 

 

Presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de los Estados Unidos Mexicanos, querido Ricardo Monreal Ávila. 

 

Presidente de la Cámara de Diputados de los Estados Unidos Mexicanos, querido Santiago Creel Miranda. 

 

Presidente del Senado, querido Ander. 

 

Embajador. 

 

Estimados y queridos diputados y diputadas. 

 

Senadores y senadoras: 

 

Hablar la última tiene sus dificultades, pero para no equivocarme mucho y compartiendo todas y cada una de las palabras que han pronunciado los presidentes, voy a ser breve para poder empezar con las sesiones, pero sí quiero empezar diciendo que para mí es un auténtico honor inaugurar esta Décimo Sexta Edición de la Reunión Interparlamentaria México-España, la reunión periódica de nuestros Parlamentos, a pesar de estos años de parón, constituye ya un pilar fundamental de nuestras relaciones bilaterales. 

 

La regularidad de estas reuniones es expresión, desde mi punto de vista, del altísimo grado alcanzado en la intensidad de nuestras relaciones y la profundidad de nuestro diálogo. Este diálogo interparlamentario, las ha enriquecido sin duda; las ha densificado con el contraste de visiones urgidas del pluralismo político representado en nuestras Cámaras; y representado también aquí, en esta reunión. 

 

La pandemia y sus efectos sociales y económicos, o la invasión de Ucrania y sus consecuencias en materia de seguridad y prosperidad; son sólo los dos últimos ejemplos, pero seguramente muy significativos de la importancia y los beneficios para todos, de la acción concertada y multilateral en defensa de los valores compartidos de nuestras sociedades democráticas. 

 

La profundización del diálogo entre nuestros países, no sólo fortalece nuestras relaciones bilaterales; sino que es un vector esencial para la integración de dos regiones: Europa e Iberoamérica, clave para la defensa de la libertad y la cohesión social; como digo, dentro de nuestras fronteras, pero también trascendiendo nuestras fronteras. 

 

España y México deben jugar ese papel de pivotes entre ambas regiones, lo hablábamos ayer por la noche, la alianza entre las democracias, entre los países que compartimos valores democráticos para estar más fuertes, para estar mejor preparados y para sobre todo sentirnos acompañados ante amenazas globales que pretenden desestabilizar nuestras naciones y nuestros sistemas democráticos, es crucial. 

 

En este sentido, apoyamos firmemente los avances en la modernización del Acuerdo Global entre México y la Unión Europea. 

 

Yo sólo constato un hecho que me parece incuestionable. Como decía el presidente, no conozco otro ejemplo igual, pues yo también quiero constatar algo incuestionable y es que cuando las democracias, cuando los países democráticos somos capaces de llegar a acuerdos y de actuar de manera coordinada y conjunta, nunca nos arrepentimos, nunca. 

 

Siempre lo que alcanzamos es más sólido, más potente y más eficaz y más efectivo frente al reto que queremos combatir y nunca nos arrepentimos, porque no hay más acción conjunta, porque no concurrimos más conjuntamente aquellos Estados que compartimos los mejores valores y sabemos que son los mejores valores. 

 

Queridos legisladores, son muchos los retos comunes que abordaremos a lo largo de la jornada de hoy. 

 

La cooperación económica y comercial, las políticas contra el cambio climático, otro gran ejemplo de reto global, o el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.  

 

Quien hubiese pensado que Naciones Unidas alcanzaría, con la concurrencia de todos los estados del mundo, prácticamente llegaría a un acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Yo no me lo hubiese creído, a lo mejor porque soy una descreída, pero nunca hubiese pensado que seríamos capaces, a nivel global, de alcanzar ese acuerdo. 

 

Si se ha conseguido alcanzar ese acuerdo, por qué no nos comprometemos cada uno de los Estados y también conjuntamente para poder alcanzar esos objetivos el año 2030; el 2035, lleguemos un poco tarde, pero lleguemos a esos objetivos. 

 

Pero de entre todos estos temas sobre los que hoy vamos a dedicar unas cuantas horas de debate, quisiera destacar entre todos el reto de construir una sociedad en la que las mujeres, es decir, la mitad de la población, no una minoría, no un grupo, no un colectivo -gracias, Presidente- sino la mitad de la población se integren en plena igualdad, con seguridad y reconocimiento de sus derechos, con libertad para desarrollar autónomamente sus vidas. 

 

La igualdad de género es un objetivo absolutamente prioritario si queremos que nuestras sociedades sean justas y, sobre todo, sean plenamente democráticas porque, como decía, afectan nada más y nada menos que al 51 por ciento de la población, como la representación de la Cámara del Congreso de los Estados Mexicanos. 

 

Decía el Presidente del Senado, el presidente Gil, que el premio Cervantes lo han obtenido seis de 48, es un primer paso pero claramente insuficiente. 

 

Muchos son los ámbitos en los que todavía hace falta avanzar en la brecha salarial, en la brecha de las pensiones de jubilación, porque una cosa va asociada a la otra.  

 

En la brecha de seguridad, las mujeres hoy siguen teniendo más miedo que los hombres cuando están en la calle, cuando pasean por la calle, y en la brecha también de conciliación y la corresponsabilidad. 

 

Esa es, yo creo, la revolución pendiente, la más profunda, porque significa tener que cambiar hábitos, costumbres y cultura profunda de nuestras sociedades. 

 

Pero ese es el reto que tenemos por delante, y, sin duda, el Siglo XX, estoy convencida, va a ser el Siglo de esa revolución pendiente para alcanzar esa igualdad. 

 

Enhorabuena a los mexicanos, también, y a las mexicanas, por haber alcanzado cambios legislativos que han permitido que hoy esas cámaras tengan mayor paridad y por tanto una mayor representación de igualdad de su sociedad. 

 

Ninguna conquista alcanzada se puede dar por sentada para siempre. Ese es otro aprendizaje que creo que debemos tener presente las democracias. 

 

Las inercias de las estructuras discriminatorias son fuertes y ofrecen constante resistencia. 

 

Por eso es tan importante mantener el impulso y el vigor en la defensa de la igualdad, pero también en la defensa de nuestras libertades. 

 

Para ello, es necesario el compromiso de las políticas públicas y también la fortaleza del sistema de garantías y protección que ofrece el Estado de Derecho. 

 

En democracia, es la ley la guardiana de los derechos, y exigir y garantizar su cumplimiento, es el instrumento para que la libertad y la igualdad sean reales y efectivas. 

 

Todos estos temas serán objeto de las sesiones de trabajo en la jornada de hoy. El debate entre miembros de nuestros parlamentos tiene, a mi modo de ver, un potente efecto multiplicador en el estrechamiento de nuestros lazos, de los lazos de afecto y de admiración de los que hablábamos ayer por la noche. 

 

Esa es la fortaleza de la diplomacia parlamentaria, de la que es expresión esta reunión; incorporar la pluralidad parlamentaria en la configuración de miradas compartidas sobre problemas y desafíos comunes. 

 

Por el contexto en el que nos encontramos y al que los presidentes han hecho ya referencia y sobre los que no me quiero parar ni hacer ningún añadido, ninguna reflexión adicional, estoy segura de que esta Decimosexta Reunión Interparlamentaria México-España, va a ser especialmente fructífera. 

 

Y por eso les deseo a todos ustedes un muy buen trabajo, unas muy buenas conclusiones, porque eso va a poner las bases para que estas reuniones interparlamentarias sigan produciéndose de manera intensa, de manera periódica y sigan, por tanto, contribuyendo a la relación entre nuestros países y nuestras sociedades. 

 

Muchísimas gracias a todos.