Número - 011
- Este tipo de agresiones se dirigen frecuentemente a las mujeres y a las niñas dentro del núcleo familiar.
Para las mujeres que han experimentado algún tipo de violencia durante su vida, la familia fue el círculo de apoyo más cercano, pero también es donde se registran las agresiones más fuertes en su contra, advirtió la senadora Olga Sánchez Cordero, por lo que es necesario terminar con el ciclo de la violencia doméstica y evitar que se normalice, aseguró.
La presidenta de la Comisión de Justicia destacó que la Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares reportó, de octubre de 2020 a octubre de 2021, 11.4 por ciento de mujeres, de 15 años o más, que experimentaron violencia en el ámbito familiar.
Durante el ciclo de conferencias “Por una vida libre de violencia familiar”, Sánchez Cordero subrayó que el estudio destacó que la violencia psicológica fue la de mayor prevalencia en el ámbito familiar, seguida por la violencia económica, patrimonial y física; y que entre las personas agresoras están las y los hermanos, el padre y, muchas veces, la madre.
La legisladora de Morena subrayó que la pandemia agudizó la violencia en el ámbito familiar; ya que las mujeres y las niñas que creían tener un espacio seguro, que iban a la escuela y al trabajo, compartían, las 24 horas de los siete días de la semana, el espacio con sus violentadores.
Sánchez Cordero explicó que la Comisión Nacional de Derechos Humanos define a la violencia familiar como un acto de poder, dirigido a dominar, someter, controlar, agredir física o verbalmente, psicoemocionalmente o sexualmente a cualquier integrante de la familia.
La legisladora afirmó que el abuso por parte de un familiar le puede ocurrir a cualquiera y que “la pandemia nos enseñó que también afecta a los niños, adolescentes y adultos mayores. Pero, la violencia doméstica se dirige frecuentemente a las mujeres y a las niñas, por lo que son ellas quienes más sufren esta amenaza a sus derechos humanos.
Este tipo de agresiones, agregó, abarca desde la violencia física, sexual, económica, psicológica y las amenazas, y se produce en el seno familiar. “La misma familia, a quien las mujeres acuden a pedir ayuda, muchas veces son sus principales violentadores”.
La única manera de terminar con el ciclo de la violencia doméstica, aseveró Olga Sánchez Cordero, es con medidas para erradicarla, identificar las agresiones y evitar que se normalicen.
Enfatizó que el Senado de la República tiene la tarea de fortalecer a las instituciones, para que aquellas mujeres que son víctimas de cualquier tipo de violencia, tengan la confianza de acercarse y pedir ayuda.
Y añadió que continuará con la lucha por el derecho de todas las mujeres a vivir una vida libre de violencia, con reformas legislativas y foros de difusión, para que las niñas, adolescentes y mujeres tengan las herramientas para identificar el abuso.
Cindy Rodríguez Bandala, investigadora del IPN, dijo que la violencia familiar incrementa el riesgo de padecer enfermedades crónicas y degenerativas, a través del estrés crónico intermitente que modifica los genes y genera daño celular a las víctimas.
Propuso que los daños celulares y genéticos, que sufren quienes son víctimas de agresiones, ya sean niñas, adolescentes o mujeres, deben determinarse y considerarse en la legislación como agravantes.
Celia Aguilar Setién, directora general de Planeación y Evaluación del Instituto Nacional de las Mujeres, reconoció que los estados y el gobierno no tienen mecanismos para atender la violencia familiar, a pesar de que se ha avanzado en una legislación para castigar los delitos que se cometen en el ámbito doméstico.