Versión estenográfica de la intervención del senador Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República y de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, en el panel “Fomentar la solidaridad y la acción para las personas en situaciones vulnerables”, de la Segunda Conferencia Parlamentaria sobre Diálogo Interreligioso.

 

Buenas tardes. Yo no sabía si iba a poder intervenir ayer. Intervine muy breve, tres minutos, fue respetuosísimo el tiempo, y hoy aquí tengo cuatro, pensé que iba a tener un poco más.

 

Pedí que pusieran un video, porque yo ayer compartía que una niña, palestina, de un grupo vulnerable, me pedía la intervención.

 

No se quiso proyectar el video, pero ustedes pueden ver que, está hablando en su idioma, y lo que dice es:

 

“Senador Gerardo Fernández Noroña:

 

“Mi nombre es Lamar, tengo 14 años.

 

“La guerra es muy difícil y vivimos con muchas dificultades.

 

“Tenemos que viajar largas distancias para obtener agua y alimentos, lo cual es un peligro para nosotros.

 

“Cuando éramos niños, perdimos a familiares y a compañeros de escuela; la escuela fue destruida. Tenemos derecho a aprender, como aprenden todos los niños del mundo.

 

“Somos un pueblo que ama la vida. Sálvanos, por favor”, que esa palabra es durísima.

 

O sea, yo, que soy un político de larga data, de muchas décadas, que hemos enfrentado situaciones muy difíciles en su momento en nuestro país, hoy gobernamos, nuestro movimiento, nunca fingí que alguna carga podía excederme; esta me excede con mucho.

 

Y entonces quizás esa es la razón por la que no se transmitió al final, 27 segundos, y que les pedimos que voten para detener este genocidio.

 

Yo ayer no quise utilizar ninguna calificación para decirles lo que pasa: 18 mil niñas y niños asesinados; casi 20 mil mujeres asesinadas, destruidas escuelas, mezquitas, toda ayuda humanitaria no se permite llegar.

 

No es una guerra, el pueblo palestino no tiene un ejército, no está armado, ni siquiera hay guerrillas.

 

Se puede calificar de la manera que se quiera lo que sucede en Palestina, pero una guerra no es.

 

Y yo quise volver a insistir sobre el tema, porque creo que las voces deben plantarse, porque creo que el silencio debe romperse, porque considero que esta situación no es aceptable en pleno siglo XXI.

 

Si el racismo, si el clasismo, si la misoginia, si la homofobia son lacras que no deberían existir más en nuestra sociedad, el fascismo, que ha resurgido con tanta fuerza en el mundo, esto que sucede al pueblo palestino, que son minoría, pero no lo eran, era su tierra.

 

Ahí llegó otro pueblo a asentarse y no se dio la coexistencia pacífica que debería darse, no se dio la conformación de dos estados nacionales, sino se está generando, por decirlo suave, la expulsión del pueblo que ahí estaba asentado.

 

Han perdido su raíz, han perdido sus casas, han perdido sus propiedades, han perdido absolutamente todo y están a punto de desaparecer como pueblo.

 

Se ha terminado mi tiempo.

 

Y yo lo único que añadiría es que consideren que, si en estos espacios no, hablamos sólo de la paz en abstracto, sólo del respeto en abstracto, sólo del intercambio de los diferentes puntos de vista entre las diferentes religiones y no tomamos iniciativas puntuales para en casos concretos como este cambiar las cosas, pues no es de mucha utilidad el tiempo que invertimos en estas reuniones.

 

Muchas gracias por su atención.