Versión estenográfica de la Sesión Solemne del Senado de la República, para entregar el Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos 2021, a la escritora Elsa María Cross.  

 

SENADORA OLGA SÁNCHEZ CORDERO: Con fundamento en los artículos 56 y 56 quater del Reglamento del Senado, y en el decreto por el que se crea el Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos, damos inicio a la Sesión Solemne a fin de realizar la entrega correspondiente al año 2021. 

 

Damos la  bienvenida a nuestra galardonada con el Premio Literario Rosario Castellanos 2021, a la escritora Elsa María Cross y Anzaldúa. 

 

Asimismo, saludo la presencia de las y los integrantes de quienes integramos la Mesa Directiva del Senado de la República. Senador José Narro Céspedes, vicepresidente; senadora Alejandra Noemí Reynoso Sánchez, vicepresidenta; senadora Verónica Martínez García, vicepresidenta; senadora Verónica Noemí Camino Farjat, secretaria; senadora Verónica Delgadillo García, secretaria; senadora Martha Cecilia Márquez Alvarado, secretaria; senadora María Celeste Sánchez, secretaria; senador Sergio Pérez Flores, secretario. Senadora María Guadalupe Saldaña Cisneros, secretaria; y senadora Alejandra Lagunes Soto, secretaria; y senadora Katia Elizabeth Ávila Vázquez, secretaria. 

 

También agradezco la presencia de las y los invitados que nos acompañan en esta Sesión Solemne. 

 

Doy la bienvenida al señor Benito Rivera Izaguirre. A la señora Martha Patricia Espinosa. Al señor León Guillermo Gutiérrez, maestro de la UEM. Al señor licenciado Ursus Juárez Roque. Al señor Juan Elías Tovar Cross, hijo de la galardonada. A Jimena, a Tristán, a Maricarmen Férez, directora de la Casa del Poeta. Ana Mari Gomís, escritora. A Josué Landa, escritor, filósofo y profesor de la UNAM. 

 

A Lucina Jiménez, a Gabriel Guerra Castellanos, hijo de Rosario Castellanos, Gabriel, muchas gracias. 

 

A Mary Frances Rodríguez, directora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Anel Pérez, Ezra Alcázar. A la diputada Petrona de la Cruz Cruz, presidenta de la Comisión de Postulación de la Medalla Rosario Castellanos, del Congreso de Chiapas. A la diputada Leticia Méndez, diputada local de Chiapas. A Juan Carlos Gómez Aranda. 

 

Y, para dar inicio a la Sesión Solemne, por acuerdo de la Mesa Directiva, tiene el uso de la palabra el señor senador Eduardo Ramírez Aguilar. Por favor, senador, si es tan amable. 

 

SENADOR EDUARDO RAMÍREZ AGUILAR: Con la venia de la Presidenta y de la Mesa Directiva, saludo con mucho aprecio y cariño al hijo de nuestra gran escritora Rosario Castellanos, al analista político Gabriel Guerra Castellanos. 

 

Saludo también con mucho aprecio, a Mary Frances Rodríguez, directora de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. 

 

Saludo a Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes. 

 

A la diputada Petrona de la Cruz, presidenta de la Medalla Rosario Castellanos del Honorable Congreso del estado. 

 

A todos los dignos acompañantes, familiares y amigos de la hoy homenajeada en este evento trascendental en la historia del Senado mexicano.  

 

Rosario Castellanos es, sin duda, la escritora más importante del siglo XX. Su obra narrativa, poética, ensayística y teatral ha trascendido fronteras y épocas. 

 

La fuerza de su voz, salpicada por los usos y los términos de las lenguas indígenas de Chiapas, enriqueció la lengua castellana y resuena en numerosos idiomas del mundo. 

 

Rosario fue pionera en la apertura de espacios públicos para las mujeres en la vida pública, en la vida académica y en la diplomacia.  

 

Entregar, a partir de hoy cada año la presea que con su nombre reconoce el mérito de los escritores y escritoras, cuyas obras en español o en cualquiera de las lenguas habladas en Latinoamérica, es significativo, es una forma permanente de homenajear a la autora de “Oficio de tinieblas”, de “Balún Canán”, y otras obras magníficas que dejaron una profunda huella universal. 

 

Este premio permite al Senado acercarse al mundo de las letras, la creatividad, la imaginación, la crítica y belleza a la comprensión de nuestro tiempo, encontrando sentido en las palabras de Rosario Castellanos.  

 

En ese contexto, es un privilegio participar en la investidura de Elsa Cross, poeta, ensayista y traductora, como portadora definitiva de la presea correspondiente al Premio al Mérito Literario “Rosario Castellanos”, por cuanto su obra es una de las más significativas de la literatura contemporánea, pues en ellas se reúnen el rigor propio del pensamiento filosófico, profundo en que la autora nacida en la Ciudad de México ha sido formada con la capacidad creativa, las grandes lecturas y el conocimiento en francés y en inglés; idiomas desde los cuales ha vertido al español gran cantidad de libros. 

 

Ha publicado 29 libros y tuve la suerte de conocer su poesía con “Moira”, libro con el que ganó en Chiapas, mi tierra, la tierra de Rosario Castellanos, el Premio Interamericano de Poesía “Jaime Sabines” en 1992. 

 

Ha recibido además los galardones: Nacional de Poesía de Aguascalientes en 1989; la Medalla Bellas Artes en el año 2012; el Premio Iberoamericano Poesía de Ramón López Velarde en el año 2019; y el Nacional de Artes y Literatura en la rama de lingüística, el cual es la máxima distinción literaria que se otorga en México. 

 

Así se cumple este merecido reconocimiento con dar a este premio cuya entrega anual fue aprobada por el Senado, la estatura que merece la mujer que le da nombre al ser entregado a otra mujer, que enaltece desde luego la literatura.  

 

Enaltece su idioma y aporta a nuestra cultura obras escritas en otras lenguas, además de una muy amplia y sólida obra propia y un prestigio más allá de cualquier duda.  

 

Gracias, Elsa Cross, por tu legado.  

 

Gracias por tu poesía, por tu compromiso literario.  

 

Gracias, muchas gracias, a nombre de este Senado. 

 

SENADORA OLGA SÁNCHEZ CORDERO: El día 10 de diciembre del año 2019, el senador Óscar Eduardo Ramírez Aguilar, presentó una Iniciativa con el propósito de crear, en el marco del aniversario luctuoso de la escritora de origen chiapaneco, Rosario Castellanos Figueroa, el “Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos”, que el Senado de la República entregaría a escritoras y escritores como obra consolidada, escrita en idioma español o en cualquiera de las lenguas originarias de Latinoamérica, que pertenezca a los siguientes géneros literarios: Narrativa. Dramaturgia. Poesía y ensayo. 

 

El proyecto de Decreto de mérito fue discutido y analizado y discutido en el seno de las comisiones dictaminadoras y aprobado posteriormente por unanimidad, por el Pleno del Senado de la República el día 23 de marzo del 2021. 

 

Así, el 30 de marzo del 2021 fue publicado, en el Diario Oficial de la Federación, el Decreto por el que se crea el “Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos”, y se adiciona una fracción séptima, numeral primero, del artículo 56, y un artículo 56 quáter, del Reglamento del Senado de la República. 

 

Quero hacer hincapié en que esta será la primera vez que el Senado de la República imponga este Premio, por lo que, para estar en condiciones de entregarlo, la Comisión de Cultura llevó a cabo una amplia convocatoria para recibir las candidaturas por parte de las instituciones púbicas, organizaciones sociales y académicas, públicas o privadas de reconocido prestigio en el ámbito de las letras mexicanas y universales. 

 

Una vez recibidas las candidaturas, la Comisión evaluó cuidadosamente los perfiles para que, en términos de la convocatoria y el marco reglamentario correspondiente, la Cámara de Senadores estuviera en condiciones de elegir a la persona de letras merecedora al “Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos”. 

 

En cumplimiento al numeral tercero del acuerdo aprobado, solicito a la Secretaría y a la senadora María Guadalupe Saldaña Cisneros, dé lectura a la semblanza de Rosario Castellanos. 

 

Por favor, Secretaria. 

 

SENADORA MARÍA GUADALUPE SALDAÑA CISNEROS: Doy lectura, Presidenta: 

 

“Ahora estoy de regreso. Llevé lo que la ola para romper se lleva: Sal, espuma y estruendo, y toqué con mis manos una criatura viva: El silencio. Heme aquí suspirando, como el que ama, y se acuerda y está lejos. 

 

“Rosario Castellanos”. 

 

Rosario Castellanos Figueroa, nació en mayo de 1925, en el entonces Distrito Federal, pues su padre y madre se encontraban de paso en la Capital, pero de inmediato, fue llevada a Comitán de Domínguez, Chiapas. 

 

Ahí vivió su infancia, realizó sus estudios de primaria, dos años de secundaria, para regresar, a los 16 años, a la Capital y después ingresar a la Escuela Nacional de Jurisprudencia, de la Universidad Nacional Autónoma de México. 

 

Aunque poco tiempo después su vocación la llevó a la carrera de filosofía, concluyó la licenciatura y obtuvo el grado de maestra en filosofía, en la UNAM, con la tesis sobre cultura femenina. 

 

Fue becaria en el Instituto de Cultura Hispánica, y por el Centro Mexicano de Escritores. 

 

Asimismo, realizó cursos de postgrado en la Universidad de Madrid. Regresó a México en 1952 y asumió la Dirección del Instituto Chiapaneco de Ciencias y Artes de Chiapas, donde imprimió el conocimiento académico adquirido, enmarcado con una amplia visión humana. 

 

Los textos escolares que escribió para el Instituto Nacional Indigenista, dan cuenta de su sensibilidad. 

 

Fue docente de 1962 a 1971, e impartió las cátedras de Literatura Comparada, Novela Contemporánea, y el seminario de Crónica, en la Facultad de Filosofía y Letras, de la UNAM. 

 

Asimismo, fue maestra invitada por dos universidades de los Estados Unidos. 

 

Fue considerada como parte de la generación del medio siglo, que estuvo integrada por escritores como Jaime Sabines, Juan José Arriola, Jorge Ibargüengoitia, Juan Rulfo y Carlos Fuentes, entre otros; grupo del cual destacó por su profunda reflexión sobre la condición de desigualdad de las mujeres y los indígenas.  

 

De la agudeza de su pluma crítica, surgieron obras de la literatura mexicana que hoy son imprescindibles; en las que mostró aspectos culturales que hasta entonces no habían sido tratados, con una perspectiva de mujer y desde la visión de los pueblos originarios, lo indígena, de lo cual, fue su portavoz desde los libros. 

 

Ella es una de las escritoras más importantes del siglo XX, dentro de sus obras más destacadas en la prosa, se encuentran las novelas “Balún Canán”, merecedora del Premio Chiapas; y “Oficio de Tinieblas”, galardonada con el Premio Sor Juana Inés de la Cruz. Con las dos antes mencionadas, y “Ciudad Real”, ganó el Premio Javier Villaurrutia; tres obras que integran el ciclo de Chiapas y la trilogía indigenista más importante de la narrativa mexicana. 

 

“Los Convidados de Agosto” y “Álbum de Familia”, son dos textos que comparten un mismo eje narrativo; las relaciones de dominación y sumisión de la mujer mexicana.  

 

La antología titulada “Mujer que sabe Latín”, constituye un trabajo muy valioso, en palabras de Martha Lamas: “Ella es pionera intelectual del feminismo mexicano”. 

 

Su obra “Apuntes para una Declaración de Fe” y “Trayectoria del Polvo”, marcan la pauta del resto de su poesía. 

 

La complicación publicada en 1972, que lleva por título “Poesía No Eres Tú”, ha generado diversos estudios por su profundidad y significado. 

 

“El Eterno Femenino”, es una obra de la literatura mexicana, publicada dos años después de su muerte, que se convirtió en el ícono del movimiento feminista en México. 

 

En palabras del senador Eduardo Ramírez: “Fue una auténtica pionera que abrió espacios a la participación femenina en el arte, en la cultura, en la política y en el servicio”. 

 

En estos tiempos aciagos que nos toca vivir, cuando aún estamos en duelo por la pandemia mundial, que ha dejado a su paso dolorosas pérdidas y que presenciamos con profunda amargura, un estallido bélico que, sabemos representa muerte y devastación; es momento oportuno para recordar que tras su designación en 1971 como Embajadora Extraordinaria y Plenipotenciaria de México ante el Gobierno de Israel; y luego de presentar sus Cartas Credenciales, en el momento que ese país atravesaba por graves tensiones, fue recibida con la admiración de ser una de las más destacadas intelectuales de México. 

 

Al estallar la guerra de Yom Kipur, en 1973, cuando la mayoría del cuerpo diplomático abandonó el país; ella decidió continuar su labor, por lo que fue catalogada como la Embajadora de la Paz. 

 

En la adversidad mostró, además de capacidad diplomática, inteligencia, preparación y profundo respeto a la empatía por otra cultura.  

 

Rosario Castellanos dedicó su vida a la creación literaria con pulcritud. No alcanzaría esta Sesión Solemne para presentar la semblanza de una mujer como Rosario Castellanos. Su desempeño en el ámbito de la enseñanza, la literatura y la diplomacia; dejaron una huella imborrable. 

 

A pesar de su prematura muerte, ocurrida el 7 de agosto de 1974, dejó un legado imprescindible que enorgullece a la patria que la vio nacer. 

 

Es una autora atemporal, porque sus textos no pierden vigencia. Por esa relevante trayectoria, sus restos descansan hoy en la Rotonda de las Personas Ilustres, en cuya lápida está inscrito; “Sabed que entre mis labios de granito, quedaron detenidas las palabras”. 

 

Nunca mejor las palabras que en su adiós le dedicó Elena Poniatowska: “Al irse, se llevó su memoria, su risa, todo lo que era su modo de ser río, de ser aire, de ser adiós. 

 

En México la enterramos bajo la lluvia, la convertimos en parque público, en escuela, en lectura para todos y todas; la devolvimos a la tierra.  

 

Honra y prez para Rosario Castellanos Figueroa.  

 

Muchas gracias.  

 

SENADORA OLGA SÁNCHEZ CORDERO: Ahora se le concede el uso de la palabra a la senadora Susana Harp, presidenta de la Comisión de Cultura, a nombre de la Cámara de Senadores. 

 

Por favor, senadora. 

 

SENADORA SUSANA HARP ITURRIBARRÍA: Muchas gracias. Muy buenos días.  

 

Con su permiso, Presidenta; con su permiso, querida maestra Elsa Cross. Bienvenidos y bienvenidas sean todos y todas. 

 

La palabra es el arca de la memoria, dijo Rosario Castellanos en el primer párrafo de Balún Canán, refiriéndose a cómo los indígenas fueron desposeídos de la palabra. 

 

Rosario Castellanos nació en el año de 1925 y murió en 1974, antes de cumplir 50 años. 

 

Sus primeros años los vivió en Comitán, Chiapas, para más tarde salir a la Ciudad de México a realizar estudios de filosofía.  

 

Obtuvo la beca del Instituto Cultural Hispánica en el año de 1950, por lo que vivió dos años en Madrid, España. 

 

Fue también directora del Instituto Chiapaneco de Cultura y titular del Instituto Nacional Indigenista. 

 

También se desempeñó en el Servicio Exterior Mexicano.  

 

A pesar de que en su obra literaria abordó la vida cotidiana y las guerras de los indios de Chiapas, como ella los llamaba, no era una escritora indigenista; era mucho más que eso.  

 

A pesar de escribir con precisión la condición de ser mujer en México en los años 40 y 50, no era una escritora precursora del feminismo; era mucho más que eso. 

 

En sus obras hay una profunda reflexión de la condición humana, ciertamente expresada en el trato injusto hacia los indígenas o en la cosificación de la mujer por parte de los hombres; pero su obra fue mucho más que eso. 

 

En “Mujer que sabe latín” escribió: “Antítesis de Pigmalión, el hombre no aspira, a través de la belleza, a convertir una estatua a un ser vivo, sino un ser vivo en una estatua”.   

 

Y decimos que la obra de Rosario Castellanos fue mucho más que todo eso, porque en su tiempo hacer literatura, estudiar filosofía, devolver tierras a los indígenas tzotziles o criticar los modos masculinos no eran actos comunes en un mundo ordenado y organizado por y para los hombres, incluso en la literatura.  

 

Había que subvertir el orden y, si no era posible, había que describirlo tal como era. Y esa fue la forma en la que esta notable escritora mexicana realizó su obra literaria.  

 

Una autora que, como pocos, abarcó los géneros de la poesía, el cuento, la novela y el ensayo.  

 

Exploradora de la vida a través de las letras, a Manuel Caballo le dijo: “Escribir ha sido más que nada explicarme a mí  misma las cosas que no entiendo, cosas que a primera vista son confusas o difícilmente comprensibles”. 

 

Para el Senado de la República, la mejor forma de celebrar la obra de Rosario Castellanos, es convocar en su nombre a otras personalidades de las letras y reconocer en tiempo y forma su trabajo.  

 

Y qué mejor manera de celebrar la literatura con la muy destacada maestra Elsa Cross, quien fue elegida de manera unánime por el jurado de este premio. 

 

Su nombre y su obra, prestigia desde ahora en esta primera adjudicación a este Premio Literario. 

 

Agradecemos profundamente a quienes acompañaron este proceso como jurados. A la doctora Lucina Jiménez, directora general del INBAL. A la maestra Anel Pérez, titular de Literatura y Fomento de la Lectura de la UNAM. Al maestro Ezra Alcázar, representante del Fondo de Cultura Económica. Y al arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, miembro del Colegio Nacional. 

 

Muchas gracias por su tiempo, por su dedicación. Muchas gracias. 

 

Y cabe decir que la obra de la maestra Castellanos y la obra de la maestra Cross son muy distintas, pero no distantes, porque en ambas, se habla de manera sensible y sincera, porque su voz viene desde la profundidad de ser mujer. 

 

En ocasión del “Premio Diana Moreno Toscano” a la promesa literaria entregada a la maestra Elsa Cross, en 1967, por el jurado integrado por Octavio Paz, Juan José Arreola, Rubén Bonifaz Nuño, José Luis Martínez y Héctor Azar, la maestra Rosario Castellanos comentó sobre la joven autora. 

 

De manera unánime, también, su elección recayó sobre Elsa Cross, con beneplácito de quienes conocen y aprecian la versatilidad de su talento, el empeño con que trabaja y el rigor con que se está formando. 

 

No dudamos que esta distinción tan merecida le será útil y que pronto leeremos el libro en el que recoja lo que ahora anda disperso en cuadernos de hojas efímeras y que se dé a la luz ese material inédito. 

 

Desde ahora, nos preparamos a disfrutarlo y aplaudirlo. 

 

Esto dijo Rosario Castellanos de Elsa Cross, en 1967. 

 

Elsa Cross pertenece a una generación muy rica y diversa. Las personas que la rodearon desde sus primeros años como poeta, más que influencias su obra le abrieron el mundo, porque se dedicaban a las letras, dramaturgia, filosofía, humanidades y demás actividades del quehacer artístico. 

 

Personalidades como Juan José Arreola, Ludwik Margules, Héctor Azar, o Emilio Carballido. Pensadores como Rilke, Mallarmé o Pavesi. O tradiciones como el movimiento hippie, el pensamiento oriental, también están presentes en su reflexión, en su obra y en su vida, porque para Elsa Cross, la poesía es una expresión del conocimiento, es una forma de acercarse a la verdad más profunda del ser. 

 

La poesía, es el ser que se expresa a través del poeta; la voz del poeta que quiere interpretar al ser. Es una búsqueda de la unidad, de la vía del entendimiento y del lenguaje. Por ello, la poesía está en todo y todo está en la poesía, porque la poesía es esencia sutil del universo. 

 

Cito a la galardonada: “No hay sucesión ni límite. No hay causación. No hay otro. Antes y después desaparecen, dentro y fuera, cerca y lejos, ¿de qué? Si todo es uno y eso sólo soy yo. 

 

“Toman mi forma las cosas que contemplo. En ellas me recreo. Aún, tiempo, estoy en ellas, las traspaso y duermo eternamente en el vacío.” 

 

Muchas gracias. 

 

SENADORA OLGA SÁNCHEZ CORDERO: Muchas gracias a la senadora Susana Harp. 

 

Quiero solicitarles a las y los senadores, y a todos nuestros invitados, ponernos de pie para el acto de entrega, a la ciudadana Elsa María Cross, del “Reconocimiento al Mérito Literario Rosario Castellanos”, y del diploma, correspondientes al año 2021. 

 

Por favor. 

 

(ENTREGA DE RECONOCIMIENTO Y MEDALLA) 

 

 

Sírvanse tomar asiento, por favor. 

 

Se concede el uso de la palabra a la escritora Elsa María Cross y Anzaldúa, galardonada al Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos 2021. 

 

Por favor. 

 

ESCRITORA ELSA MARÍA CROSS Y ANZALDÚA: Honorable Senado de la República. 

 

Señoras y señores: 

 

Agradezco profundamente la distinción que se otorga a mi trabajo, con el Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos. Entre muchas razones, porque lleva el nombre de esta mujer admirable, a quien recuerdo con profundo afecto, pues fue mi maestra de Literatura Comparada en la Facultad de Filosofía y Letras; y a ella pude mostrar mi primera brevísima colección de poemas, a la que dio su aprobación. 

 

Agradezco también que hayan postulado mi trabajo para este premio, a la propia Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, mi Alma Máter; y a su directora, la doctora Mary Frances Rodríguez Van Gort. Y a la Casa del Poeta Ramón López Velarde, y a su también directora, la licenciada Maricarmen Férez, aquí presentes. 

 

Y, quisiera decir que la Casa del Poeta, desde hace 30 años ha desarrollado una tarea ejemplar e infatigable, en lo que toca al cultivo y la difusión de la poesía. 

 

Rosario Castellanos es una figura de enorme importancia, porque a pesar de haber vivido en una época en que era sumamente difícil para una mujer abrirse paso y alcanzar un desarrollo intelectual pleno; abrió muchos caminos, como poeta y escritora, al igual que como intelectual y maestra; como precursora de una lucha feminista inteligente. Y también, como defensora de nuestras comunidades indígenas y sus haberes tradicionales, con la apreciación lúcida y dignificadora que tuvo sobre ellos. 

 

Celebro también que se esté abriendo en la Ciudad de México, una Universidad con el nombre de Rosario Castellanos, y ojalá que bajo el auspicio de su nombre, esta Universidad impulse con decisión, el desarrollo artístico y cultural que tanto se necesita en todos los niveles educativos del país. 

 

Un país sin cultura, es un país sin destino. La cultura en general, así como las ciencias y las artes, está más allá de cualquier ideología política, de cualquier persuasión religiosa o fines que sean ajenos a su propia esencia. 

 

Cuando se ha tratado de ponerles el servicio de otros intereses, se les ha desvirtuado. 

 

El arte, en particular, no es elitista, no es privilegio de ninguna clase social y debemos impedir que eso suceda, poniéndolo al alcance de todos. 

 

Es indispensable preservar la excepcional riqueza de todas nuestras culturas originarias tan defendidas, como ya dije, por la propia Rosario Castellanos. 

 

Muy pocos países tienen tal diversidad de lenguas, de herencias míticas; tal variedad de músicas, de danzas, de expresiones artesanales. 

 

Desde hace décadas ha habido un amplio movimiento para reivindicar las tradiciones indígenas, así como diversas asociaciones para impulsar el creciente desarrollo literario de sus lenguas.  

 

Hay muchos notables poetas contemporáneos, hombres y mujeres, en lengua náhuatl, zapoteca, mazateca, tzotzil y diversas variantes del maya, entre otras.  

 

Las lenguas son un instrumento muy eficaz para salvaguardar la memoria de los pueblos y debemos defender su sostenimiento y su desarrollo, sobre todo al saber que de las 68 lenguas vivas que hay en el país, el 60 por ciento está en vías de desaparición.  

 

Igualmente valioso es el gran arte universal, cuya tradición de milenios nos permite percibir la evolución del espíritu humano.  

 

El arte se ha expresado a través de la música, de la pintura y la escultura, del teatro, de la danza, de una literatura escrita en poesía y prosa, que desde la antigua Sumeria puede remontarse a más de cuatro milenios. 

 

No podemos ignorar ni desdeñar esa gran cultura, que es patrimonio de la humanidad mucho antes de que existiera la UNESCO.  

 

México ha hecho grandes aportaciones a ella y también se ha enriquecido de su vasto caudal, que tampoco podemos limitar a las identidades regionales y nacionales, aunque se nutra de ellas. 

 

El arte es una expresión muy alta del espíritu.  

 

Que este país reconozca a sus artistas es loable y agradezco profundamente lo que me toca, pero siento que es urgente que exista una política pública de Estado que proporcione a sus niños y a sus jóvenes una educación artística formal y de calidad, que ojalá pueda llegar a ser, además de los talleres y muchas otras cosas que por suerte existen, tan importante como las matemáticas, la gramática o la historia, a lo largo de los tres niveles educativos. Es importante en la misma medida. 

 

Se ha comprobado científicamente, por ejemplo, cómo el estudio de la música propicia un desarrollo cerebral mucho mayor. Toda inversión en el arte y la cultura va a redituar en la formación de mejores ciudadanos y personas.  

 

Los efectos del arte no se pueden medir ni cuantificar, pues son invisibles, y tal vez por eso son más poderosos.  

 

Como miembro de la comunidad cultural, no puedo evitar sentir cada vez que se recorta un presupuesto al arte y la cultura para destinarlo a otros proyectos o macro proyectos, cualesquiera que éstos sean, que es una victoria para las fuerzas más oscuras del país. 

 

Es muy grave que dejemos que el talento y la creatividad de nuestras más jóvenes generaciones, quede o siga a la deriva, a merced de la banalidad, la vulgaridad y la violencia siempre crecientes, que inundan los contenidos de la mayoría de los medios de difusión y el uso insalubre de muchas redes sociales, sin ofrecer a nuestros jóvenes un contrapeso, una defensa interna, en un tiempo en el que hay una total crisis de valores, ya no digamos morales, sino simplemente humanos. 

 

Los modelos de vida que actualmente tienen un o una joven, partiendo del escenario anterior, son deplorables y sus efectos son devastadores, como podemos corroborar casi todos los días en las noticias. 

 

Sería deseable, y es una petición humilde, que de este Recinto emanaran leyes que los protejan, salvaguardando el patrimonio cultural y espiritual, y a los artistas que lo producen, que es lo que puede ofrecer un auténtico contrapeso a la irresponsables exaltación que hacen los medios de la violencia y el crimen. 

 

Mi optimismo sobre el efecto profundo proviene en gran medida de recordar un taller de poesía que daba yo en los años 60, en el Centro Cultural “La Pirámide”, en Mixcoac, al que llegó un muchacho que decía haber sido un chavo banda, hasta que descubrió la poesía, que le cambió la vida. 

 

Y hay que tener en cuenta la transformación profunda que en zonas marginales de la Ciudad de México han tenido las fábricas de artes y oficios, llamadas “Los Faros”, desde hace décadas, y que son los pirales de una formación artística que podría llegar a constituir la base de una universidad de los oficios y las artes. 

 

Ojalá y el arte fuera una panacea universal; no lo es. pero al menos da herramientas, como decía Nietzsche, “para soportar la realidad”, o podría agregarse para ver su lado más luminoso. 

 

Durante la pandemia, que todos hemos padecido, ha habido muchísimas personas que se han refugiado en el arte y la cultura, como medios de sobrevivencia espiritual. 

 

Cuando no entendemos alguna de las manifestaciones del arte, éste nos invita a descubrir, a adquirir, o a crear dentro de nosotros mismos los instrumentos de sensibilidad, de inteligencia, de cultura, que necesitamos para captarlo y entrar en el mundo inagotable que nos ofrece. 

 

El arte, indudablemente lleva el propio entendimiento y experiencia de la vida a niveles más altos. Refina la percepción y la sensibilidad, enriquece los intereses de los jóvenes, diversifica su creatividad, satisface de muchas maneras su necesidad de expresión y permite que esta juventud cifre y sustente su identidad, no en seguir tendencias de moda o influencers, sino en adquirir, como era el ideal de educación en los pueblos náhuatls: Un rostro y un corazón. Un rostro y un corazón propios, no influidos ni que sirvan a otros intereses. 

 

Miguel León Portilla dice en su “Toltecáyotl”: In Ixtli, In Yollotl. La cara, el corazón, simbolizan siempre lo que hoy llamaríamos fisonomía moral y principio dinámico del ser humano. 

 

A quienes fuimos adolescentes o jóvenes, en la década de los 60, nos tocó iniciar grandes cambios en todos los órdenes. Es indescriptible la efervescencia de ideas y de ideales que hubo en aquella época, en todo el mundo. 

 

Recuerdo haber visto entonces, un lema muy simple pintado en una barda, la palabra “revolución”, a la que se había tachado la “r”, dejando “evolución”. Me impresionó por su verdad, pues siento que mientras no haya en nosotros una genuina y poderosa evolución interior, podremos hacer las revoluciones que sea, poner a un país de cabeza; pero seguiremos cayendo en los mismos errores. 

 

Otra de las virtudes del arte, por cuanto éste está más allá de cualquier ideología o partidismo, es que no separa ni crea divisiones ni dualidades; sino que une. Un ejemplo es la creación, hace más de dos décadas, por parte del gran músico argentino-israelí, Daniel Barenboim, y del intelectual palestino, ya fallecido, Edward Said; de la Orquesta West-Eastern Divan, que desde entonces reúne y a pesar de constantes y severas crisis políticas, a músicos jóvenes israelíes y palestinos; así como de otros países árabes, en una demostración permanente de cómo la música permite superar dificultades inconciliables; si no en el plano político, sí en el plano humano. 

 

Esos jóvenes músicos no sólo son un grupo solidario, sino que han llegado a formar una Orquesta Sinfónica de primer orden, internacionalmente. Y esto podría verse como un paradigma de lo que se ha llamado educación para la paz. 

 

No se trata desde luego, de que todos los jóvenes sean artistas, pero cualquiera que sea su vocación o su camino en la vida, por la sensibilidad y el conocimiento que obtengan de su contacto con cualquier forma del arte, su visión de la realidad y sus capacidades de respuesta, se verán inmensamente enriquecidas. 

 

Que sigan oyendo la música que quieran, por poner un ejemplo, pero que aprendan a escuchar a Beethoven y a Silvestre Revueltas. Que pinten bardas, pero que sepan que existen Francisco Toledo y Leonora Carrington.  

 

En lo personal, creo que mi experiencia de la vida habría sido muy gris, sin Mozart, sin Botticelli; sin la poesía de Carlos Pellicer, de José Gorostiza y de Octavio Paz. 

 

Nuevamente, agradezco de corazón a todos este Premio, muy en especial a la Comisión de Cultura del Senado y a los miembros del Jurado. 

 

Y, muchas gracias a esta Cámara por su grata hospitalidad. 

 

Quiero terminar leyendo el fragmento de un poema extraordinario de Rosario Castellanos “El resplandor del ser”: 

 

“Amanece en el Valle. Con qué lento resplandor se sonrosa la nieve de las cimas y cómo se difunde la luz en el silencio. Hechizada contemplo el milagro de estar como en el centro puro de un diamante. A despertar, vivir, amar, amar el viento como un amor de pájaro”.  

 

Muchas gracias. 

 

SENADORA OLGA SÁNCHEZ CORDERO: Honorable Asamblea: Dos mujeres son el centro de este evento. 

 

Una, la galardonada; otra, la mujer en cuyo honor se ha instituido. 

 

Hoy, el ser mujer se viste de gala. 

 

Me congratula tener la oportunidad de otorgar, a nombre de cada una, de cada uno de las y los senadores, la Presea Rosario Castellanos. Galardón dirigido a escritoras y escritores con una obra consolidada, escrita en idioma español o en cualquiera de las lenguas originarias de Latinoamérica, y que pertenezca a los géneros literarios de la narrativa, dramaturgia, poesía o ensayo, en su edición 2021; a la poeta, ensayista y traductora mexicana, Elsa María Cross y Anzaldúa.  

 

Dos mujeres son honradas. Dos mujeres que en México han dejado huella en las letras mexicanas. Dos mujeres que desafiaron el tiempo con sus textos. Dos mujeres que merecen el reconocimiento de todos y de todas nosotras, porque ser mujer en México, ser escritora en México, ser poeta en México no es una tarea fácil. 

 

Viene, parafraseando a la homenajeada, “…de una brisa cubriendo el clima entero”, el país entero, una brisa. Dos mujeres brillan hoy en este sitio y ambas lo hacen por mérito propio, por sus méritos, y con ellas dos todas las de México. 

 

“Sopla una brisa que va haciendo que las mujeres de nuestra matria se convierten cada vez más en símbolos de libertad, de igualdad, de cambio y de poder”. 

 

La vida y obra de las homenajeadas lo demuestra. Rosario Castellanos: Paradigma de la literatura mexicana, que a través de la literatura ligó lo cotidiano con el interés por el papel de la mujer en la sociedad y por la crítica del enfoque del patriarcado de su época. 

 

Rosario, fue una visionaria y parteaguas de las causas feministas. Permitió, a través de sus personajes femeninos, la descripción de los ambientes de su época y paradójicamente, a través muchas veces de los mismos silencios femeninos, y permitió la participación de las mujeres en el diálogo. 

 

Por ello, me llena de orgullo que en este 2022 se otorgue la “presea Rosario Castellanos” a Elsa Cross, una mujer que refrenda lo que Voltaire decía sobre la poesía: “Que es la música del alma, sobre todo de las almas grandes y sensibles”. 

 

Elsa Cross es de ese tipo de almas. Es filósofa, profesora, creadora, pero sobre todo es creadora de la música del alma. 

 

Es autora, desde hace décadas, de una poesía fina y sutil, romántica pero fuerte, a media voz, pero a toda voz, como ha sido y debe seguir siendo la conquista por los espacios por parte de nosotras las mujeres. 

 

El mar se extiende más allá del tiempo inamovible. El mar se extiende en olas que no rompen, debemos romperlas. 

 

Muchas gracias. Muchas gracias. 

 

A nombre del Senado de la República, dese expresar nuestro más profundo agradecimiento a quienes nos han acompañado en esta Sesión Solemne. 

 

Y se les solicita ponerse de pie para entonar nuestro Himno Nacional Mexicano. 

 

 

(Himno Nacional Mexicano) 

 

 

GRITOS DE “Viva Rosario Castellanos”. 

 

¡Viva! 

 

GRITOS DE “Viva Elsa Cross”. 

 

¡Viva! 

 

SENADORA OLGA SÁNCHEZ CORDERO: Solicito atentamente a mis compañeras y compañeros senadores, permanezcamos en el Salón de Sesiones, para continuar con nuestra Sesión Ordinaria. 

 

Se levanta la Sesión Solemne. 

 

Y les pediría, a la Comisión de atención a la maestra Cross, que también la acompañe.