Versión estenográfica de la participación del senador Rafael Espino de la Peña, en el Foro “Hacia un Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares. Retos y Análisis”, realizado en el Palacio de Justicia de Puebla.

 

Muy buenos días a quienes nos acompañan en este quinto foro de los siete que vamos a realizar en esta primera etapa para promover el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares. 

 

Saludo al señor gobernador del Estado, Luis Miguel Barbosa Huerta. 

 

A su señora esposa, María del Rosario Orozco Caballero. 

 

Al presidente de la Junta de Coordinación Política, el senador Ricardo Monreal Ávila. 

 

A la senadora Nadia Navarro Acevedo. Le agradezco por su hospitalidad. 

 

A mis compañeros senadores, Miguel Ángel Mancera Espinosa; al senador, también, Damián Zepeda Vidales. Les agradezco mucho su presencia. 

 

Decía Platón que: “la peor forma de injusticia es la justicia simulada”. Una manea de que esto ocurra, es formulando normas que aunque su contenido parezca de avanzada, no resulten a la altura que demandan las circunstancias. 

 

Para evitarlo, necesitamos escuchar a todas las voces, a especialistas, a operadores jurídicos y a la sociedad en general, además de saber articular todas esas misiones con inteligencia para que la justicia sea una realidad. 

 

En el Senado de la República, hacemos nuestra labor legislativa con esta idea. Pretendemos mejorar la vida de las personas, garantizando de forma efectiva sus derechos mediante la emisión de leyes dirigidas a mejorar la integración familiar. 

 

La iniciativa del Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares que formuló el senador Ricardo Monreal Ávila, aquí presente, no es la excepción. 

 

Por el contrario. Queremos que su contenido sea práctico y estamos en esta ruta, gracias a las aportaciones recabadas en estos espacios de intercambio y reflexión. 

 

Sin duda, con estos intercambios el día de hoy, continuaremos robusteciendo con paneles relativos a procedimientos civiles, familiares y concursales, sobre medidas cautelares, así como los relativos al impacto que tiene la oralidad, considerando una perspectiva de género. 

 

Por este instrumento de aplicación general en todo el país, queremos uniformar los procedimientos civiles y familiares, plazos y criterios para hacerlos ágiles, abiertos y sencillos. 

 

Queremos que cada persona, sin importar en dónde se encuentre, tenga la misma experiencia al acercarse al sistema de justicia, que tenga confianza en sus instituciones y certidumbre, que sepa lo que espera, lo que va a suceder, que conozca cómo funciona la maquinaria jurisdiccional y con qué mecanismo de defensa cuenta. 

 

Pretendemos optimizar los recursos priorizando la oralidad sobre las actuaciones en papel, promoviendo formas alternativas de solución de controversias y modernizando diversos procesos, como los concursos civiles. 

 

Buscamos impulsar la justicia digital aprovechando las nuevas tecnologías, sin olvidar que no toda la población, desafortunadamente, tiene acceso a ellas o sabe usarlas, por lo que nos tocará prever otros mecanismos para que aseguren su garantía. 

 

En la opción de herramientas aún hay un gran camino por avanzar, pues según un diagnóstico al respecto del 2022 de “México Evalúa”, para el 2021, 30 poderes judiciales de entidades federativas habían celebrado audiencias por videoconferencias, y 29 tenían un sistema de gestión. Sólo dos instrumentaron los juicios en línea. 

 

Garantizar plenamente el derecho a la justicia genera una reacción en cadena para la protección de otras libertades y derechos, porque automáticamente potencia la facilidad de su ejercicio. 

 

Con este Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, pretendemos cuidar el espacio de acción más cercano a la gente y que más le importa, el de sus relaciones civiles y familiares, con especial atención en grupos en situación de vulnerabilidad o riesgo, como son los menores de edad, las mujeres, las personas con discapacidad o en situación de pobreza. 

 

Quiero agradecer a todas las personas que han participado con su experiencia y conocimiento en estas mesas de análisis, tanto las que ya celebramos como las que está pendientes, pues solamente mediante el diálogo podemos avanzar en el diseño de una normativa de justicia cotidiana que sea incluyente, innovadora y aplicable. 

 

Muchas gracias a todos por su atención.